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sábado, 12 de marzo de 2022

La señora March, de Virginia Feito

Virginia Feito nació en Madrid en 1988, y vivió en París, en Londres —donde cursó Literatura inglesa y Arte dramático en Queen Mary University, alimentando su amor por la literatura gótica y el teatro—, en Nueva York y nuevamente en Madrid. Estudió publicidad en la Miami Ad School. Ha trabajado en importantes agencias de publicidad y ganado premios en festivales nacionales e internacionales. En 2019 decidió dejarlo todo para dedicarse a escribir en inglés «La señora March» , su primera novela, que ocasionó una subasta por los derechos en Estados Unidos, está siendo traducida a varios idiomas, y Blumhouse Productions está desarrollando la versión cinematográfica de la novela, junto con Elisabeth Moss, que interpretará a la señora March. Publicada en 2021, la crítica estadounidense la ha comparado con Patricia Highsmith, Hitchcock o Shirley Jackson. (Texto recogido del final de la propia novela)

Así pues, había enseñado a Martha cómo debía poner la mesa todos los días para comer y para cenar: con los candelabros de plata, las servilletas con las iniciales bordadas, el pan de aceitunas negras en su cestito de plata y el vino en el decantador. Todo ello estaba dispuesto sobre el mantel de lino bordado que había pertenecido a la abuela de la señora March (y que formaba parte de un ajuar que su madre se había mostrado muy reacia a entregarle, ya que iba a casarse con un hombre divorciado y, para colmo, en una ceremonia civil).

La señora March está casada con George March, un escritor de éxito. Han vivido tiempos felices en una exclusiva zona neoyorkina, pero algunos lectores del último libro creen identificar a la protagonista —una prostituta— con la señora March, de forma no precisamente favorable. Diferentes cuestiones van anidando en su cabeza que la llevan a complicarse sus eventos diarios, no solo con su marido sino también con otras personas con los que mantiene relación, con lo que su vida se auto condiciona y empieza a derrumbarse en una espiral de verdades y falsedades que ella no acierta a asumir.

 George hacía ruido al masticar la comida, aunque mantenía la boca cerrada. Ella oía partirse los espárragos entre sus dientes, cómo se enjuagaba ligeramente con el vino antes de tragárselo, y veía la saliva en las comisuras de sus labios cuando los separaba. Todo eso le daba dentera,…

Atraído —quizá demasiado— por las buenas críticas a esta novela y teniendo en cuenta que no tengo mucha afición por esta temática, no he encontrado tanta ilusión en su lectura como me prometía. El relato es entretenido y las situaciones por las que transita la protagonista muy del día a día de una acomodada familia neoyorkina donde se las tiene que ver además de con su propia familia, con los vecinos, el portero, la directora del colegio de su hijo, la panadera… Se mantiene por los pelos la atención del lector sin grandes sobresaltos e introduciendo pequeñas píldoras consustanciales a la trama que surgen de la inventiva de la protagonista y con las que tiene que lidiar. Como curiosidad, aunque la señora March tiene nombre, no lo sabremos hasta…y tendremos que leer 895 veces en el texto «La señora March» hasta poder averiguar su verdadero nombre. En algún sitio la he visto calificada como un «thriller psicológico» lo que me paree tremendamente pretencioso. Hay situaciones de la vida cotidiana con las que nos podremos sentir identificados, salvando las distancias culturales, pero tampoco es como para echar las campanas al vuelo. Justita y en mi modesta opinión, sin tantos parabienes como la han dedicado. Lo siento.

Los sucesos de los últimos días la incordiaban como moscas cebándose en un cadáver.

 

miércoles, 9 de marzo de 2022

Los dos lados, de Teresa Cardona

Teresa Cardona, madrileña nacida en 1973, es una autora muy reconocida en Francia, aunque no sea por su auténtico nombre. Allí, además de hacerse un hueco en el selecto universo noir (polar), ha recibido el aplauso unánime de crítica y público con «Un travail à finir» y «Terres brûlées», dos novelas negras firmadas junto a Eric Damien bajo el seudónimo de Eric Todenne. A caballo entre Alemania y España, «Los dos lados», publicado recientemente el pasado día 2 de marzo de 2022, es el primer trabajo de esta autora en nuestro país. (Texto recogido del dossier de prensa de la editorial Siruela).

