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lunes, 16 de enero de 2023

La buena lluvia sabe cuándo caer, Anchee Min

Anchee Min nació en Shanghai, China, en 1957) aunque está nacionalizada estadounidense, residiendo en Los Ángeles. Muchas de sus novelas son autobiográficas y reflejan períodos de la historia de China con especial atención a los personajes femeninos. En su época de niña y joven, sufrió en China los peores trabajos que llegaron a afectar profundamente a su salud. En un momento llegó a trabajar como empleada en una productora de cine y ayudada por una compañera y con mucha suerte pudo conseguir un visado y marchar a Estados Unidos en 1984, a pesar de su absoluto desconocimiento del idioma inglés. Tuvo que malvivir durante varios años con trabajos precarios y compañías desafortunadas hasta conseguir graduarse en Bellas Artes en el Instituto de Arte de Chicago. Compagina la escritura con otras artes como la pintura, la fotografía y la música. Este libro que hoy comentamos fue publicado en 2013.

Una joven consigue escapar de la China comunista de Mao con la ilusión de iniciar una nueva vida y cumplir el sueño de ser libre. En su China natal, la consideraban una mujer sin futuro, una «semilla seca». La única opción de Anchee era la huida: dejar atrás aquel régimen totalitario y empezar de nuevo en un país donde existiera la libertad. Pero la tierra prometida tampoco se revela como un lugar fácil, sobre todo al principio, cuando la soledad se alía con la pobreza: una ciudad desconocida y no siempre acogedora, trabajos precarios, marginación social y desalmados dispuestos a aprovecharse. Ésta es la realidad que parece empeñarse en acompañar a la muchacha en su país adoptivo, pero pese a todos estos sinsabores, Anchee nunca pierde la esperanza de que un día se imponga la alegría. En el fondo de su corazón, la experiencia le ha enseñado que esa semilla de Oriente no crecerá solo gracias a los cálidos y amables rayos del sol, sino que también hacen falta las frías gotas de lluvia para llegar a florecer.

La buena lluvia sabe cuándo caer.

Se presenta solo cuando la primavera la invita.

Dejándose llevar por el viento, humedece la noche.

Y cuida de la tierra en un silencio discreto.

Du Fu (712-770)

Una historia real —la vida de la propia autora— contada de forma directa y cruda, que resultará impactante para el lector al conocer los diferentes avatares por los que transitó. De lectura fácil y amena, quizá monótona en algunos momentos, la Vida —con mayúsculas— se presentará ante los ojos del lector de forma descarnada y cruel con datos de la vida en China y en Estados Unidos —dos culturas muy diferentes—, que no siempre es exactamente igual a las ideas preconcebidas. Un relato apasionado de gran viveza que calará en el lector al revelar un sinfín de aspectos acerca de cómo sobrellevar las dificultades y encarar la vida con ilusión y con la esperanza (cierta) de un mañana mejor a pesar de las penalidades. Una definición impactante que la autora brinda a una amiga de cómo era la vida en China… «Era como estar ahorcado, tienes el cuello partido, pero la muerte no llega». Muy interesante casi como un libro de auto ayuda para recordar cuando se piensa que la vida propia es muy dura… ¿comparada con quién?

Una vez fuera del avión, fui en busca del servicio de señoras. Ver todos los letreros en inglés me confundía. Seguí a una mujer hasta una sala con un símbolo que mostraba a una señora con falda. Me alegré de que fuera el lugar que buscaba. No había nadie haciendo cola. Miré a mi alrededor para asegurarme de que estaba donde yo pensaba. Entré en uno de los retretes y cerré la puerta. Nunca había visto un váter tan limpio y espacioso. Saltaba a la vista un rollo de papel. Era de un blanco inmaculado y suave al tacto. Me pregunté cuánto costaría. No pensaba utilizarlo si había que pagar por ello.

domingo, 1 de enero de 2023

Canciones para el incendio, de Juan Gabriel Vásquez

 

Libro correspondiente a la 42ª edición del Club de Lectura de ALQS2D durante el cuarto trimestre de 2022.

Juan Gabriel Vásquez nació en Bogotá en 1973. Estudio derecho en la Universidad del Rosario de su ciudad natal y tras su graduación se instaló en París durante los años 1996 a 1999, doctorándose en Literatura Latinoamericana en la Universidad de la Sorbona. Tras vivir un tiempo en Bélgica y Barcelona, regresó a su ciudad natal. Reconocedor de su seguimiento a Gabriel García Márquez y sus Cien años de soledad, quiere huir del realismo mágico buscando una realidad desmesurada en claves diferenciadoras. Columnista del diario colombiano «El Espectador», colaborador en numerosas revistas y suplementos culturales, también ejerce como traductor y cuenta con numerosas novelas y ensayos publicados en una treintena de países, por los que ha obtenido premios de relevancia en varios países, entre ellos el Alfaguara de 2011 por «El ruido de las cosas al caer».

Pero Aurelia creyó siempre que la violencia avisaba, que era como un animal cuyo paso pesado se siente en la distancia, y que ella sabría reconocer las señales y escapar a tiempo.

Es este en realidad un libro compuesto por nueve relatos, cuatro de los cuales habían aparecido en los medios, aunque han sido revisados por el autor. Los títulos de los relatos son Mujer en la orilla, El doble, Las ranas, Las malas noticias, Nosotros, Aeropuerto, Los muchachos, El último corrido y por último Canciones para el incendio que sirve de título general. Todos los relatos son de corte diferente, con distintos personajes y situaciones como, por ejemplo, una fotógrafa que ve algo que no debiera, un veterano de la guerra de Corea que recupera recuerdos o una niña que aparece de la mano de un desconocido en la hacienda de su abuela. Las situaciones llevan a los personajes a giros radicales en sus vidas por mor de sus encuentros fortuitos en situaciones difíciles con violencias no esperadas.

No sé, no podría nunca saber, dónde están ahora esos huesos tristes.

Al tratarse de un libro con relatos inconexos independientes, podemos intercalar su lectura con otras obras y utilizar esos ratos perdidos que surgen. Una prosa muy cuidada introduce al lector en contextos verosímiles donde los personajes se desenvuelven con verosimilitud para afrontar situaciones violentas no esperadas. Historias sencillas que enganchan al lector sin que este se plantee su abandono. Agradable y entretenida lectura, en píldoras cortas pero intensas, especialmente la última que da título al libro. El autor indaga en situaciones violentas que surgieron por doquier en su país demostrando una gran maestría en este tipo de relatos o novelas cortas.

Los ejércitos conservadores, oficiales o no, destruyeron las estatuas que homenajeaban a los fundadores, rompieron a golpes de picas las lápidas y los monumentos, arrancaron de cuajo los portones de hierro, desterraron los anturios y profanaron las tumbas.

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