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lunes, 16 de diciembre de 2024

La promesa, de Damon Galgut

Damon Galgut nació en Pretoria, Sudáfrica, en 1963. Superó un cáncer a los seis años y estudió Arte Dramático en la universidad de Ciudad del Cabo. Obtuvo el premio Booker con esta novela que hoy reseñamos. Ya había quedado finalista de este premio en dos ocasiones anteriores con «El buen doctor (2003)» y «En una habitación ajena (2010)». Sus libros han sido traducidos a varios idiomas e incluso uno de ellos, «The Qarry» ha sido llevado al cine. Actualmente vive en Ciudad del Cabo.

SINOPSIS

La familia Swart, blanca, vive desde hace generaciones en una granja en las afueras de Pretoria, en Sudáfrica. Al morir la madre se reúnen todos en la casa familiar surgiendo desavenencias entre los hermanos por temas de herencia y se obstinan en olvidar la promesa —nunca se puso por escrito— hecha por su padre: ceder la casa en la que siempre ha vivido a Salomé, una mujer de raza negra que ha estado a su servicio y les ha atendido. La narración comprende varias décadas en las que se van sucediendo hechos, y fallecimientos, en la familia, pero la promesa sigue sin cumplirse. Amor, la hermana pequeña y algo alejada del entorno, mantiene viva la promesa contra viento y marea, aunque los demás se obstinen en ignorarla.

COMENTARIO

Los hechos narrados en la novela llegan por momentos a resultar insulsos, aunque conmovedores. Quizá sea porque el hilo conductor de los mismos —La promesa— no tenga el suficiente peso argumental para cohesionar los relatos. Se lee fácil, son todo hechos familiares bien narrados; algunos de ellos, según se apuntó en el Club de Lectura en el que debatimos sobre esta novela, pudieran ser basados en hechos reales ocurridos muy similares. Hay un trasfondo de argumentación social que a buen seguro apreciarán los ciudadanos sudafricanos, pero que un lector que no los conozca, y que no conozca a fondo la idiosincrasia del país, puede resultar algo anodino. El conocimiento previo de los cambios políticos y sociales derivados de la profunda segregación racial existente en el país, tras la liberación de Mandela serían una muy buena base para entender más si cabe el trasfondo del relato. El lenguaje utilizado por el autor es preciso, convincente, rico en matices, pero a mi entender no ha logrado la cohesión de las historias en un andamiaje conseguido. Es necesario ir avanzando en la novela con una creencia en que los flecos que van quedando abiertos se irán cerrando, aunque no siempre sucede. En resumen y según lo visto en la reunión del Club de Lectura, como diría un taurino, división de opiniones. En mi caso… no me ha entusiasmado y si no hubiera sido por el Club probablemente hubiera abandonado su lectura.