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lunes, 23 de septiembre de 2019

Sabino Fernández Campo. La sombra del Rey, de Manuel Soriano

Manuel Soriano Navarro es un periodista y escritor nacido en Badajoz en 1952, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Perteneciente a una generación de periodistas que asistió en primera fila a la denominada Transición Española, comenzó su labor profesional en 1974 en el diario Ya, pasando posteriormente por Diario 16, Tiempo y El Independiente. En 1996 y con motivo de la llegada del Partido Popular al poder, fue nombrado jefe de prensa del Ministerio de Educación y Cultura por su titular, Esperanza Aguirre, a la que siguió posteriormente en diversos cargos en la Comunidad de Madrid, entre los que llegó a la dirección de TeleMadrid.

La sinopsis a continuación está recogida de la contraportada del libro. «No siempre el fin justifica los medios, ni siquiera atendiendo a esa suprema razón de Estado —tantas veces definida a gusto de quien la esgrime—, si los medios no son lícitos y, mucho menos, si tampoco lo es el fin.» Estas palabras de Sabino Fernández Campo, que mantienen una permanente actualidad en momentos de graves tensiones e inquietudes políticas, podrían resumir el pensamiento de un hombre que, desde su elevada responsabilidad como principal consejero del Rey, ha sabido conjugar los principios éticos con una indudable capacidad de actuación en la sombra que muy bien cabría calificar de maquiavélica. ¿Quién es este personaje a la vez brillante y discreto que, desde los bastidores de La Zarzuela, ha intervenido en los asuntos más delicados de la alta política española apoyando la tarea integradora y de consolidación de la democracia ejercida por el Rey? Manuel Soriano, destacado testigo e investigador de los avatares de la política nacional desde los tiempos de la transición, desmenuza en este libro los hechos y circunstancias que han rodeado la larga trayectoria profesional de Sabino Fernández Campo: su destacado papel en la Secretaría del Ministerio del Ejército durante los últimos quince años del franquismo, su antigua relación con Alfonso Armada, su «descubrimiento» de don Juan Carlos y la Monarquía constitucional evolucionando desde sus orígenes falangistas, su decisiva intervención en el desbaratamiento del golpe de Estado del 23-F y, lo que no es menos importante, la constante influencia que ha ejercido sobre la institución monárquica para proteger su imagen y consolidar, con una aguda visión de futuro, sus necesarios rasgos de ejemplaridad y autoridad moral.
Me ha asistido en todo momento —dice el Rey en el decreto de su nombramiento como conde de Latores—con agudo talento, prudente criterio, leal consejo y generosidad ilimitada en las tareas que me ha correspondido realizar a lo largo de una etapa trascendental de la Historia de España durante la que se llevó a buen término la transición política que ha culminado con el asentamiento de la democracia y la Monarquía parlamentaria en el marco de la Constitución.
Sabino Fernández, fallecido en 2009, fue uno de los hombres más queridos y admirados por todos los españoles (los que saben quién era). Su famosa frase en los momentos álgidos del 23-F, contestando telefónicamente al General Juste con un escueto «Ni está, ni se le espera» en relación con la presencia de Alfonso Armada en la Zarzuela, ha quedado para los anales y es utilizada en multitud de ocasiones. El desgranaje de la vida de este personaje público pero que como bien dice el subtítulo estaba siempre en la sombra, es la excusa del autor para darnos un magnífico paseo histórico por muchos de los acontecimientos relevantes de la Historia de España del Siglo XX. Una detallada investigación con profusión de nombres y hechos que deberíamos tener presentes todos los españoles en estos tiempos de confusión política. El lector disfrutará con el relato ameno y contundente que llevará a los interesados a más lecturas de otros libros o a la investigación de hechos y personajes que se mencionan pero que lógicamente no se desarrollan; por ejemplo, ¿Quién es —era, porque ha fallecido— José Sintés Anglada, el único «coincidente laboral» de la Casa Real al que no saludó Gabino en su despedida? o, ¿Qué asunto es ese de la tertulia de los cocidos de Zarraluqui? Aprenderemos mucha historia reciente con esta lectura, pero a poco que sintamos curiosidad e investiguemos nos sentiremos huérfanos de mucho más.
Ha podido haber, y si no hubiera sido muy triste mi papel durante dieciséis años en la Casa Real, opiniones distintas; ha podido haber consejos atendidos o no; puede haber diferencias de criterios en la apreciación de una cosa que, una vez expuestas, el que tiene que decidir es el que decide y, por lo tanto, con la altura enorme que separa al Rey de cualquier asesor como yo, el hablar de discrepancias lo rechazo totalmente. Estoy seguro de que el Rey no diría esa palabra, porque el no tiene por qué discrepar de mí, sino no hacerme caso, y se acabó.

