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lunes, 11 de marzo de 2013

PERSONA, de Julián Marías.


Persona, de Julián Marías.
Alianza Editorial, 1996.
188 páginas.
 "Hay que insistir en la idea de que la persona es alguien corporal: alguien, no algo."
                                De una conferencia de Julián Marías.

Hace unos días me encontré con Javier Lee, compañero de blog y compañero del club de lectura, en la biblioteca de San Lorenzo de El Escorial. Seguí su recomendación y cogí una película de un director y escritor que hemos reseñado por aquí: Philippe Claudel. La película me gustó mucho, pero hoy no quería comentar esa película, sino cómo en ese espacio público que es nuestra biblioteca a la vez que espacio para muchos ensimismamientos, entre recomendaciones y una conversación acerca de nuestros trabajos, cada uno de nosotros ya estaba seleccionando sus libros para llevárselos después. Es decir, que de modo simultáneo estábamos intercambiando opiniones y –sin comunicárnoslo el uno al otro –elegíamos proyectos de lectura para los próximos días: esos libros, que al poco rato, estaríamos cogiendo en préstamo.

            Uno de los que elegí fue “Persona”, de Julián Marías (1914-2005). Un ensayo del filósofo, en el que intenta esclarecer qué es la persona, y en el que nos podemos encontrar con las ideas –que me han llevado a introducir el libro como lo he hecho –del ensimismamiento (retracción o retiro a la interioridad) y la convivencia (relación interpersonal). Julián Marías no se centra más en una de las dos, por la sencilla razón, que no concibe la persona sino en la simultaneidad de ambas. p.41: Junto a su esencial apertura, la persona es un <<dentro>>, un ámbito (…) no consiste solo en actos y gestos, sino a la vez, en inextricable mezcla con ellos, imágenes, recuerdos, evocaciones, expectativas, deseos, nostalgias, sentimientos de toda índole que coexisten con la vida exterior, de la que son testigos los demás. En ambos <<mundos>> vive simultáneamente el hombre.

            Me acuerdo, ahora, de la secuencia de “Annie Hall” (Woody Allen, 1977) en la que los personajes de Diane Keaton (Annie) y Woody Allen (Alvy Singer), aparecen –poco después de conocerse –conversando en la terraza de un piso. Por un lado asistimos a lo que se dicen, al diálogo que mantienen, y por otro lado vemos los pensamientos que no se dicen, el diálogo que mantienen cada uno de ellos, con sus respectivos gustos, deseos, proyectos, etc.

Un guiño a esta escena lo encontramos en “500 días juntos” (Marc Webb, 2009) donde Joseph Gordon-Levitt (Tom) va a casa de su exnovia, Zooey Deschanel (Summer) y por un lado se muestra en la mitad de la pantalla lo que está ocurriendo (realidad) y en la otra mitad lo que le gustaría a Tom que ocurriese (expectativas). Secuencias que nos sirven como ejemplos de andar por casa, sobre lo que Julián Marías dice también acerca de la persona, y que guarda relación con nuestra distensión temporal (no somos simplemente presente). P.122-124: Lo decisivo, lo que da a la persona un puesto único en el conjunto de todo lo conocido con intuición y que permite la experiencia, es la inclusión de la irrealidad en su realidad. Podríamos decir que lo real no es más que real, y en ese sentido, presente. La persona, no: es desde luego pasado y futuro, memoria de lo que fue, y que sigue actuando, formando parte de lo que <<es>>, y sobre todo futuro incierto, anticipación o proyecto, y consiste primariamente en ello.
La persona, por ese componente de irrealidad del que habla Julián Marías, está en proceso, somos constante innovación, ya que no tenemos una constitución prefijada, dada, cerrada, y por lo tanto, no se puede decir de una persona <<esto es>>. P.32: El animal está <<dado>>, no solo en lo que es como organismo, sino en el repertorio de sus acciones que tiene que realizar; pero que están ya determinadas por su especie; en eso consiste su naturaleza. En el hombre, por el contrario, se introduce la irrealidad –el futuro incierto –como constitutivo de su realidad, ya que está presente proyectivamente en la persona. El repertorio de sus acciones posible, no solamente no está realizado, sino que no está ni siquiera dado como pauta fija, ya que la persona es libertad intrínseca e inseguridad.

            Ligadas a estas ideas que nos pueden ayudar a comprender qué es la persona, Julián Marías nos habla de la vocación, del amor, de la amistad, de la función que ha tenido la literatura a la hora de entender qué es la persona, de la autenticidad/inautenticidad… Después de leer el libro y escribir estas pocas líneas sobre él, me pregunto: ¿pero todo esto se puede meter en un librito de 180 páginas? Creo que no. Creo que este ensayo, como tantos otros, es una invitación a seguir dando vueltas a temas que siempre tendrían que estar repensándose, y para referirnos a ellos, tomamos prestadas  palabras que dedica Marías a la persona: están siempre abiertos, son inagotables, tienen siempre nuevas posibilidades no ensayadas. Quizá, este ensayo sea una llamada a la reflexión –si es que no la hacemos día tras día - a cada uno de nosotros para ir ensayando esas otras posibilidades, y de las que dependerá en gran medida nuestra forma de interactuar con los demás y de vivir nuestra vida.

