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sábado, 21 de julio de 2018

República luminosa, de Andrés Barba

Andrés Barba Muñiz nació en Madrid en 1975. Hijo de un profesor de literatura, es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, habiendo dado clases en esta universidad y en el Bowdoin College de Estados Unidos donde ha residido un tiempo, así como en Italia buscando otras perspectivas de vida. Se ha prodigado como novelista, ensayista, traductor, guionista e incluso fotógrafo. Se dio a conocer en 2001 al quedar finalista del premio Herralde con su novela «La hermana de Katia», premio que finalmente obtuvo en 2017 con la novela que comentamos hoy, «República luminosa», en 2017. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y son reseñables sus trabajos como traductor de inglés y español para varias editoriales. No se acerca a las redes sociales ni mantiene página web porque, en sus propias palabras, «me da cierta vergüenza y por indolencia, también. Internet te gasta mucha energía, sobre todo estar pendiente de lo que se dice de ti. Si estuviera en eso no tendría tiempo para escribir».

En 1993 llega a San Cristóbal un funcionario del área de asuntos sociales con su mujer y su hija de nueve años. San Cristóbal es una ciudad tropical acorralada entre un río y la selva. En la ciudad malvive un grupo de niños entre 9 y 13 años abandonados o sin familia, que subsisten a base de pequeñas fechorías y de la caridad pública. Los niños tienen sus propios códigos para relacionarse, sus propias jerarquías y hasta un extraño lenguaje no inteligible salvo por una adolescente de clase media, Teresa Ontaño, que escribe un diario con algunas anotaciones sobre la peculiar forma de entenderse entre los chicos. Un día acometen un asalto a un supermercado que acaba de forma violenta provocando muertes por acuchillamiento. Son niños, pero también algunos se han convertido en asesinos. El grupo de niños huye a la selva y son ya un problema para la comunidad que trata de localizarlos para detenerlos como vulgares delincuentes, a la vez que familias normales empiezan a sentir que sus propios hijos empatizan con ellos e incluso se quieren unir al grupo. No los localizan en la selva salvo a uno de ellos, pero con el paso del tiempo acometen su búsqueda en otro lugar de la ciudad donde acaban descubriendo una especie de república luminosa que da pie al título del libro. El funcionario relata en la novela estos hechos 20 años después de que ocurrieran, valorando algunos de sus recuerdos desde la perspectiva que da el paso del tiempo.
La desaparición en la selva de los niños de San Cristóbal fue una de esas cosas, y lo primero que provocó aquella imagen absurda fue dejarnos a solas con nuestra ensoñación. Algo nos había golpeado y luego había desaparecido. A la semana siguiente no solo dudábamos de nuestros sentidos, sino de la misma realidad. Pensábamos que en cualquier momento se abrirían las hojas de un arbusto y veríamos de nuevo sus rostros infantiles y que cuando aquello sucediese todo volvería a la normalidad. Pero los niños no aparecían, las batidas de la policía regresaban a diario ocultando su frustración, y cada vez que mirábamos hacia la selva nos parecía que aquella masa se había vuelto en nuestra contra para defender a los niños.
Trepidante relato, muy recomendable, que en poca extensión ─192 páginas o 43.000 vocablos─ puede resquebrajar los cimientos del lector en sus planteamientos en relación con la infancia: niños violentos, con capacidad de organizarse, con códigos especiales y con capacidad para asesinar, que pueden poner en jaque a toda una comunidad de adultos. El realismo que transmite la novela conmocionará al lector en función de su sensibilidad induciendo una angustia hasta ver su resolución, pero tras la lectura ─sencilla, afable y fluida─ quedaran indudables dudas sobre este asunto que está teniendo lugar en la actualidad en algunas grandes poblaciones de Suramérica.

