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lunes, 24 de julio de 2023

Sexo, churros y espiritismo, de Ursaria

URSARIA es el nombre de un grupo que hace música en Madrid y su provincia rescatando las tradiciones existentes en la provincia desde tiempos inmemoriales y que de esta forma se resiste al olvido: «seguidillas, jeringonzas, cantos de trabajo, de taberna y de boda, mayos, rondas, chotis, jotas y danzas rituales». El grupo está compuesto por Ismael Clemente, Sonia Loaysa y Daniel Martín, más algunos ayudantes ocasionales. Hacen música con instrumentos tradicionales de viento, cuerda o percusión, pero también con todo lo que se les pone a mano, desde un cedazo a una botella de anís. Es esta su segunda entrega literario-musical (libro + CD) tras la primera titulada «Compendio para entidades alienígenas» reseñada en este blog en este enlace. Como continuación este libro y disco sirven de alegato escrito y sonoro a las canciones tradicionales de Madrid, que también las tiene. Más información sobre sus actividades y próximos conciertos en directo en su página web, donde pueden escucharse sus canciones como también en la plataformas Vimeo o Youtube. El libro puede adquirirse en internet a través de la página web de Pindongas.

«Hacía una ventolera que encabritaba las veletas»

Un libro en forma de diario que comienza en septiembre de 2019 pero que en la mayor parte de su desarrollo coincide con la pandemia de COVID-19. Todo tipo de personajes van apareciendo en sus páginas:  «Habitantes de la corrala. Y de la casa-cueva. Labradores. Cabreros. Organilleros irredentos. Churreras ninfómanas. Taxidermistas lunáticos y viejos alunados. Cupletistas de raza. Saludadores. Garbanceras corajudas. Bandoleros místicos. Barquilleras videntes. Gitanos de El Rastro. Chulas de mantón rojo. Combatientes del intracasticismo. Sustancieras de Chamberí. Pastores esotéricos… y muchos más». Y muchos amigos, personajes del momento y también lugares, monumentos y establecimientos casi desconocidos de Madrid con sus historias actuales y pasadas para ensalzar y recuperar «lo madrileño» que también tiene su valor.

 «Desde que los bares se llaman gastrotecas, la cuenta atrás del fin del mundo se ha acelerado de forma alarmante».

Hubiera disfrutado el máximo con la lectura de este libro si no hubiera sido por un inconveniente que para mí es primordial: lo he tenido que leer en papel al no disponer de versión digital. Ello ha implicado el tener que leerlo en una mesa con papel y lápiz al lado para tomar notas —muchas notas— a mano de multitud de información contenida en él. Una decena de folios con lugares, calles, monumentos, establecimientos, frases enjundiosas, personajes, cantares y, sobre todo, vocablos, una montonera de vocablos desconocidos de los que el acceso automático al diccionario en un lector digital me hubiera salvado de buscar. Es verdad que muchos de los vocablos son «inventaos» por el escritor y no vienen en el diccionario, pero se entienden. Más de 200 vocablos nuevos que incorporar a mi acervo entre los que sería imposible destacar alguno pues todos tienen su aquel. Y una lista enorme de pueblos a visitar y bares y churrerías de Madrid por los que darse una vuelta antes de que echen el cierre. Casi seiscientas páginas escritas que se leen con avidez por su gracia y su chispa, que forzaran muchas sonrisas en el lector por los giros y las ocurrencias, como ya ocurriera en el primer libro de este autor-grupo. Y con el libro un CD con las 14 canciones y sus orígenes.

«El Manzanares se entretuvo perezoso entre los juncos con los que se atan las docenas de churros».

«Libertad es un término que anda por ahí prostituido, en boca de necios.»

«No hay remedio, está todo perdido... ¡Hasta los churros!»

 




 

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