Tras las vacaciones de verano, el jardinero de un gran chalet unifamiliar en San Lorenzo del Escorial, localidad de la sierra madrileña, encuentra maniatado y sujeto al suelo del caseto de herramientas el cadáver de un hombre sin ninguna identificación que ha sufrido una muerte horrible por deshidratación (sed): «El muerto estaba en posición fetal, con las manos y los pies atados con una cuerda verde que hacía un contraste macabro con la palidez de la piel. El que lo había amarrado se había asegurado sujetando la cuerda a unas antiguas barras de hierro ancladas en el cemento. El hombre había muerto con la vista hacia el techo y, cuando iluminaron este, vieron una botella de agua mineral que se balanceaba del cable de la bombilla». El puesto de la Guardia Civil de la localidad se encarga del caso con la teniente recién llegada a España Karen Blecker y el brigada José Luis Cano, que lo primero que deben averiguar es la identidad del fallecido, completamente desconocido en una localidad relativamente pequeña donde todo el mundo se conoce. Los investigadores irán avanzando poco a poco en sus relaciones personales y en el caso hasta conectar el suceso con unos hechos acaecidos en la localidad veintisiete años antes, en una época en que España estaba bajo los efectos de las amenazas de ETA. La acción se desarrolla en dos épocas, 1989 y 2016, conectadas de una forma que el lector deberá averiguar a medida que avance en su lectura hasta desembocar en un desenlace inesperado.

Olía a café recién molido, a pan y a la grasa de los jamones. Vestido con una bata blanca impecable, Guillermo cortaba jamón tras un mostrador repleto de quesos y embutidos. Los saludó por su nombre, lo que provocó que la mujer que esperaba, que era la misma con la que había chocado Karen en la acera, se volviese hacia ellos.

Martín Casariego ha dicho de esta novela que «Los dos lados es una novela policiaca empapada de filosofía, profunda y absorbente. Demos la bienvenida a Teresa Cardona, una nueva voz que hará disfrutar tremendamente a sus lectores». El disfrute al que alude Casariego será mayor si se tiene el privilegio de vivir en San Lorenzo del Escorial, pues la ambientación de la novela está profundamente relacionada con fiestas, calles, plazas y lugares de la localidad, amén de aparecer personajes reales actuales (Guillermo, Álvaro...) muy conocidos. Las dos épocas en las que transcurre la acción motivan al lector a tratar de conectar los hechos a medida que avanza en la lectura, una lectura amena y con reflexiones colaterales que harán pensar al lector sobre temas como el terrorismo, las relaciones personales, la venganza y otras. ¿El fin justifica los medios? ¿Hasta dónde puede llegar una venganza? Según en el lado que se esté (recordemos el título del libro) las emociones y las justificaciones pueden ser muy diferentes. El dicho de «La venganza es un plato que se sirve frío» es muy aplicable en esta historia en la que el dilema está servido, quedando para el curioso lector decidir en su fuero interno si justifica o no «este asesinato» al conocer quién al final se toma la justicia por su mano.

En el banco de granito que rodeaba el bar Alaska, bajo la sombra de los castaños, se sentaban unos ancianos que hablaban entre sí con las manos apoyadas en sus bastones. Karen intentó apartarse un poco del flujo de la gente. La cabeza le daba vueltas…

 