 

martes, 10 de julio de 2018

El apagón, de Esteban Navarro Soriano

@EstebanNavarroS. Esteban Navarro Soriano es un escritor murciano, nacido en Moratalla en 1965. Destinado en Huesca, su profesión es la de Policía Nacional y de ella obtiene numerosas situaciones para sus libros, bien por experiencias propias bien referidas por compañeros, a las que añade mucho de imaginación para convertirlas en historias redondas. Hace algunos años fue el primero en acuñar la expresión «generación Kindle» para designar a los autores que aprovechaban la facilidad de la auto publicación y del fenómeno de los libros electrónicos para hacerse un hueco en el panorama literario. Cuenta ya con dieciséis libros publicados, numerosos premios en diferentes certámenes y participa activamente en actos relacionados con su obra. Alguno de sus libros ya ha sido reseñado en este blog como «La noche de los peones», «Ángeles de granito», «La gárgola de Otín» o «Una historia de policías». Más información en su blog accesible desde este enlace.


En un área de 32 kilómetros cuadrados en la comarca de la Jacetania aragonesa, en la que se encuentra el pueblo perdido y con riesgo de despoblación de Novesilla, el cinco de febrero de 2016 todos los aparatos eléctricos y electrónicos han dejado de funcionar. No solo hay ausencia de electricidad, sino que tampoco funcionan los alimentados por pilas o baterías, así como tampoco generadores o vehículos. El pueblo ha retrocedido siglos y los vecinos tienen que recuperar hábitos olvidados e incluso no conocidos por los más jóvenes, pudiendo acceder al mismo solo andando o en bicicleta y alumbrarse con velas. El extraño fenómeno llama la atención de las autoridades que envían a la zona una legión de militares de la UME, Guardia Civil e inspectores de policía encubiertos entre los que se encuentra la subinspectora Úrsula Pereyra y el inspector Montenegro, viejo conocido de Úrsula y su principal mentor. Pero también han llegado al pueblo extranjeros: americanos, iraníes, rusos e incluso chinos, con oscuras intenciones más allá del turismo que se mezclan en numerosas interacciones, algunas no muy legales, con los habitantes del pueblo. El conocer y dominar el fenómeno, que se alarga por varios meses, puede suponer una forma de control y ser utilizado como arma disuasoria en caso de conflicto. Diversas vías de búsqueda se abren mientras ocurren suicidios, asesinatos y actos violentos, confluyendo dos de ellas en averiguar a qué es debido el apagón. Cuando por fin es localizada la máquina que origina el fenómeno, los mandos al frente de la investigación tienen dudas acerca de su conservación para estudio o su destrucción. La máquina lleva funcionando ininterrumpidamente desde 1946 pero el cinco de febrero tuvo lugar un hecho que disparó los sucesos.
Con el reflejo de las velas distingue los galones de un sargento de la UME, que apenas debe tener veinticinco años. A Úrsula le parece increíblemente atractivo y con una tez agitanada que acompasa sus ojos negros y profundos.
Una vez más, el autor abandona en esta novela el terreno estrictamente policíaco que domina y se adentra en un relato diferente en el que los cuerpos de seguridad del estado están presentes, pero no como únicos ejes centrales de la acción. La ambientación y los personajes del inventado pueblo de Novesilla están muy logrados, así como sus interacciones con los visitantes. La prosa ágil del autor lleva al lector por unas situaciones verosímiles, aunque algunas un poco fantásticas, manteniendo el interés mediante los diálogos de los personajes y los cambios de foco de unas escenas a otras. No se profundiza en la psicología de los numerosos personajes, que quedan algo planos en la novela, aunque algunos destellos permiten al lector hacer volar su imaginación. Pasaremos un rato entretenido teniendo en cuenta que estaremos lejos de las situaciones estrictamente policiales y humanas que han caracterizado a este autor en la generalidad de su obra.

