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sábado, 22 de diciembre de 2012

Beatus Ille, Antonio Muñoz Molina.

Primera y gran novela de Antonio Muñoz Molina.
Un triángulo amoroso, la muerte de una recién casada en un palomar, una traición, la sombra de un asesino y una sorpresa

Puntuación 4/5

Decidí guardarme esta primera novela de Antonio Muñoz Molina en la bodega privada de las lecturas pendientes. Los comienzos de todo escritor suele ser una vanidosa exhibición, una menesterosa expiación de su biografía, y producen las obras más preciadas y personales, motivo por el cual he aplazado su lectura hasta el día de hoy.
En el anaquel de la biblioteca ha estado exhibida y despreciada durante treinta días sin que nadie haya demostrado interés por ella, aborrecida por ignorancia o prejuicios, y decidí saldar esta afrenta con esta lectura.
Una novela primeriza, ambiciosa, madura, compleja con una arquitectura de personajes y escenarios y una dosificación del argumento casi perfecta.
Minaya,personaje principal, joven represaliado por la Policía franquista en los últimos años de la dictadura, escucha casualmente el nombre de un enigmático poeta de la generación del 27, "Jacinto Solana" como tema de una posible tesis universitaria. Pero esta impertinente alusión aviva recuerdos del pasado y le sugiere el retorno a sus orígenes, a su Mágina natal. Allí habita Manuel Alberto Santos Crivelli, un primo de su padre, teniente republicano en la Guerra Civil, herido en el frente de Guadalajara, aún vivo gracias a su estirpe, abolengo y patrimonio. Solicita permiso para estudiar la obra del poeta, que estuvo cobijado y recluido en casa de su pariente en sus últimos años, antes de su muerte tras persecución por la Guardia Civil.
Acude para estudiar al poeta a la mansión renacentista de la familia donde acaba desempeñando labores de archivo por invitación de Manuel.
" El palacio es más antiguo que las acacias y los setos, pero la fuente ya estaba allí cuando lo construyeron, traída de Italia hace cuatro siglos por un duque muy devoto de Miguel Ángel, y también la iglesia y sus gárgolas renegridas de liquen que cuando llueve expulsan el agua sobre la calle con un ceño de vómito.."
La enorme edificación encierra misterios ocultos en su aura gótica y de una latente luctuosidad, habitaciones clausuradas abarrotadas de recuerdos y pruebas, una de ellas, la habitación donde el poeta fue acogido para escribir un libro que tomaría por título "Beatus Ille, en el que se narran las relaciones de los familiares y amigos de la casa, un triángulo de pasiones y una traición.

"Decía Beatus Ille en el inicio de la primera cuartilla, pero no era, o no lo parecía, una novela, sino una especie de diario escrito entre febrero y abril de 1947 y cruzado de largas rememoraciones de las cosas que habían sucedido diez años atrás..."


Diseminados en las lóbregas estancias, cohabitan los distantes moradores, con sus acomodaticios invitados y dependientes:
 Doña Elvira, la madre de Don Manuel, administradora y guardiana de edificio quien desde "las habitaciones altas….murmuraba cosas y maldecía y se miraba en los espejos con su vestido de luto retorciéndose las manos juntas en el regazo." "el recodo oculto y la escalera que conducían al dormitorio donde doña Elvira se recluyó veintidós años atrás para no seguir presenciando la decadencia del mundo y el obstinado fracaso de su hijo. "
Ines, criada, amante y cómplice de Minaya, guía por el edificio y sus recovecos.
Eugenio Utrera -"escultor y huésped indigno de esta casa", el médico Medina, "con sus carcajadas de médico libertino, adicto a la higiene y a lo que él llamaba la fisiología del amor."
Pero además de los vivos, existe la presencia del pasado, dispuesta a expiar las incógnitas adheridas a las paredes de la casa, ek pintor Orlando, escoltado de su amante Santiago, la belleza provocativa y excesiva de Mariana, personajes desaparecidos pero tangibles y apremiantes, en fotografías, en cuadros en escritos dispersos.

"Tenía catalogados no sólo todos sus recuerdos, sino también las fotografías de Mariana y de Jacinto Solana, y las había distribuido por la casa según un orden privado y muy estricto, lo cual le permitía convertir su paso por las habitaciones en una reiterada conmemoración"

Y sobre todos ellos, un suceso, la muerte de Mariana, mujer de Manuel, fallecida a los dos días de la boda en el palomar del edificio, por un disparo extraviado en la persecución de unos falangistas, según la versión oficial. Este fallecimiento trastoca y condiciona desde ese momento la vida de todos los miembros de la familia y de los allegados.
La obra nos traslada a los momentos previos a la guerra, al cenit más sangriento del conflicto y a sus secuelas, con víctimas y verdugos, con las condenas suspendidas hasta la última bala. Cicatrices que la historia no consigue sanar, ni enterrar.
Muñoz Molina nos hacer viajar al pasado, narrando la historia desde un presente esquivo que tiene a la retrospección, con distintos narradores, desmenuzando los acontecimientos, acometiendo su tratamiento desde distintos ángulos, con la mirada de distintos sujetos, con una habilidad encomiable.
En esta novela aparecen las que serán constantes en su estilo narrativo. Personajes sobre los que gravita la pesadumbre de un suceso ocurrido en el pasado, un acontecimiento núcleo del argumento, en este caso las muertes de Mariana y Jacinto Solana, relatado desde distintas perspectivas, desde el presente inmediato, al pasado, devanando con lentitud y precisión literaria el suceso, con el ritmo y latencia de novela negra.
El trasfondo localista de su Mágina natal, escogido en muchas otras de sus novelas, con descripciones de indudable talento como las estas:

"Anchas torres coronadas de maleza, agigantadas por la soledad y la sombra, como cíclopes cuyo único ojo es el reloj que nunca duerme, vigía que avisa a todos los condenados a la lucidez sin tregua y los une en una oscura fraternidad. "
"Náufragos....en una ciudad que ya es en sí misma y desde hace tres siglos un naufragio inmóvil, como un galeón de alta arboladura barroca arrojado a la cima de su colina por alguna antigua catástrofe del mar"


Describe las situaciones con una elegancia y profundidad psicológica y artística que siempre me ha cautivado. Como ejemplo así describe un pasaje del libro:
"Sin voluntad, sin propósito alguno, fue subiendo hacia el palomar consciente de cada peldaño que pisaba, muy despacio, sin oír el sonido de sus propios pasos, como si el designio que obedecía lo hubiera despojado de su consistencia física y lo empujara escaleras arriba como levanta una crecida del mar al hombre que antes de hundirse derribado por ella mira la costa cada vez más lejana y sabe que va a ahogarse"
En resumen una obra recomendable y de impecable construcción.


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