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domingo, 4 de noviembre de 2012

El informe de Brodeck, Philippe Claudel

Dura, compleja, incomoda y brillante
una novela trascendente.
PUNTUACION 4/5
Numerosas reseñas y comentarios sobre esta novela la recomiendan como una obra altamente recomendable y tras las lecturas de Almas Grises y la Nieta del señor Linh,, ya reseñadas en este blog, no he querido dejar la bibliografía de este escritor sin este título.
Como en el resto de las obras de este autor, una de las características es la premeditada indeterminación geográfica y temporal de la acción de la novela. Se deja vacante este aspecto para que sea la imaginación y el bagaje cultural del lector quien investigue y precise los límites de la narración. No obstante, el escritor disemina pruebas ambiguas pero nítidas en toda la narración, suficientes para poder concretar, que la secuencia temporal se narra recién finalizada la segunda guerra mundial, la localización geográfica es un pequeño, escarpado y aislado pueblo europeo, quizás austríaco, que el personaje es de religión y rasgos étnicos judíos, que los extranjeros ocupantes son las tropas de ocupación nazis, y que la reclusión sufrida por el personaje principal fue padecida en un campo de concentración alemán. Todo ello, enmascarado en una imprecisión eufemística.-
En este pequeño pueblo ha sido perpetrado un brutal asesinato coral, cometido simultáneamente y con ensañamiento a puñaladas por casi la totalidad de los miembros varones de la localidad. La víctima es un extraño personaje al que se le alude con el concreto y despectivo nombre de el –anderer-. El personaje principal, Brodeck, es obligado por Oschwir, el alcalde del pueblo, a redactar un informe forense donde se recojan los particulares de una investigación de las circunstancias y causas, por las cuales se produjeron la agresión y muerte del forastero asesinado. El personaje comisionado para la elaboración del peculiar escrito, no puede eludir el encargo, puesto que su formación académica,  fue subvencionada por todos los vecinos, incluso cuando se trasladó a la capital(Berlín según se deduce de la descripción) para perfeccionar sus enseñanzas.
Durante la recopilación de pruebas y testimonios, Brodeck, conversa con los habitantes el alcalde Orschwir, Diodème, el maestro, Dieter Schloss, el tabernero, Göbbler su vecino más proximo,Wilhem Vurtenhau, un campesino terrateniente, Emil Dorcha, guarda forestal, Caspar Hausorn, empleado del ayuntamiento, Peiper, el sacerdote, entre otros, a los que interroga y se descubren para el lector los perfiles de la llegada a la ciudad del extraño personaje. Pero también se desvelan las intimidades y la historia personal del redactor del informe, su cruenta y azarosa autobiografía a la vez que redacta el citado texto. Surge así su condición de huérfano rescatado de las ruinas de otra guerra por Fedorine, que será su criada-madre desde ese momento:
“No sé si Fédorine conoció la juventud[..] Hasta cuando era niño y me recogió, ya parecía una bruja deforme. [..]. Yo me encontraba delante de una casa en ruinas que aún humeaba un poco. ¿Sería la de mis padres? Yo también tendría una familia. Contaba cuatro años y estaba solo. Jugaba con los restos de un aro medio devorado por el fuego. Era al principio de otra guerra. Fédorine había pasado tirando de su carreta. Me vio. Se detuvo...” 
Recaló junto a la anciana al pueblo donde acaece la novela, en el que  ha sido asimilado pero siempre será considerado como un extraño, un advenedizo. Cuenta su formación académica financiada por los vecinos, y la delación de los habitantes pueblo, entregándole a las tropas invasoras alemanas, y su posterior confinamiento en un centro de concentración, vejado por los soldados captores. Sobrevive gracias a su capacidad de soportar la humillación y el castigo, hasta asimilar su condición de perro y así conservar la vida:
“Los que nos vigilaban y golpeaban repetían continuamente que sólo éramos excrementos, menos que mierdas de rata. No teníamos derecho a mirarlos a la cara. Había que mantener siempre la cabeza gacha y recibir los golpes sin rechistar. Todas las tardes echaban la sopa en los comederos de sus perros guardianes, dogos de color miel que enseñaban las fauces y cuyos ojos supuraban unas lágrimas rojizas.
Debíamos ponernos a cuatro patas, como los perros, y comer utilizando solamente la boca, como los perros. La mayoría de los que estaban encerrados conmigo se negaron a hacerlo. Están muertos. Yo comía como los perros, a cuatro patas y con la boca. Y sigo vivo.”
Tras la liberación regresa al pueblo, donde no se esperaba su retorno y al que creían muerto. Reanuda la vida junto a su  criada-madre, Fédorine, su mujer Eméli e hija Poupchette.-
