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miércoles, 4 de septiembre de 2013

Calle de los maleficios. Crónica secreta de París – Jacques Yonnet




Jacques Yonnet (París, 1915-1974) fue un polifacético escritor, periodista, compositor, pintor, poeta y escultor. De escasa producción literaria, apenas cuenta con dos libros de poemas y dos novelas, su obra más conocida es La calle de los Maleficios, publicada por primera vez en 1954, pero sorprendentemente no traducida al español hasta su reciente publicación (en papel) por la Editorial Sajalín.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Jacques Yonnet participó en la Resistencia parisina como operador de radio. La novela, narrada en primera persona, recoge vivencias de esta etapa de su vida.

En la obra de Yonnet se hace un recorrido por los antros y tugurios de un área concreta de París durante la ocupación del ejército alemán. En los alrededores de la Calle de los Maleficios abundaban los bistrós en los que individuos de la peor calaña ajustaban sus cuentas pendientes y donde también tramaba sus actividades la resistencia francesa, especialmente a partir de la medianoche y hasta las cinco de la madrugada, hora en la que finalizaba el toque de queda. «Entre personas que debían de haberse menospreciado unas a otras, nació un gran sentimiento de unión. ¡Menuda fauna, amigos míos!».

La novela es sorprendente e inclasificable. Los personajes se suceden sin tregua, las descripciones se hacen con pinceladas breves y eficaces, componiendo breves relatos que con el paso de las páginas irán cobrando unidad. El autor juega con la idea de la existencia de unos lugares intemporales, donde los sucesos ocurren, han ocurrido y ocurrirán repitiéndose cíclicamente de forma misteriosa: «En algunas zonas de la ciudad, hay lugares donde sólo lo eterno tiene cabida. Las personas sencillas que los frecuentan son las últimas en saber qué tipo de perennidad representan».

Por este escenario mágico circulan seres misteriosos, como el Viejo de después de la medianoche, que aparece y desaparece (literalmente) para mediar en las transacciones y discusiones nocturnas; o el relojero fabricante de relojes cuyas manecillas avanzan en sentido contrario, haciendo rejuvenecer a sus poseedores, al más puro estilo Benjamin Button; o el bombero capaz de dominar el fuego y sanar a los quemados. No podían faltar tampoco «truhanes enclenques, putas sedientas, chivatos borrachos de polis de poca monta, rufianes…» cuya intervención es una constante en la novela, con más de cien de estos personajes.

Los relatos se desarrollan dentro de este ámbito misterioso pero alternando su tratamiento, habiendo cabida para historias terroríficas, de novela negra, de espionaje, e incluso con altas dosis de humor.

Una magnífica presentación de la novela se encuentra sus primeros párrafos:

«Una ciudad muy antigua es como una charca, con sus colores, sus reflejos, su frescor y su cieno, su efervescencia, sus maleficios y su vida latente.

La ciudad es mujer, con sus deseos y repulsiones, sus impulsos y sus renuncias, y su pudor, sobre todo su pudor.

Para penetrar en el corazón de una ciudad, para conocer sus secretos más sutiles, hay que actuar con infinita ternura y con una paciencia a veces desesperante. Hay que rozarla sin hipocresía, acariciarla sin segundas intenciones, y hacerlo durante siglos.

El tiempo trabaja para quienes se sitúan fuera de él.

No puede considerarse de París, no puede llamarla su ciudad, quien no conoce sus fantasmas. Impregnarse de sus grises, confundirse con la sombra indecisa e insulsa de los ángulos muertos, unirse a la multitud húmeda que, siempre a las mismas horas, surge o rezuma del metro, de las estaciones, de los cines o de las iglesias; o ser el hermano silencioso y distante de quien pasea solo, del soñador inmerso en una soledad desconfiada, del iluminado, del mendigo, del borracho incluso. Todo esto requiere un largo y difícil aprendizaje, un conocimiento de las gentes y los lugares que sólo se consigue tras años de paciente observación.

En épocas turbulentas aflora el verdadero temperamento de una ciudad y con más razón todavía, en el caso de París, que se sustenta sobre un magma de cerca de sesenta pueblos. Me he pasado los últimos trece años tomando notas de todo tipo, sobre todo historiográficas, ya que ése es mi oficio. En ellas, se cuentan una serie de acontecimientos de los que fui testigo o su muy humilde protagonista. Un cierto pudor o miedo inefable me impidió hasta hoy iniciar esta obra.

Debido quizás a ciertas condiciones particulares, me pareció que los sucesos irracionales que se van a tratar aquí correspondían al ámbito de lo fantástico, aunque lo fantástico a la altura del hombre.

A través de la observación de las situaciones más intrascendentes, he descubierto hechos extraños y coincidencias, una lógica hasta tal punto rigurosa que, movido por mi preocupación constante por ceñirme a la verdad, me he visto obligado a entrar en escena mucho más de lo que hubiera sido necesario. No obstante, era esencial definir la época, y yo, que estuve involucrado en ella hasta la médula, la he vivido con más intensidad que nadie. A fin de cuentas, jamás se me hubiera ocurrido contar una aventura personal sin antes constatar que estaba íntimamente ligada a la de la Ciudad, infinitamente más compleja y digna de interés.

Aquí no hay cabida para personajes ficticios ni historias que proceden únicamente de la imaginación del narrador, que podría ser cualquier otra persona.

Entiéndase este libro no como el más inquietante sino como el más inquieto de los testimonios».


Respecto a la portada, no podía haberse elegido mejor imagen que esta fotografía de Robert Doisneau, amigo del autor, y que fue tomada en 1952 en la calle de los Maleficios (actualmente llamada rue Xavier Privas). Muy aconsejable una visita a la web oficial: http://www.robert-doisneau.com/fr/portfolio/

5 comentarios:

  1. Pinta no, PINTAZA tiene este libro después de leer el post. Muchas gracias.
    Patricia

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  2. Me ha quitado Patricia las palabras de la boca y me ha leído el pensamiento. Esto es un horror, hacen falta sstenta vidas para leer todo lo que hay que leer ...

    Gracias por la reseña

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  3. Sobresaliente reseña, sobre una novela en la que temática contexto y autor son una propuesta inexcusable.
    Enhorabuena y gracias.

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  4. Recuerdo que me lo recomendaste este verano y había pasado a lista de espera pero creo que voy a tener que adelantarlo unos cuantos puestos a la vista de esta reseña. Muchas gracias.

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