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viernes, 24 de diciembre de 2021

El italiano. Una historia de amor, mar y guerra, de Arturo Pérez Reverte


Arturo Pérez-Reverte Gutiérrez, nacido en Cartagena, Murcia, en 1951, es Académico de la Lengua en la que ocupa desde 2003 el sillón «T». Tras veintiún años cubriendo conflictos internacionales de guerra como corresponsal de prensa, radio y televisión, está dedicado por entero al mundo de la literatura. Desde hace treinta años, —1991—, escribe una página de opinión de forma continua en la revista semanal «XLSemanal». Activo tuitero, es cofundador y editor en «Zenda», siendo su bibliografía extensa y mundialmente conocida. Varios de sus libros han sido llevados al cine y la televisión y algunos de ellos han sido reseñados en este blog y pueden encontrarse utilizando el buscador del mismo. Toda información acerca de él puede encontrarse en su página web personal.

Elena Arbués, viuda de marino desde hace dos años y regente de una librería, encuentra un hombre tendido en una playa cercana a su casa durante un paseo nocturno a su perro Argos. El hombre está vivo, lo lleva a su casa, cercana, y en un momento de lucidez le facilita un teléfono para que llame a sus compañeros para que vengan a recogerle. Estamos en 1942, plena Segunda Guerra Mundial y Teseo Lombardo es un buzo del grupo Orsa Maggiore de la marina italiana que junto con su grupo y desde Algeciras, ataca con torpedos dirigidos —maiales— los barcos de los ingleses fondeados en Gibraltar. La relación entre Elena y Teseo, prácticamente inexistente, va cobrando enteros y al final Elena participará como informadora del comando italiano, despertando las sospechas de la policía del Peñón. El autor enlaza la historia pasada con la realidad cercana intercambiando opiniones y hechos reales para brindarnos un relato cautivador.

Un relato muy entretenido cuajado de varios personajes brillantemente trazados por el autor, en un ambiente de guerra, espías, sabotajes, policías e informadores, con información de aspectos bastante desconocidos de los ataques submarinos con buzos utilizando torpedos dirigidos. Los protagonistas, Elena y Teseo, representan cada uno de ellos una serie de valores y actitudes ante la vida que sin duda admirará el lector. Quizá los flashbacks de un narrador —¿el propio autor? — contando aspectos de actualidad enmarañen un poco la acción adelantando aspectos que de quedar ocultos hubieran dado más aliciente al relato, pero para gustos hay colores y de hecho le sirve para homenajear a personajes reales. La soledad de los buzos, de noche, en un mar helado y oscuro, moviéndose con sumo cuidado para no ser detectados y corriendo un peligro escalofriante, alcanzando la muerte o cayendo prisioneros. Un libro muy en la línea del autor, con su excelente manejo del lenguaje, narrando una historia que es auténtica y que hará pasar un buen rato al lector que se asome a él con datos curiosos, diálogos chispeantes y descripción de situaciones muy atractivas; el subtítulo del libro —Una historia de amor, mar y guerra— es un excelente resumen de su contenido.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Agua de luna, de Juan Ramón Lucas

Juan Ramón Lucas Fernández nació en Madrid en 1958. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, cuenta con una larga trayectoria profesional en radio, televisión y prensa, reconocida con algunos premios relevantes como el «Ondas» y de la Academia de televisión, entre otros. Entre sus libros publicados, «Conversaciones sobre la Felicidad», «Diario de Vida», «La maldición de la Casa Grande» y este que comentamos hoy publicado en este año de 2021. Más información en su página web.

Greta se tomó la decisión como una dolorosa derrota. Juzgó el ingreso de su abuela en la residencia como un abandono cruel, una condena al olvido y la soledad que en su padre habría de considerarse además traición.

Greta es hija única del matrimonio formado por el actor Julio Noriega y la presentadora de televisión Alicia Lebrato. Greta ha crecido más cerca de su abuela debido a las profesiones de sus padres, que no atraviesan tampoco un buen momento en su matrimonio. Greta conoce y profundiza en un círculo de jóvenes islamistas, haciendo buena amistad con Fátima y enamorándose de uno de ellos, Mohamed, al que llega incluso a presentar a sus padres. Acabado el bachillerato, Greta, para cursar estudios de interpretación, se traslada a Londres, donde sigue en contactos con sus amigos y será contactada por un conocido de Mohamed, ya mayor que ella iniciándose una relación entre ellos que no es conocida por sus padres. Con motivo de unas vacaciones de Navidad, Greta y Fátima hacen un viaje a Turquía donde Greta acabará desapareciendo secuestrada en una gasolinera, con la consiguiente intranquilidad y desasosiego de sus padres que ponen el caso en conocimiento de la policía, llegando incluso al Ministro del Interior, conocido personal de la madre de Greta. Pasa el tiempo sin ninguna noticia hasta que la policía muestra a los padres una fotografía en la que aparece muerta Greta. Cuando parece que todo ha terminado, la acción sigue llevando a los protagonistas por unos vericuetos insospechables…