sábado, 21 de septiembre de 2019

Los Austrias 2. El tiempo en sus manos, de José Luis Corral Lafuente

José Luis Corral Lafuente, aragonés nacido en 1957 en Daroca, es catedrático de Historia Medieval en la universidad de Zaragoza, profesor invitado en varias universidades españolas y extranjeras y uno de los maestros indiscutibles del género conocido como novela histórica. Es autor de cientos de artículos y una treintena de ensayos y novelas, algunas de las cuales han sido reseñadas en este blog y pueden encontrarse utilizando el buscador, habiendo colaborado también en numerosos medios de comunicación y revistas de divulgación, siendo destacado asesor en documentales y películas como la dirigida por Ridley Scott y que lleva por título «1492. La conquista del paraíso». La relación de publicaciones de este autor es muy extensa y puede encontrarse en la red utilizando cualquier buscador, pero aprovecho esta reseña para destacar, como una apreciación personal, «El salón dorado», primera que leí de este autor hace ya muchos años y me convirtió en un incondicional de sus escritos. Como es justo decirlo todo, también mencionar la que menos me gustó, «El códice del peregrino» cuya reseña en este blog puede consultarse en este enlace. Este libro que hoy comentamos, «El tiempo en sus manos» es la continuación de la serie dedicada a «Los Austrias» que comenzó con «El vuelo del águila», reseñado aquí y que finalizará con «El dueño del mundo».

Como ya hiciera en el primer volumen de la serie, el autor recupera en esta novela la mezcla de hechos y personajes históricos contrastados con personajes de ficción para conseguir un armazón redondo para el relato. Una época crítica la relatada estructurada en cinco capítulos —El emperador, La mujer más hermosa, La corona del mundo, Tiempo de melancolía y Tiempo de angustia—, y que comprende los años intensos que van desde los comienzos de 1519 en que Carlos I de España se proclama emperador de Alemania como Carlos V hasta 1539, cuando muere su amadísima esposa Isabel y año en que el emperador empieza a estar cansado de tanta actividad política y guerrera, asediado por unos y otros dentro y fuera de España. «Convertido en el monarca más poderoso del mundo, dueño de media Europa y de las Indias, se verá obligado a afrontar los problemas de unidad del imperio cristiano frente a la ofensiva turca». La época está más que tratada y documentada por los historiadores, pero eso no implica que sea conocida por la gran mayoría con el detalle suficiente. Sigue como principal personaje de ficción el médico converso Pedro Losantos y su familia, amenazados por la sombra de la Inquisición por su pasado judío y que se ve obligado a cometer ciertas acciones que no tienen nada que ver con su oficio y algunas de ellas en contra de su voluntad y de su juramento hipocrático, pero es muy difícil sino imposible contradecir los mandatos de un rey o emperador.

Con la publicación hace unos meses de «Batallador», un nuevo libro de este autor del que he leído (casi) todos sus libros, he caído en la cuenta de que tenía pendiente la lectura de este y el siguiente dedicado a Los Austrias y que se ubica en una época histórica muy interesante y por la que tengo especial debilidad. Cuidadoso como siempre en aclarar lo que el relato tiene de real o de ficción, el lector disfrutará enormemente con la historia y de paso recordará y llenará lagunas que pueda tener de la Historia con mayúsculas. Narraciones y diálogos se conjugan magistralmente para dar una continuidad a la historia e incitar al lector a no abandonar la lectura. Al final del libro, como es costumbre en este autor, se relacionan hechos y personajes reales y ficticios, una cronología escueta y una abundante bibliografía. Aunque he de decir que la serie de televisión «Carlos» me defraudó un poco, especialmente comparándola con la anterior de «Isabel», su visionado puede ser un perfecto complemento de la lectura o viceversa. En todo caso recomiendo disfrutar con el relato ameno y educativo de las 784 páginas para la edición en papel o los 207.000 vocablos en su edición electrónica, llenos de rigor histórico como es costumbre en este autor, inclusive en la muy cuidada psicología de los personajes de ficción construidos para brindarnos un relato armonioso sumamente atrayente al lector que guste de este tipo de género y que se verá predispuesto a acometer el tercero y último de la serie. Carlos I de España y V de Alemania siempre será objeto de culto.