 

jueves, 3 de marzo de 2022

Historia de dos ciudades, de Charles Dickens

Charles Dickens, escritor británico nacido de 1812 en Portsmouth. Es uno de los máximos exponentes de la novela realista en Inglaterra. Con diez años, en 1822, se trasladó con su familia a Londres, donde su padre fue encarcelado por deudas, lo que llevó al pequeño Charles a sufrir las condiciones de vida de las clases humildes, Autodidacta, consiguió hacerse pasante y periodista, llegando a casarse con la hija del director del «Morning Chronicle», periódico que difundió sus publicaciones por entregas sobre asuntos de su tiempo. Viajó por Italia, Suiza y Francia y de vuelta fundó algunos diarios y semanarios en los que publicó ensayos casi siempre versando sobre reformas sociales; realizó algunas incursiones en el campo teatral y fundó el «Daily News», periódico que tendría una corta existencia. Su etapa de madurez literaria se inauguró con «Dombey e hijo» (1848), novela en la que alcanzó un control casi perfecto de los recursos novelísticos y cuyo argumento planificó hasta el último detalle, con lo que superó la tendencia a la improvisación de sus primeros títulos, en que daba rienda suelta a su proverbial inventiva a la hora de crear situaciones y personajes, responsable en ocasiones de la falta de unidad de la obra. Tras una gira por Estados Unidos en 1867, se confirmó su notoriedad como escritor. Sufrió un accidente de ferrocarril que le dejó secuelas en su quebrantada salud hasta su muerte en 1870. Autor muy prolífico, cuenta en su haber con una numerosa bibliografía; el libro «Historia de dos ciudades» que hoy comentamos fue inicialmente publicado por entregas en 1859.

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos. La edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos, íbamos directamente al cielo y nos perdíamos en sentido opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere tanto al bien como al mal, solo es aceptable la comparación en grado superlativo.

Las ciudades son Londres y París, y por extensión Inglaterra con sus problemas políticos y sociales y una Francia revolucionaria en los años anteriores a su Revolución Francesa de 1789. Un contraste del modo de vida de estas dos ciudades con la supuesta tranquilidad y futuro de Londres frente a una convulsa París que acabará en el horror de la revolución. Dado que el libro está escrito ochenta años después de los hechos, los críticos sostienen que Dickens basó su novela sobre la obra de Carlyle sobre la revolución francesa pero con nuevos sentimientos en un relato que te atrapa y te mete de lleno en los hechos revolucionarios de Francia en el siglo XVIII. Lucía Manette va a conocer a su padre que lleva preso en la Bastilla desde hace 18 años, consiguiendo llevárselo a Inglaterra. Se casará con Charles Darnay, procedente de una familia francesa que regresará a París y será detenido y encarcelado, Lucía y su padre viajarán de nuevo a París, poniendo en peligro sus vidas, para tratar de interceder y sacar de la cárcel a su marido viviendo de cerca todo el horror de la revolución sustentado en la sombra de la guillotina.

Al mirar al tribunal y a los asistentes, se podría haber creído que se había alterado el orden natural de las cosas y que los criminales juzgaban a los hombres honrados. La hez de la ciudad, los individuos más bestiales y crueles eran los que inspiraban las resoluciones del tribunal, haciendo comentarios, aplaudiendo o desaprobando e imponiendo su voluntad.

Se trata de un libro clásico, aclamado por todos desde su publicación, pero en mi caso me ha costado empezar a disfrutar de él hasta más de la mitad, reconociendo sin embargo una prosa magnífica, unas descripciones formidables y la construcción de unos personajes física y psicológicamente impecables. En esa primera mitad el relato de los hechos parece inconexo y puede despistar en el seguimiento de la trama. Los suburbios parisinos, la guillotina, un banco inglés con sucursal en París, las cárceles… lugares en los que se adentrará el lector junto con los personajes viviendo casi en directo y primera fila los hechos. Sin un protagonista claro, numerosos personajes tanto de la nobleza como el pueblo llano desfilan por los párrafos del libro haciendo las delicias del lector, que en la tercera parte llegará, sin duda, al extásis, si ha sobrevivido a las dos primeras. Una crónica histórica de la época que nos desvela los cambios sociales en dos ciudades emblemáticas de la época. Un libro que enriquecerá al lector que se acerque a sus páginas.

...los añosos árboles que la sierra había de convertir en tablas para construir aquella plataforma movible, provista de su cesta y de su cuchilla, que tan terrible fama había de alcanzar en la Historia.