En la investigación del asesinato la víctima resulta ser un personaje peculiar, introvertido, educado, culto, estudioso de materias diversas como pintura, geografía, arquitectura, botánica y ninguna de los aspectos descubiertos justifican la desmesurada violencia de la pública ejecución. Todo se precipita cuando la víctima, agradecido a los habitantes por su hospitalidad, les agasaja con una exposición de retratos y paisajes en la fonda de Schloss. La maestría de su ejecución profundiza en la esencia de los habitantes del pueblo, plasmando en las obras expuestas la personalidad de los vecinos y de los paisajes, algo demasiado sincero y brillante para la zafiedad de aquella población.
“Los retratos del Anderer resultaban sorprendentes revelaciones que sacaban a la luz las verdades más profundas de la gente. Componían una galería de desollados vivos.
¡Y los paisajes…! Un paisaje parece algo inofensivo. No dice nada. Como mucho, sólo nos remite a nosotros mismos. . Pero, plasmados por el Anderer, los paisajes hablaban. Contaban su propia historia. Mostraban las huellas de lo que habían presenciado. Daban fe de las escenas desarrolladas en ellos”
En realidad el informe lo emiten los propios lectores al captar la empatía del asesinado, sus innegables virtudes, su sinceridad, el talento y sabiduría sedimentado en sus viajes, estudios y trabajos por otros lugares.
El resumen del libro, su moraleja es transparente. El alma humana esconde vericuetos de maldad, crueldad, odio y violencia, agazapada, contenida, pero latente y dispuesta a estallar en un momento propicio. Basta una disculpa. Una guerra, una amenaza, y emerge con todo su ferocidad. Si además añadimos a la oportunidad, emociones como la envidia y la desconfianza hacia la sabiduría de otros, o prejuicios hacía quienes son distintos y mejores que nosotros, el arrebato de odio homicida hace acto de presencia. El anonimato amparado en las muchedumbres y el alcohol como catalizador de la escena, son los remates a esta arquitectura de la iniquidad del hombre, narrado con brillantez metafórica en esta novela.
Dura, compleja, incomoda y brillante, de gran calidad literaria, en la que Philippe Claudel se introduce en lo más inhóspito y despreciable de las acciones humanas, en un contexto bélico de represión étnica valiente y original.-
Todas las novelas nos aportan algo y siempre se nos queda algo, positivo o negativo tras su lectura. Con esta obra jamás olvidaré el personaje y las frases que os reproduzco y a las que no puedo poner comentario:
"La Zeilenesseniss era la mujer del comandante del campo. Era joven y, sobre todo, de una belleza inhumana, hecha de un exceso de blancura y rubicundez. Se paseaba por el campo a menudo, y nosotros teníamos orden de no cruzar la mirada con la suya, so pena de muerte.[..]
Nunca se perdía el ahorcamiento matutino. Llegaba caminando lentamente, fresca, con las mejillas todavía sonrosadas por el agua pura, el jabón y la crema; a veces, el viento nos traía su perfume, un aroma a glicinas, que desde entonces no puedo percibir sin vomitar y llorar. Llevaba ropa limpia. Iba vestida y peinada de manera impecable, y a unos cuantos metros, nosotros, mugrientos y malolientes, devorados por la miseria de nuestros harapos informes y descoloridos, el cráneo rapado y cubierto de roña y los huesos tensándonos la piel, pertenecíamos a un mundo distinto del suyo.
[...]El bebé estaba tranquilo. No lloraba. A veces dormía, pero ella lo despertaba con leves gestos muy tiernos, y cuando al fin abría los ojos, meneaba los bracitos y las piernecillas y bostezaba hacia el cielo, ella, con un simple movimiento de barbilla, indicaba a los guardias que la ceremonia podía empezar. Uno de ellos propinaba una fuerte patada al taburete, y el cuerpo del Du caía para quedar retenido por la cuerda al instante. La Zeilenesseniss lo miraba largo rato, y en sus labios afloraba una sonrisa. No perdía detalle de las sacudidas,"
Atreveos con la novela y elaborad vuestro propio informe.
 
Philippe Claudel. Un escritor y cineasta
para segur muy de cerca.
 

1 comentario:

  1. Estoy empezando a sospechar que no eres una persona, sino una máquina preparada únicamente para leer. Ese empeño en la tarea sólo puede venir de un robot. Ya no nos engañas :)
    Gracias por las dos últimas reseñas. Un placer como siempre poder leer sobre libros que todavía no hemos leído, pero que descubrimos que están ahí, esperándonos para cuando queramos. Y qué interesantes ambos. Insisto, Claudel se parece mucho a Kevin Spacey.
    Patricia

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