martes, 3 de julio de 2018

Heridos de la guerra. Secuelas de la sublevación de Franco, de Rafael Torres

Rafael Torres nació en Madrid en 1955. Es un activo periodista que ha publicado en casi todos los diarios españoles y colaborado en numerosos medios. Su primer libro, «Los caballistas» fue publicado en 1977 y desde entonces numerosas obras han jalonado su trayectoria literaria en múltiples géneros: novela, antología, historia, narrativa, poesía, ensayo, biografía, relatos... Ha profundizado en temas de la Guerra Civil Española y sus consecuencias en la reciente historia de España con numerosas publicaciones entre las que se encuentra la que hoy comentamos «Heridos de la Guerra». Obtuvo el premio Ateneo de Sevilla en 2004 por su libro «Los náufragos del Stanbrook». Fascinado por la historia, pertenece a ese género casi extinguido de periodistas que todavía piensan y se comprometen en la mejora de la sociedad.
«Aquí no pasó nada». «Pelillos a la mar». Lo siento por los que no quieren oír hablar de lo que pasó o por si hiero la sensibilidad de algunas personas olvidadizas, pero yo cuento lo que, desgraciadamente viví. ¡Que se recuerde! ¡Que se conozca! En todas sus dimensiones para que no se vuelva a repetir: «El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla».
Estremecedor cómputo de las heridas psíquicas y emocionales que, infligidas a los españoles durante la Guerra, permanecen dolorosas y abiertas porque la Victoria de Franco escarbó y ahondó en ellas durante 40 años, y luego porque la Transición se olvidó de cerrarlas o de procurar algún alivio a las víctimas de aquella victoria. Heridos de la guerra, sexta y última entrega de la serie que Rafael Torres ha dedicado al capítulo más traumático de nuestra historia reciente, se compone de 17 documentos reales, desconocidos, escalofriantes, de 17 heridos graves en aquella carnicería que ha enlutado España durante décadas, de 17 ciudadanos de la más diversa ideología que tienen en común el haber nacido en lo más álgido del incendio de su patria y, desde luego, el de ser víctimas inocentes todas ellas. (Sinopsis recogida de la contraportada del libro).
… ni en la posguerra interminable ni en los posteriores años de escandaloso olvido: el de los heridos. El de los heridos en la mente, en el espíritu, el alma, particularmente los niños. Aquellos que tuvieron la infausta suerte de vivir lo mejor y lo más puro de la vida, la infancia, en medio de un país en llamas, bajo las bombas, entre la angustia y el terror de sus mayores, sujetos a viajes y evacuaciones sin retorno, aspirando un aire cargado de tensión, ansiedad y violencia,
Los 17 relatos de personas, que eran muy niños en aquellos años, son cada cual más estremecedor. Recuerdos vívidos que mantienen en sus memorias a pesar del paso del tiempo y que el autor ha recogido en este libro para que no se pierdan con el paso de los años y la muerte de sus protagonistas. Algo así como lo que hizo en su propio pueblo Santos Jiménez en su libro «Colvalverde» comentado en este enlace de este blog. Hay que resaltar que muchos de los hechos ocurrieron TRAS la Guerra Civil, en un período en que los vencidos siguieron sufriendo por demasiados años la ignominia e incluso la muerte a manos de los vencedores en un proceso de venganza sin parangón en la historia. Historia en primera persona que es necesario conocer para que no se vuelva a repetir.
La Victoria: aquel suceso terrible que, lejos de traer la paz, la reconciliación, el perdón y la clemencia, abismó y perpetuó la separación de los españoles en vencedores y vencidos, en una casta con derecho a todo, incluida la reparación de los daños sufridos durante la contienda, y una casta inferior sin derecho a nada, tampoco, siquiera, a una cura de urgencia de sus heridas.

domingo, 1 de julio de 2018

El laberinto de los espíritus, CEMENTERIO DE LOS LIBROS OLVIDADOS 04, de Carlos Ruiz Zafón

@ZafonOficial

Libro correspondiente a la 24 edición del Club de Lectura de ALQS2D durante el segundo trimestre de 2018.

Carlos Ruiz Zafón, nació en Barcelona en 1964 y estudió Ciencias de la Información, comenzando su andadura laboral en el mundo de la publicidad y llegando a ser director de una importante agencia catalana, pero en 1992 decidió dejarlo todo y dedicarse al mundo de las letras. Sus primeras novelas exploraron el mundo juvenil con un cierto éxito, lo que le permitieron fijar su residencia en Estados Unidos: «El Príncipe de la Niebla (1993)», «El Palacio de la Medianoche (1994)», «Las Luces de Septiembre (1995)» y «Marina (1999)». Pero su consagración vino de la mano de la primera novela de la saga conocida como «El cementerio de los libros olvidados». En 2002 vio la luz «La sombra del viento» que alcanzó gran fama y difusión siendo traducida a numerosos idiomas. Seis años más tarde, en 2008 publicó «El Juego del Ángel», que llegó a convertirse en best seller a la sombra del anterior. El tercer libro de esta saga se publicó en un ya lejano 2011 con el título «El prisionero del cielo» provocando un gran revuelo porque su versión electrónica se filtró a la red días antes de su publicación oficial. Este que comentamos hoy, publicado en 2016, «El laberinto de los espíritus» cierra la saga. Más información en la página web del autor.

