A pesar de comentarlo en mi anterior post con el 2º libro de la saga Los hijos de la Tierra, no pude coger otro libro, y seguí con el tercero, el más voluminoso de la saga hasta ahora, con 1500 páginas (al tamaño de letra de mi e-reader, supongo que equivalente a unas 1000 páginas normales).
Comentaba yo también en mi anterior post que en las sagas, a partir del tercero comenzaba la decadencia, pues bien, aunque esta vez de verdad voy a cumplir con mi norma y voy a intercalar otro libro distinto, tengo una cierta ansiedad por continuar con las aventuras de Ayla, Jondalar y sus compañeros animales, que tanta vitalidad le dan a las historias vividas.
En el primer libro de la serie Ayla se incorporaba al Clan, en el segundo aprendía a vivir en soledad y encontraba al primer humano de Los Otros, en esta tercera entrega, se nos narra la integración de Ayla en un nuevo campamento con la aparación de nuevos maravillosos personajes, tanto humanos como animales, que derrochan ternura.
La compartición de conocimientos de Ayla y Jondalar con sus nuevos anfitriones, la nueva incorporación de un animal en la vida tanto de Ayla como del resto de personajes, los mamutois o cazadores de mamuts del 'Hogar del León', nuevas aventuras amorosas, el reencuentro tras desavenencias, los cambios que se producen de convivencia a lo largo de los meses y que evidentemente son propiciados por la vitalidad y capacidades que Ayla tiene, y por supuesto, la preparación para la aventura del cuarto libro, que nos deja con unas tremendas ganas de 'incarle el ojo' a ese cuarto volumen.
A pesar de ser el tercero de la saga, me sigue pareciendo un lectura muy recomendable.
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