             Difícil entender el lugar al que se está relegando ¿hoy? a la Filosofía. Difícil también encontrar libros como “Persona”, y no lo digo porque no se escriban libros que nos puedan interesar tanto como el de Marías, sino porque es difícil hacerse con él. Por iberlibro he visto que lo tienen en unas pocas librerías y como lleva años descatalogado su precio oscila entre los 25 euros y los 126.  En fin. Menos mal que todavía es posible descubrirlo (no había oído hablar de él) en algunas bibliotecas públicas que no han tenido que cerrar sus puertas.

            Puede resultar interesante, después de leer este libro, ver “El séptimo continente” (Michael Haneke, 1989) para descubrir en imágenes la despersonalización y el ocultamiento de la persona, también temas que investiga Marías. Agradezco a Rubén R. su propuesta de visionarla. Ha sido un acierto.

            pp.28-29: La despersonalización, que no puede ser total, hace que algunos lleguen a la muerte, al balance total, con una impresión desoladora: <<no he vivido>>. Lo interesante es que puede coincidir con una vida llena de acción, contenidos y éxitos; pero todo se siente <<ajeno>>, un error respecto a lo que había tenido que ser la vida de esa persona única, que se descubre, diríamos, en hueco, al entrar en últimas cuentas consigo.

            p.50: La dispersión habitual de la vida hace problemática la concentración, condición imperiosa para el hallazgo de la propia persona. (…) Es improbable que el hombre de nuestro tiempo se pregunte por su destino último, lo que le haría tropezar con su realidad personal, porque su atención está absorbida por las noticias, por las preocupaciones impuestas por la burocracia, las regulaciones de todo orden, los quehaceres profesionales, raras veces conexos con la vocación, la anticipación de la percepción de las subvenciones, jubilaciones, pensiones, servicios públicos, hasta una muerte vista con ojos <<administrativos>> y que se presenta como un mero término de la vida, sin lugar a un balance personal y un interrogante acerca de la posibilidad de un destino ulterior.

            p.125: el hombre sabe que podría no haber nacido, y esto lo obliga a la vez a imaginar y proyectar su vida y a justificarla, a tratar de darle sentido –se entiende, buen sentido, ya que la posibilidad del absurdo acompaña a la conciencia de contingencia, es una permanente tentación.

Patricia L.D.

9 comentarios:

  1. Cada vez me sorpreden más tus entradas, por supuesto que gratamente.
    Filosofar sobre la "persona" es filosofar sobre uno mismo. Podría escribirse tantos ensayos como personas hay, han habido o habrán en el mundo.
    Besos,
    Consuelo

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  2. Muchas gracias, Consuelo. Me gustan los libros que entre tanto ruido nos invitan a parar un poco y plantearnos cuestiones que no deberíamos dejar a un lado.
    Un abrazo,
    Patricia

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  3. Interesante entrada sobre mi admirado Julián Marías.
    Tan sólo comentar que en efecto Marías nació en 1914 pero su año de fallecimiento es 2005 y no 1991.
    De hecho el libro "Persona" es posterior a 1991.

    Marías tiene otros libros sobre esa temática, que le interesó especialmente en sus últimos años. Otro se titula "Mapa del mundo personal", también muy interesante. Y desde luego su magnífico "breve ensayo sobre la ilusión", una delicia.
    Un saludo.

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  4. "Breve tratado sobre la ilusión", es el título exacto.

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  5. Uy, ahora mismo lo cambio, de hecho el libro que "reseño" creo que data de 1996, qué despiste.
    En "Persona" hace un comentario sobre la "ilusión", imagino que "Breve tratado sobre la ilusión" irá por los derroteros apuntados ahí. Señalaba que le gustaba referirse a la "ilusión" en el sentido de "estar ilusionado" y no en el sentido de "iluso" :-)Anotado queda el libro que nos señalas. Y el otro también.
    Muchas gracias por tu comentario. COmprendo tu admiración.
    Un saludo,
    Patricia

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  6. Julián Marías es una fuente inagotable de conocimiento y admiración. Recomendar también su libro "España Inteligible", de lectura obligada. Y sus memorias "Una vida presente" que es de lo mejor que conozco en el género.

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  7. Me ha gustado la entrada, donde, como de costumbre nos invitas a reflexionar sobre la lectura. Este autor tiene una ingente labor ensayìstica muy tentadora.
    Un abrazo.

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  8. Me alegra que te haya gustado :) Sí, habrá que seguir leyendo a Julián Marías.
    Un abrazo,
    Patricia

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