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lunes, 3 de septiembre de 2012

Viaje a Australia Nueva Zelanda y Malasia, Gerald Durrell


Una crónica sobre la filmación de una serie
sobre naturaleza salvaje, con moraleja
conservacionista y en defensa de la biodiversidad.

PUNTUACIÓN 3/5.
Todos hemos sucumbido ante la belleza de las escenas filmadas en documentales de naturaleza, ante fotografías sobrecogedoras de animales salvajes en libertad. Nos hemos conmovido ante los sonidos o los silencios de paisajes, secuestrados para siempre por la cámara, en esa imagen inmovilizada eternamente. Esculpida en un instante único, irrepetible, imperecedero, desde su captura.
Pero hasta alcanzar el momento de la toma, del disparo inocente del obturador, el fotógrafo, el realizador, el cámara, el presentador, deben de afrontar toda clase de dificultades, de peligros, de esfuerzos físicos, de desplazamientos incómodos, lentos y tortuosos, ignorados o silenciados para los espectadores.
Uno de los pioneros de los reportajes del movimiento conservacionista para la televisión fue Geral Durrell, un personaje ampliamente aludido en este blog. En el desglose de reseñas de su bibliografía le toca ahora el turno a éste Viaje a Australia, Nueva Zelanda y Malasia.
Este libro nos narra una crónica de la filmación de una serie de televisión para la BBC británica, por estos tres enormes territorios, en una peripecia de más de 72.000 kilómetros, en aquel ya lejano 1.966.-
Sus reportajes introdujeron en los hogares de los televidentes extraños animales, de exótico nombre y belleza, el colorido de remotos paisajes y, además, sus comentarios y explicaciones, inculcaron la conciencia del ecologismo y la noción de la rápida e irrecuperable desaparición de animales y habitats en todo el mundo.- La obra no se queda en manidas descripciones de especies zoológicas, cuyo mera mención, -tuáteras, keas, Koalas, taipanes, takabes, Kakapus, ualabíes, tupapas- nos traslada a escenarios de lenguas milenarias, a lejanos paisajes y escenarios virginales.- Esta narración va más allá e introduce algo distinto que no puede disfrutarse en los capítulos de su serie. Durrell, nos narra, también las relaciones entre los miembros del equipo de filmación, con los habitantes de éstas islas, con los aborígenes. Nos muestra el contacto intenso con los funcionarios, los guardas de los espacios naturales, los cazadores autorizados, los navegantes encargados de desplazarles por mar, los pilotos de hidroavión, entre un largo etcetera de personas implicadas en la elaboración de la serie.- En consecuencia, este libro añade el contacto personal, el rostro humano de este arduo proceso. Con su prosa, ágil, salpicada de fino humor, con metáforas ingeniosas, con descripciones, a menudo sugerentes y originales de los parajes naturales visitados, los valles, las playas, el contacto con las islas, de su exhuberante vegetación.
Durante los rodajes y los traslados a los enclaves elegidos, nos relata el sinfín de situaciones compartidas, la mayoría de ellas en clave de humor, algunas con sarcasmos entreverados,  padecidas o disfrutadas, según el caso, con los miembros de su equipo, su cámara Jim, un tipo hipocondriaco, sanguineo y malhumorado, su realizador Chris, un tipo flemático y su esposa Jacquie, la parte pragmática y femenina.
Los comentarios relativos al conservacionismo, sobre los científicos y especialistas que custodían, gestionan o trabajan en las reservas naturales visitadas, sobre la introducción de especies foráneas, y la nefasta política de colonización humana de estos territorios usurpados a la naturaleza, junto a los problemas inherentes al mantenimiento financiero y administrativos de las zonas, se entremezclan en el libro.
 Aunque son muy variadas las cuestiones planteadas no me resisto a contar una anécdota que creo, jamás olvidaré. En plena segunda guerra mundial, mientras todo el Planeta  se mataba de todas las formas imaginables, Winston Churchill, imagino que tras dar una intensa calada a su puro habano, emite una orden tajante y extrañamente peculiar, incluso para él: exige que le envíen desde Australia un Ornitorrinco.
 Un animal extraño, temperamental, muy excitable e impresionable a ruidos y cambios de comportamiento y habitat, de difícil mantenimiento en cautividad, dada su negativa a comer afectado por su privación de libertad.
 En ejecución de esta orden, el animal seleccionado para la ocasión zarpó a bordo del "Port Philip", con el único objeto de cumplir las órdenes de tan estrafalario dirigente, atravesando el Pacífico, el Canal de Panama y el Atlántico. A dos días de arribar a Liverpool, arrojaron cargas de profundidad por el peligro del ataque de un submarino, y ese beligerante ruido produjó una crisis en el pobre ornitorrinco. Dos días después de ser desembarcado murió.
Quizás, eligió no continuar viviendo en un mundo donde los hombres, la especie elegida, morían a millones, enfrentados en una despiada contienda fratricida, cuyas órdenes provenían de personajes capaces de fletar un barco para trasladar forzosamente a un indefenso animal  como elemento de propaganda militar y política.- El ornitorrinco no se dejó domesticar, prefirió morir a ser arrancado de su constumbres y entorno y demostró ser la especie más inteligente.
Por desgracia la mayoría de los presagios del autor sobre el peligro de extinción de especies, las críticas a la tala indiscriminada de árboles, del deteriorio, la mengua de los habitat de las especies, sobre la biodiversidad esquilmada a  velocidad irrecuperable, se han cumplido a la fecha de la lectura de este libro.
 Pero al menos nos queda en esta obra su testimonio y la esperanza de cumplir algún día sus postulados.

1 comentario:

  1. Me encanta. Al final vamos a reseñar la bibliografía completa. Algunos de los personajes se repiten en varios libros, los de los viajes son o para capturar animales para zoos (propios o ajenos) o para hacer documentales (y de paso capturar algún animal) ;-)

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