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domingo, 19 de febrero de 2017

Un monstruo viene a verme, de Patrick Ness

Patrick Ness es un autor estadounidense nacido en Alexandría, Virginia, pero que ha vivido en diferentes localizaciones debido a la profesión militar de su padre. Estudió literatura y se ha dedicado a ella en varios aspectos desde su graduación, publicando su primer cuento en 1997. En 2005 obtuvo la nacionalidad británica tras vivir en ese país desde 1999. Da clases en la universidad de Oxford y colabora con los principales medios ingleses de prensa. Con varias novelas publicadas, siente especial predilección por la ficción infantil y de adolescentes y por el mundo de los cuentos, muchos de los cuales están disponibles en su página web.

El autor comienza el libro mencionando su admiración por Siobhan Dowd y explicando como surgió esta historia: «Solo la conozco como la conoceréis la mayoría de vosotros: a través de sus extraordinarios libros. Cuatro novelas para jóvenes llenas de fuerza, dos de ellas publicadas en vida, dos después de su temprana muerte. Si no las habéis leído, poned remedio a ese descuido inmediatamente». La historia es sencilla, se sigue con facilidad y contiene elementos fantásticos pero también de la vida diaria de un adolescente de trece años en sus relaciones en el colegio con compañeros y profesores, así como con un padre separado que vive en Estados Unidos, su madre enferma terminal de cáncer y una abuela materna a la que no soporta. La medianoche y concretamente las 00:07 horas es un momento clave en las relaciones de Conor O’Malley con el monstruo, que en una secuencia no aclarada de ficción o realidad, da forma a una repetitiva pesadilla y se acerca a Conor para amedrentarle, contarle tres historias y requerirle que le devuelva la información en una cuarta, sobre la que tendrá que poner un cuidado exquisito en su elaboración para no sufrir unas penas no aclaradas. El viejo árbol que contempla desde la ventana de su casa tiene ahora una forma humana aterradora y busca una verdad que Conor se resiste a creer. Los destrozos físicos producidos por el monstruo en la casa de Conor y de su abuela son reales y atribuidos por los adultos al propio protagonista que no puede en los primeros momentos hacer referencia alguna al monstruo que le visita.
«Tu vida no la escribes con palabras —dijo el monstruo—. La escribes con acciones. Lo que piensas no es importante. Lo único importante es lo que haces».
Tenía noticias de la existencia de la película pero no que estuviera basada en un libro, información que el director del film muy premiado, Juan Antonio Bayona, mencionó en sus agradecimientos en la pasada gala de entrega de los Goya. Dicho y hecho y para seguir mi costumbre, se imponía leer el libro antes de ver la película. La lectura, sencilla y agradable, me llevó poco más de dos horas en devorar los algo más de 34.000 vocablos, casi lo mismo que dura la película que es algo menos de dos horas. Vamos, que en cuatro horas podemos hacer un combinado completo muy atractivo de lectura y visionado. Parece una historia de terror pero encubre varios dramas humanos reales y actuales que nos harán reflexionar a medida que avancemos en este relato mágico, fascinante, emocionante por momentos y para un público de cualquier edad dispuesto a disfrutar y sufrir un poco en su estado emocional y sus concepciones acerca de dramas cotidianos como son la separación familiar, la enfermedad, la muerte, el acoso escolar… que sin duda despertarán sentimientos encontrados en el lector. Si bien yo lo he leído en su formato digital, la edición en papel está muy cuidada y es tildada con frecuencia de «preciosidad» en los comentarios de los lectores, además de tener un precio muy ajustado.

viernes, 10 de febrero de 2017

Operación Navidad, saga INSPECTOR DISASTER 01, de Carmen Fernández

Carmen, Carmela, Fernández es gallega y traductora de portugués, inglés y francés. Su bautizo oficial en el mundo de las lenguas coincidió con la coronación del Rey Juan Carlos, por lo que se atrevería a decir que 1975 fue un año clave en la vida de ambos. Lo de escribir le viene de más lejos: Rosalía de Castro fue la culpable. Y es que la poetisa gallega despertaba entre los aprendices de literatas de entonces casi el mismo furor que Elrubius entre los aprendices de Youtuber de ahora.

Cumplía además, a su juicio, los criterios indispensables para seguir la estela de la fecunda escritora: el amor por el gallego (del que, a decir verdad, poco sabía), un profundísimo sentimiento de incomprensión y gran dosis de morriña, acrecentada por un úlcera pertinaz que la mantenía postrada la mayor parte del curso escolar. Con tan buenos mimbres, lo de escribir bien o no poco importaba para tejer una bella cesta.

Fruto de esa época fueron algunos excelentes poemas, como el dedicado a una perrilla que la abandonó demasiado pronto. Su primera estrofa decía así:
«Toxiña dos Toxeiros
Filla de meu corazón
Eu quérote
Eu ámote
Más no sei porque
doute amor».
Su pasión por la poesía fue desvaneciéndose a medida que sanaba su úlcera, lo que, a la vista del versito anterior, fue una gran suerte para todos. Colgó y retomó repetida y sucesivamente la pluma, el bolígrafo, la Olivetti y el ordenador —por este orden— al albur de su ardor creativo y emocional. Y dejó muchos proyectos a medio acabar en el camino. Hoy sigue traduciendo la obra de otros a la espera de que un día sean otros los que traduzcan la suya. (Texto facilitado por la propia autora).

