Sylvia Plath nació en Boston en 1932. Desde muy temprano demostró sus habilidades en la literatura al publicar su primer libro de poemas a los ocho años. Psicológicamente inestable, sufrió habituales depresiones y varios desórdenes mentales desde su adolescencia, teniendo varios intentos de suicidio a lo largo de su corta vida de 30 años, el último de los cuales puso fin a su vida en Londres en 1963. En vida, solo dos obras suyas fueron publicadas, «El Coloso y otros poemas» en 1960, libro de poesías y el que comentamos hoy, «La campana de cristal», novela publicada en 1963 poco antes de su fallecimiento. Estuvo casada con el también escritor Ted Hughes, quien tras su muerte se encargó de la edición de su poesía completa. Un completísima información biográfica de esta autora y su obra puede verse en la página de MCNbiografías pulsando en este enlace.
La autora, tomando el nombre
de Esther Greenwood, relata en primera persona tiempos pasados y todos los
sucesos que han ido conformando su vida reciente, primero como invitada en
prácticas en una revista, su primera relación amorosa, su ruptura posterior que
la lleva a la depresión y al intento de suicidio del que acaba recuperándose en
una clínica psiquiátrica.
Una fuerte brisa me levantó el cabello. A mis pies la ciudad apagaba sus
luces en el sueño, sus edificios negreaban como para un funeral. Era mi última
noche. Cogí el tardo que había traído y tiré de una punta clara. Una enagua
elastizada sin tirantes que, a causa del uso, había perdido la elasticidad, me
cayó en la mano. La hice ondear como una bandera de tregua, una, dos veces...
La brisa la alcanzó y la dejó ir.
El relato de la compleja
vida interior de la protagonista me ha llevado por una orografía de montañas y
valles en el interés de la lectura: una primera parte interesante, una segunda
muy plana para recuperar al final el tono narrativo y el interés. El reflejo de
la propia vida de la autora está narrativamente bien plasmado aunque es difícil
mantener el interés de tanta inestabilidad emocional comentando escenas de
neurosis y depresión con tendencias suicidas. La valoración es positiva al
final pero posiblemente esta obra no sea del agrado de mayorías, que pueden
abandonar su lectura pasados los momentos iniciales.
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