No es tu dolor el que quiero causar. Eres, como yo, una víctima, pero tu muerte te trasciende a ti, como el hecho de matarte lo hace conmigo. Eres el precio de un crimen que te sobrepasa…

Leyendo esta (escalofriante) historia me ha venido a la mente otra leída hace tiempo y titulada «La infiel», de Reyes Monforte, comentada en este blog en agosto de 2011 y accesible desde este enlace. Toda comparación es odiosa, pero diría que ambas historias son de muy recomendable lectura para jóvenes, especialmente «jóvenas», que puedan establecer relaciones sentimentales profundas con personas de distinta religión. Hay muchos detalles que no se aprecian en los primeros momentos de ensimismamiento y que pueden resultar fatales con el paso del tiempo. El bien y el mal, la verdad y la mentira, el amor, la fe, la religión, la nacionalidad… pueden tener muy diferentes matices según el prisma —religioso— del cristal con que se les mira. La lectura de la trama de este libro es perturbadora por su verosimilitud y por poner al lector ante planteamientos muy humanos y actuales en relación con la diferencia de identidades por mor de la religión. Aunque en algún momento me he sentido perdido por los cambios de tiempos y el desarrollo de la acción adelante-atrás, el andamiaje general es muy cuidado y dejará al lector sorprendido con un giro final inesperado, aunque podría estar planteado desde los prolegómenos de la novela con pequeñas pistas que acaban teniendo sentido. Una buena novela, de plena actualidad en estos tiempos, que plantea numerosas cuestiones abiertas y que es imprescindible para atisbar aspectos de otra cultura que conviene conocer para alimentar nuestro conocimiento y tener cuidado a la hora de asumir ideas preconcebidas.

…lleno de personas solas que no hacían sino matar el tiempo que les quedaba para apagarse. Hasta que se apagaban del todo.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

El hijo perdido, de Marghanita Laski


Marghanita Laski, escritora inglesa, aunque de origen judío, nacida en Manchester en 1915. Estudió Literatura Inglesa en Oxford, donde conoció al futuro editor John Howard, con quien se casó y tuvo dos hijos. Figura muy conocida en su época, trabajó como periodista en medios culturales y escribió ensayos, biografías literarias y relatos, así como varias novelas. «El hijo perdido» fue publicada originalmente en 1949. Hay una publicación —no es esta que comentamos— de 1954 con título similar, «El niño perdido» cuya traducción al parecer no es muy acertada. Falleció en 1988.

Hilary Wainwright, un soldado inglés, disfruta de su soledad y sus nulas obligaciones tras acabar la Segunda Guerra Mundial. Buscando a un hijo suyo que ya cuenta cinco años y que nunca conoció, regresa a una Francia devastada y empobrecida. Arriba a un pueblo de nombre A. a 80 kilómetros de París donde es probable que se encuentre su hijo en un orfanato de la localidad. No cuenta más que con pistas muy vagas y el propio niño no puede ser de ayuda pues su madre —Lisa, mujer de Hilary—murió siendo él muy pequeño. Se alojará en el pueblo y visitará al niño regularmente realizando actividades con él como ir a ver los trenes, la feria o el circo, pero sin alcanzar la certeza de si es o no su propio hijo. Actividades personales se cruzarán en su camino hasta que tiene que tomar una decisión.

La luna ya había salido y brillaba por encima de las casas grises. Hilary anduvo sin rumbo, callejeando arriba y abajo, sin apenas reparar en lo que veía, intentando simplemente que pasara el tiempo…

Me costado mucho la lectura de los primeros momentos del libro: si no hubiera sido uno propuesto por uno de los clubs de lectura en los que participo, con toda probabilidad lo habría abandonado. Creo que la introducción no hace honor al resto del libro que se va desvelando como muy atractivo a partir del momento en el que protagonista llega al pueblo de A. y se instala en el Hotel D’Anglaterre. Aunque es un libro realmente corto, contiene un sinfín de situaciones y personajes hábilmente engarzados por la autora. El protagonista ha renunciado a tener emociones y solo quiere una vida sin sobresaltos, pero su honor y el cumplir con un deber autoimpuesto le llevan a establecer contacto con ese niño, su hijo o no, y tendrá que recuperar muchas emociones en su relación consigo mismo, con sus principios y con los habitantes del pueblo, una zona devastada, al que la autora encuentra sus encantos. Algunos personajes secundarios como la madre superiora del orfanato o Madame Mercatel en lo positivo o Nelly y la regente del hotel en lo negativo están maravillosamente dibujados en sus cortas aunque acertadas intervenciones. Un relato exquisito, conmovedor, ejemplarizante… para disfrutar, una vez superados esos momentos iniciales.

La madre superiora se encontraba en su pequeño despacho abarrotado de cosas, escribiendo bajo la débil luz de una bombilla desnuda.