Los hechos relatados en el tercer libro de la serie dan pie a una historia de corte policíaco que se desarrolla en las ciudades de Madrid y Barcelona. La agente encubierta Alicia Gris secundada por el policía Vargas siguen la pista de la extraña desaparición del prohombre Mauricio Valls, ministro en otros tiempos y antiguo director de la prisión de Monjuitch, en la que en el pasado tuvieron lugar hechos relevantes con personajes relacionados con la historia de la familia Sempere. Daniel Sempere trata de esclarecer puntos negros de la historia de su familia que conectarán con la investigación de Alicia y Vargas, que irán pasando por misteriosos y sangrientos sucesos hasta llegar al fondo de la historia pagando un alto precio. Al final, el último Sempere, Julián, ya en los 90 es el encargado de escribir los libros que desvelarán la historia de la familia.
La verdad nunca es perfecta y nunca cuadra con todas las expectativas. La verdad siempre plantea dudas y preguntas. Solo la mentira es creíble al cien por cien, porque no tiene que justificar la realidad sino sencillamente decirnos lo que queremos oír.
Con algo de reserva me atrevería a recomendar dos cosas. La primera, más necesitada de tiempo, es leer toda la saga completa de nuevo. Las historias se recuerdan meramente, pero se olvidan. La segunda sería el empezar la lectura de este libro por su parte final, el apartado titulado «El libro de Julián» que servirá de resumen para los que hayan leído los anteriores o de introducción para los que no lo hayan hecho. La mejor opción es la primera, pero nos llevará muchas horas el leer los cuatro libros que no son precisamente pequeños.

En este libro el lector encontrará un poco de todo: novela negra, policíaca, costumbrista, familiar… Intriga y aventura a raudales muy atractivas basadas en el personaje de Alicia Gris, una fría y calculadora agente rescatada de la muerte cuando era niña en la Guerra Civil y entrenada para las misiones más audaces y peligrosas por el oscuro personaje de Leandro, que juega con siete barajas a la vez. La cooperación con el capitán de la policía Vargas durante la investigación conlleva una gran compenetración distante y lejana a la vez, salpicada con chispeantes ocurrencias de ambos que recuerdan —todas las comparaciones son odiosas— a otras parejas españolas famosas como Bevilacqua y Chamorro de Lorenzo Silva o el detective Falcó de Arturo Pérez Reverte. El lector disfrutará con los escenarios y las situaciones, con los giros continuos de una acción electrizante para llegar al final —parce que no va a ocurrir nunca— a la conexión de la historia con los libros anteriores y con el culto a los libros, a la literatura y a la vida. Nuevamente en escena tendremos al hilarante y ocurrente Fermín Romero de Torres, salvador por segunda vez de la vida de Alicia, que hará las delicias del lector que guste de un lenguaje ocurrente y chispeante. Aunque por momentos la historia pudiera resultar artificialmente alargada, la prosa ágil, el lenguaje gótico-romántico y los numerosos diálogos intercalados llevan al lector en volandas.
Bajó por Puerta del Ángel hasta la catedral y de allí se perdió por la curva de la calle de la Paja que bordeaba los restos de la muralla romana y enfilaba el descenso hasta la calle Aviñón a través del barrio judío del Call. Siempre había preferido las calles que no tenía que compartir con tranvías y automóviles. Allí, en el corazón de la Barcelona antigua donde ni las máquinas y ni sus discípulos conseguían penetrar, Alicia quiso creer que el tiempo discurría en círculos
Recuerdo que me decepcionó un poco el segundo libro de la saga, pero la fuerza de los otros tres me piden sacar tiempo, algún año de estos, para releer la saga completa. Conocida la historia en general, se trataría de disfrutar de las situaciones y los personajes, algo así como ver una película por segunda vez poniendo el foco en los decorados y los personajes secundarios. Me consta que algún asiduo de este blog se ha leído recientemente los cuatro libros de un tirón, así que esperamos sus comentarios sobre el particular.