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martes, 1 de abril de 2025

Ropa de casa, de Ignacio Martínez de Pisón

Libro correspondiente a la 51ª edición del Club de Lectura de ALQS2D durante el primer trimestre de 2025.

Ignacio Martínez de Pisón Cavero, zaragozano, nacido en 1960, es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza y en Filología Italiana por la Universidad de Barcelona. Autor de relatos y novelas, ha escrito también guiones cinematográficos («Las trece rosas», nominado al premio Goya al Mejor Guion Original) y varias de sus obras han sido llevadas al cine e incluso adaptadas al teatro. Algunas de sus novelas versan sobre episodios de la Guerra Civil Española como «Enterrar a los muertos» o «Carreteras secundarias». Ha recibido varios premios por su obra literaria entre los que podemos destacar el Nacional de Narrativa y el de la Crítica. Sus novelas han sido traducidas a varios idiomas y colabora con artículos y críticas literarias en diversos medios. Desde 1984 está dedicado por entero a la literatura y reside actualmente en Barcelona.

Me pregunto ahora a quién, aparte de mí y de mis allegados, pueden interesar estas páginas, que cuentan una vida en la que no han pasado demasiadas cosas. Digamos que, en comparación con otras, la mía ha sido una vida pequeña.

Este libro es un ejercicio de recuperación memorística para plasmar la autobiografía del autor. Niño en el Logroño de los sesenta, muchacho en la Zaragoza de los setenta y aprendiz de novelista en la Barcelona de los ochenta. Episodios de sus años de niñez en Logroño hasta la muerte de su padre, su regreso familiar a Zaragoza y su marcha definitiva a Barcelona conforman el retrato de un autor y, a la vez, dejan constancia de los profundos cambios vividos por la sociedad española de la época: el paso de una dictadura a una etapa de libertad democrática consolidada que trata de enjugar su retraso con respecto a Europa. 

Estaba organizado por no sé qué departamento ministerial en el que andaba metido José María Merino, pero quien de verdad tenía mando en plaza era Víctor García de la Concha, catedrático de Salamanca, a cuya universidad pertenecía la Casona. García de la Concha, que había sido cura durante muchos años, conservaba unos modales muy sacerdotales, con remilgos de sacristía y campechanía de colegio mayor. El propio simposio tenía algo de ejercicios espirituales. Todavía ahora, tantos años después, Cristina y yo nos reímos recordando cómo por las mañanas…

Característica del autor, su prosa directa relata lo cotidiano con habilidad para embaucar al lector y sumergirle en su época y su vida. Su familia, sus estudios, sus vivencias, sus amigos, sus contactos en el mundo de la literatura dejan constancia de un mundo no tan lejano pero desconocido por muchos. Con multitud de detalles y comentarios, su lenguaje rico y atractivo deja al lector un poso, positivo, de sensaciones sobre una época convulsa, sin ninguna intención de ajustar cuentas, pero dando información al lector para que se forme sus conceptos propios. Sinceridad a raudales con algunos personajes de su familia muy interesantes aportando reflexiones sobre la época. Un ejercicio de escribir, de escribir bien, de un autor con oficio para relatarnos e interesarnos por sus vivencias.

Que unos soldados de reemplazo fueran empleados como personal al servicio de los hijos de unos militares no me parecía ni bien ni mal. Sencillamente, formaba parte de la normalidad, y nadie (ni siquiera los propios afectados) lo percibía como un abuso. La primera vez que fui vagamente consciente de las injusticias y desigualdades sociales fue cuando acompañé a mis abuelos a la Hermandad del Refugio, una antigua institución benéfica cuya junta había presidido mi propio abuelo.