@VilaSilva Lorenzo Manuel Silva, nacido en Madrid en 1966, es un conocido escritor español, cometido al que llegó por vocación pues en sus inicios se licenció en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y laboró como abogado durante 10 años. Con numerosas novelas, relatos, artículos y colaboraciones en diferentes medios, gran parte de su fama está basada en la creación y evolución de dos simpáticos personajes, Bevilacqua y Chamorro, guardiaciviles, que han protagonizado una serie de ocho o nueve entregas según contemos, siendo la última la titulada «Donde los escorpiones» publicada en 2016 y la antepenúltima «La marca del meridiano» con la que al autor obtuvo el Premio Planeta en su edición de 2012. El libro que hoy comentamos, «La niebla y la doncella» vio la luz en 2002, era el tercero de la serie y ha recuperado actualidad con motivo de haberse estrenado este fin de semana de primeros de septiembre de 2017, la película del mismo título basada en sus relato. Más información sobre el autor y su obra utilizando el buscador del blog y en su página web. Hacemos mención a que en 2010 la Guardia Civil le concedió el título de Guardia Civil honorífico por su contribución a la buena imagen del Cuerpo.
En la bella isla de la Gomera quedó hace tres años un crimen sin resolver, del que fue acusado un político que se pasó un año en la cárcel y al final fue absuelto en el juicio. Cambios políticos en la pequeña isla fuerzan que el asunto se retome y el sargento Rubén Bevilacqua y la cabo Virginia Chamorro sean enviados a la isla con la misión de desentrañar el entuerto. Desde el primer momento se une a ellos Ruth Anglada, destinada en la actualidad en Tenerife pero que en el momento de los hechos prestaba servicio en la comandancia de La Gomera y conoce numerosos pormenores de la investigación y de la población local. Pasan los días despistados, hablando con los personajes intervinientes, atacando cabos y dando más palos de ciego que consiguiendo centrar el asunto, cuando por algún motivo se remueve el avispero y se produce un nuevo asesinato. En una comunidad pequeña, donde todos se conocen, los acontecimientos se precipitan y dan pie a los sesudos investigadores protagonistas para dar con la solución, en un final inesperado.
Aunque ya es una novela que leí en 2010, su relectura antes de ver la película me ha supuesto un nuevo placer. Realmente no me acordaba de nada de nada, ni siquiera del desenlace, lo que me ha permitido disfrutar de nuevo de los diálogos chispeantes y ocurrentes, de rabiosa actualidad, de estos dos simpáticos picoletos, que mantienen una profesional relación entre ellos y con sus mandos, compañeros, sistema judicial y personas investigadas que da pie a numerosos comentarios sarcásticos que tienen mucho de cierto. No vamos a descubrir nada a estas alturas de la prosa enorme de este autor de mi devoción que entreteje y propone una crítica social de tremenda realidad a base de hechos ficticios. Las corruptelas, los personajes, las actividades y acciones de unos y otros son ficción aquí y realidad en otros muchos sitios. Me tendré que volver a leer de nuevo los demás capítulos de la serie para volverlos a disfrutar.
Y aunque esto es un blog de libros no me resisto a un pequeño comentario acerca de la película, a cuyo estreno acabo de asistir en una sala, cuanto lo lamento, en la que estábamos apenas media docena de personas. Tengo y mantengo la opinión de que hay que leer los libros antes de ver las películas y no me meteré en cuestiones técnicas de rodaje, actores o planteamientos. He oído o creído oír que el autor está bastante satisfecho con la película y eso es importante, pero a mí me ha defraudado en el sentido que ahora contaré. La acción transcurre bastante fiel a la esencia de la novela casi hasta el final, pero es en este punto donde parece que el guionista, que es también el director de la película, se ha tomado unas licencias de trastoque que a mi juicio alteran la esencia del final propuesto por el autor, no sólo en hechos sino también en personajes y escenarios, un asunto que me ha parecido innecesario y que no alcanzo a entender, aunque supongo que será, como siempre, «por necesidades del guion», valga la redundancia. Me quedo con el libro y solo acabar diciendo que los espectadores que solo vean la película, que calificaré de entretenida, se pierden la riqueza de la psicología de los personajes y sus diálogos chispeantes e ingeniosos que brillan por su ausencia en el filme. Otra película, para la colección, que no… concuerda con la obra literaria.
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