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viernes, 15 de febrero de 2013

La reina de las tres muertes, José Guadalajara

e-book 4,99 €
Acabo de finiquitar la lectura de este libro al que he llegado en búsqueda de información de una de las tres Juanas que anduvieron en candelero allá por la segunda mitad del siglo XV y la primera del XVI en la historia de España. José Guadalajara es licenciado en filología hispánica y en la actualidad profesor de Lengua y Literatura castellanas en un instituto de enseñanza secundaria, autor de media docena de libros y era él mismo quien me informaba con rapidez a una pregunta mía por correo electrónico acerca de la existencia de versión digital, que no dudé en comprar ipso-facto a un muy asequible precio de cinco euros, si bien luego tuve algunos problemillas con el dichoso bichito que traía incorporado, lo que dificultó, solo por unos instantes, su lectura en mi lector digital. Más información en la propia web del autor.

Si bien por el título no se puede advertir de quién se trata, en los entresijos interiores se hacen referencias a Juana, la hija nacida en 1462 de Juana de Portugal, esposa del rey Enrique IV de Castilla, lo que no garantiza que este fuera su padre real, cuestión que sigue y seguirá abierta. Me resisto a añadir el apodo por la que se la conoció, pero no queda más remedio en orden a su identificación: “La Beltraneja o Beltranica”, ignominiosa y tendenciosa alusión a la paternidad, nunca demostrada, del valido del rey Beltrán de la Cueva. Mi acercamiento en búsqueda de información ha sido baldío, pues aunque se habla de esta Juana, no se hace desde un punto de vista histórico contrastado, por lo que todo queda en conjeturas que suponen una licencia del autor, que no aclara en ninguna parte del libro si están fundamentadas. ¿Desilusión? En absoluto, porque como luego comentaré me he topado con un libro magnífico.

El autor no solo no aclara lo que de verdad hay histórico en la novela sino que llegando al final del relato podemos leer frases como las siguientes:

“La Literatura admite la fabulación y la aventura imaginativa del escritor, el vuelo sobre los datos, pero la Historia es una ciencia y, por lo tanto, debe ser objetiva y rigurosa.

“—Ya, pero tu novela no es historia sino literatura. ¿O no?”


Y por si quedaban dudas…

“Lo que más le deslumbraba, sin embargo, era el extraordinario poder del que gozaba el escritor de novela histórica. Podía permitirse incluso jugar con sus lectores hasta envolverlos en un turbio laberinto en donde se confundían la ficción y la realidad y era difícil discernir qué era verdadero y qué era falso históricamente.”

Carlos Scott es un médico, solterón empedernido, que compagina la atención a sus pacientes con la escritura de novelas. Un tatarabuelo suyo, Ramón Nenclares, también escritor, fue asesinado vilmente siglo y medio antes en un callejón cuando se encontraba trabajando en una novela titulada ”La reina de las tres muertes”, justo cuando salía de haber posado para la posteridad en un cuadro con varios literatos de la época, entre ellos, Zorrilla. Carlos tiene relaciones con una empleada del archivo histórico, Laura, por intereses en los fondos documentales y por alguna cosa más fácil de imaginar sin que Carlos responda al cien por cien a los intentos de esta archivera de hacerse con él las 24 horas del día, porque además no es la única que teje en los pensamientos de nuestro protagonista. Carlos tiene contactos con libreros de viejo y con catedráticos que le ayudan en sus investigaciones para su novela que se entremezcla con la búsqueda de información sobre propio tatarabuelo y la novela que este a su vez estaba escribiendo y que a su vez le llevará al intento de localización de la tumba de la “excelsa señora”, Juana de Castilla, que vivió en Portugal cuando Isabel la Católica se la quitó de encima en su lucha por el trono de Castilla. Enterrada en Lisboa, el terrible terremoto que asoló la ciudad en 1755 hizo desaparecer su sepulcro salvo que su cadáver hubiera  sido trasladado con anterioridad, idea que explota el autor. El dar con los huesos de Juana podría hacer factible la comparación del ADN con los propios de Enrique IV que se encuentran en la villa cacereña de Guadalupe en orden a solucionar este enigma histórico de la paternidad o no de un rey castellano.

Como digo, los datos obtenidos de esta novela sobre Juana no me sirven para mi propósito, pero el libro me ha gustado sobremanera. No soy un opinante autorizado, pero el andamiaje que ha conseguido el autor para enlazar tres épocas distintas, 1530, 1846 y la actual me parece magistral. Me han agradado también sobremanera las ambientaciones lisboeta y madrileña, recreando en esta última tanto la atmósfera actual como la política y humana del siglo XIX en la época de Isabel II. Con un relato muy ameno en un lenguaje cuidado, con diálogos precisos y sin ganas de aumentar el número de páginas, el libro tiene de todo, en dosis justas y en varias épocas: historia novelada, conjeturas plausibles, amores, celos, intrigas, peleas, libros, escritores, bibliotecas, viajes, arte…. No se puede pedir más y creo que podría sacarse una muy buena película con este guion. Como en aquellos cuadros en los que el pintor se autorretrata para la posteridad con disimulo, el episodio en el que el propio autor se sitúa en la feria del libro madrileña firmando otros de sus libros reales, me ha parecido original y conseguido, amén de hacerse un poquito de publicidad. Y de paso se pueden aprender algunos piropos galantes, como por ejemplo decir a una señorita, señora o caballero, según procedencia, “bombón sin chocolate”.

Deseo mucho éxito al autor con esta novela, que recomendaré a mis amistadas para una lectura entretenida y agradable. Aunque su publicación data ya de 2009, hay pequeñas joyas ocultas que se tardan en descubrir porque no pueden disponer del bombo y platillo que otras con menos merecimiento, pero lo bueno de la vida está reservado a los que saben tener paciencia.

2 comentarios:

  1. Angel Luis, te veo dando conferencias sobre Isabel la católica, su época y estirpes, pues te han sumergido en una profunda cruzada de lectura. Me parece estupendo, y la verdad es que el personaje y los particulares históricos lo merecen, llenos de intrigas políticas, y problemas dinásticos urdidos entre bastidores.
    No olvides dentro de esta temática “Enrique IV de Castilla” de Luis Suárez.
    Recuerda hacer hueco para el libro “Isabel I, Reina” de Luis Suárez que te entregaré en el próximo Club de Lectura.
    Un abrazo.

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  2. La verdad es que es una obligación autogenerada voluntariamente que me está dando muchos "consabores". Estoy disfrutando leyendo de aquí y de allá sobre la época aunque eso me distrae de otras lecturas, pero tiempo habrá.
    Muchas gracias por tus indicaciones que sin duda seguiré o intentaré seguir. Un abrazo

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