miércoles, 18 de septiembre de 2019

Stoner, de John Williams

John Edward Williams nació en Clarksville, Texas, en 1922. Comenzó trabajando en periódicos y en la radio hasta que en 1942 se alistó en el ejército con destinos en la India y Birmania por algo más de dos años. Ya mayor, en 1950, obtuvo un título universitario y un master y ejerció como profesor en la universidades de Misouri y Denver. Cultivó el género de la novela y la poesía, alcanzando cierta notoriedad por esta novela «Stoner (1965)» y por «El hijo del César (Augustus) (1973)». Murió en Arkansas en 1994.

William Stoner es hijo único de unos granjeros estadounidenses que parece va seguir la vida de sus progenitores en una dura y continua pelea con la tierra. Con gran esfuerzo, su padre le envía a estudiar agricultura a la universidad de Missouri con la esperanza de que vuelva con conocimientos para mejorar sus cultivos. Pero su etapa universitaria significa un giro de 180 grados a su futuro, donde, gracias a un viejo profesor, encuentra en la literatura la razón de su vida y acabará dando clases como profesor universitario siendo admirado por alumnos y profesores. Su integridad y sus valores le procurarán numerosas vicisitudes laborales, personales y familiares que irá lidiando a base de aplicar una clara postura estoica de aceptación y lucha activa.
Y aquélla fue una de las leyendas que empezó a asociarse con su nombre, leyendas que crecieron en detalles y elaboración año tras año, progresando como un mito del hecho personal a la verdad ritual. A sus cuarenta y muchos parecía mucho más viejo. Su cabello, denso y rebelde como lo había sido en su juventud, era casi uniformemente blanco.
Esta novela lleva publicada más de cincuenta años y me atrevo a calificarla como una de las obras maestras más ignoradas. Avanzando en su lectura, de una prosa sencilla pero cautivadora que pone al lector en la escena como si la estuviera viviendo, me venían a la mente retazos de otro grande de la literatura también casi olvidado como es Manuel Chaves Nogales, del que hemos reseñado algunos libros en este blog que pueden localizarse utilizando el buscador. William Stoner es un personaje, sólido, redondo, sencillo, que nos muestra a lo largo de su vida como sostener una integridad personal y cultivar unos valores que, no importan las épocas, son necesarios cada vez más en la vida de las personas y sus relaciones con los demás. «Es una manera de hablar, de contar, que han merecido el elogio unánime de la crítica». Una lectura concisa y precisa de 246 páginas que recomiendo vivamente y que me alegro de haber descubierto gracias a la indicación de mi amigo Luis al que agradezco su recomendación.
Le alojaron en una planta superior que alguna vez había sido un almacén; sus únicos muebles eran un somier de hierro negro de bastidores caídos que sujetaban un delgado colchón de plumas, una mesa rota que sostenía una lámpara de queroseno, una sencilla silla coja y una caja grande que utilizaba como escritorio.

…observó que las manos con las que sostenía el libro empezaron a temblar casi por separado. Temblaron durante unos instantes antes de poder controlarlas metiéndoselas en los bolsillos, cerrando los puños, y dejándolas allí.

Intentaba leer al azar, por propio placer e indulgencia, muchas de las cosas que había estado años esperando poder leer. Pero la mente no le dejaba ir donde él quería, desviaba la atención de las páginas que tenía delante y cada vez más a menudo, se encontraba a sí mismo mirando inexpresivamente al frente, a la nada.

Y como cualquier viajero, sentía que había muchas cosas que tenía que hacer antes de irse, si bien no recordaba cuáles.