Podemos ver todo lo relativo a este libro y otros proyectos en la página web del Inspector Disaster, de donde se puede descargar de forma gratuita en varios formatos. También encontraremos magníficas lecturas cortas y complementarias en su blog.

Difícil hacer una sipnosis de este primer libro de la serie tras su lectura. Alguien ha robado los juguetes que estaban preparados y dispuestos para que los Reyes Magos y afines hicieran felices a niños y mayores en Navidad y el Inspector Disaster, Maxi Disaster, se hace cargo de la investigación, en la que incorporará un sinfín de personajes entre los que podemos citar a Pocholete con su fiel perro pelotas, Peinaíto, Melacojo, Elfonso, Malatesti, Marta-Mari, Tecomo Toita o «La niña mora de Groenlandia», que discurrirán por los más variados encuadres de la geografía nacional y extranjera como los sótanos de la Puerta del Sol de Madrid, una Plaza de toros, una residencia de ancianos, el polígono industrial del Cobo Calleja, Puerto Madero, el barco Titánicus e incluso Buenos Aires, en pos de localizar y recuperar el cargamento. Situaciones variopintas en las que el «prota» y una pléyade de compinches y amigos desarrollan un sinfín de ideas y acciones que cuando menos sorprenderán por su ingenio, a veces desmesurado, al lector. Al final, solucionado el entuerto, otra aventura espera al inspector: «Un tal señor Pérez requiere con máxima urgencia mi colaboración para investigar un inexplicable robo en el depósito internacional de dientes de leche ».

Aunque por la portada y las ilustraciones interiores de Pablo Matera podría parecer que está dedicado a niños o adolescentes, no me atrevería yo a afirmarlo categóricamente. La acción también lo corrobora pero el lenguaje empleado por la autora dista mucho de ser entendible por un público juvenil, al contener giros y vocablos que ponen el español a una gran altura. Acciones sencillas son descritas con una riqueza de vocabulario que cuando menos extraña al lector por encontrárselo en una obra de estas características. A medida que se avanza en la lectura se van encadenando situaciones hilarantes que rayan lo esperpéntico en sus personajes y las actuaciones de estos, con unas descripciones de las cuáles el siguiente párrafo es un ejemplo de las muchas que nos podemos encontrar:
«No creo pecar de exagerado si hablo de rotundo éxito a pesar de las dificultades propias de tamaño operativo, y más aún de las exógenas, harto reseñables dada la diversidad idiosincrática de los participantes y su falta de empatía por no hablar de abierta hostilidad.
Si conseguimos abstraernos de la verosimilitud de los hechos, podremos disfrutar con las ocurrencias de los personajes y el rico lenguaje empleado por la autora. Un libro difícil de recomendar, destinado a un público especial, de ese que recurriendo a un símil puede disfrutar en películas de Woody Allen que considere un tostón dedicando su atención a planos, encuadres y aspectos que pudieran parecer secundarios. Cortito, algo menos de treinta mil vocablos, que se leen de carrerilla, aunque muchos estarán tentados de abandonar a la primera de cambio si la historia no les «cuadra» y no la encuentran entretenida, divertida o cuando menos ocurrente. En resumen, un libro especial que tiene sin duda sus resplandores, de diferentes tipos, pero que no todos los lectores presumo sabrán encontrar.

lunes, 6 de febrero de 2017

Un año en Galicia. John Barlow



Hace tiempo en un foro que hubo que cambiar de servidor y que ya nunca fue lo mismo. Teníamos una "Cafetería" en la que hablábamos de todo tipo de temas, un día hablando de "Entre Limones" (reseñado en su día  aquí por Angel Luis ) Susana nos comentó que su marido (inglés) también había escrito un libro.

En ese momento el libro solo estaba publicado en castellano en Amazon y yo no tenía kindle. Estas navidades con la aplicación de kindle en la tableta  me acordé de él y como últimamente me cuesta leer cosas con una trama complicada me animé.

Todo un acierto, un año John decide que tiene que probar todas las partes del cerdo y aprovecha para recorrer su tierra de adopción Galicia, en ocasiones con su mujer (Susana gallega ella) e incluso con su pequeño hijo y contar sus sensaciones.

No os voy a destripar si lo consigue o no, pero tanto los lugares que visita como las descripciones de las partes del cerdo que come y de una típica matanza gallega no tienen desperdicio.

Son pequeños capítulos fáciles de leer y con entidad propia, cada uno de ellos te cuenta una pequeña historia relacionada tanto con una parte del cerdo a comer como con una zona de Galicia a recorrer, aunque hace una pequeña incursión al cercano León. 

Altamente recomendable, lástima que haya perdido la pista de Susana para darle la enhorabuena.