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miércoles, 3 de octubre de 2018

La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe

Thomas Kennerley Wolfe es un periodista y escritor estadounidense nacido en Richmond en 1931. Estudió literatura y periodismo en la Universidad Washington and Lee y se doctoró en Estudios Americanos por la Universidad de Yale. A finales de los años 50 comenzó a trabajar como periodista, alcanzando la fama tras colaborar en numerosas publicaciones como Esquire, The Washington Post o New York Herald. Según afirmaba, su objetivo en sus obras de ficción era retratar la sociedad siguiendo las pautas del realismo con un guiño a autores como John Steinbeck, Charles Dickens y Emile Zola y utilizando técnicas del nuevo periodismo. Tras algunos ensayos, «La hoguera de las vanidades» es su primera novela, publicada en 1987 y que inicialmente había sido entregada por capítulos en una revista. Con posterioridad vieron la luz «Todo un hombre (1998)», «Hooking Up (2000), «Soy Charlotte Simmons (2004) y «Bloody Miami (2012)». Falleció en Nueva York en marzo de 2018.

Sherman McCoy es un flamante vendedor de bonos en una de las empresas punteras de Nueva York al que le sonríe su físico y su vida. Casado con con Judy y con una hija pequeña, Campbell, vive en un lujoso apartamento en la zona VIP de Nueva York. Tiene una amante, María Ruskin a la que un día acude con su Mercedes deportivo a recoger al aeropuerto. A la vuelta se adentran por equivocación y se pierden en el Bronx, sufriendo un incidente nada claro con dos jóvenes negros del que consiguen escapar pero con la sensación del posible atropello a uno de ellos conduciendo María que había tomado el volante mientras Sherman se enfrentaba a ellos. Efectivamente, Henry Lamb aparece en un hospital en estado de coma y la única pista que tiene la policía de su posible atropello es un Mercedes deportivo cuya matrícula comienza por las letras RE, RF, RB, o RP. El reverendo Reginald Bacon, de raza negra como Henry, liderará todo un movimiento en el Bronx apoyado en artículos en el tabloide City Light y en algunas cadenas de televisión que forzarán a moverse al estamento judicial y a la policía que finalmente llegarán hasta McCoy haciendo del caso un enfrentamiento de negros marginados contra blancos poderosos. Irán desarrollándose numerosas escenas policiales, en los juzgados, en los juicios y en las calles que provocarán sucesivos enfrentamientos entre los estamentos sociales y convulsiones en el matrimonio y en el mundo de Sherman.

Un buen rato de lectura en sus 636 (concentradas) páginas de la edición de bolsillo con 284.000 vocablos. El libro electrónico avisa que se necesitan más de dieciocho horas de lectura… Tras unos comienzos algo deslavazados, el tema entra en ebullición y tendrá al lector enganchado en los diferentes escenarios en los que transcurre la acción. Es interesante mencionar el año de publicación, 1987, para hacerse una idea de la situación real en aquellos años ochenta en esta universal ciudad que todo el mundo conoce por el cine. Con un entramado realista y unos planteamientos muy vívidos y plausibles, el autor desgrana y critica socialmente los diferentes estamentos sociales neoyorkinos no dejando títere con cabeza y reflejando con crudeza negros, blancos, barrios, estamentos municipales, judiciales y policiales, la vida social de la ciudad… con escenas memorables que el lector estará viendo nítidamente y viviendo ante sus ojos. Son muchas y no es cuestión de referirlas todas, pero la primera cena social en la que las mujeres son calificadas como «radiografías» o «tartas de limón» es para releerla más de una vez. Y no digamos cuando en su oficina está ultimando una operación de bonos de muchos millones con el francés Bernard mientras el limpiabotas Félix da lustre a sus carísimos zapatos y de reojo está leyendo la noticia del atropello en el periódico: memorable, pero como digo hay muchas. La evolución psicológica del protagonista Sherman McCoy es magnífica, así como los perfiles de políticos, periodistas, jueces, abogados, policías… y hasta porteros del edificio donde vive y el presidente de la comunidad. Tras muchas horas de lectura y disfrute, algunos lectores entre los que me encuentro quedarán un poco chafados con el final en forma de crónica periodística escueta que no aclara a mi entender prácticamente nada: se lo podía haber ahorrado el autor. En todo caso una lectura altamente recomendable, no así al parecer la película protagonizada por Tom Hanks, Bruce Willis y Melanie Griffith y dirigida por Brian de Palma, que estando bien se queda muy corta en hacer honores al libro.

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