Agota Kristof es una escritora húngara nacida en Csikvánd en 1935. En 1956 escapó de Hungría con su familia y fijó su residencia en Suiza, trabajando como operaria en una fábrica y estudiando francés, idioma en el que escribió su obra. Publicó en 1986 su primera novela «El gran cuaderno» que tuvo continuación en «La prueba (1988)» y «La tercera mentira (1992)» conformando las tres esta trilogía de «Claus y Lucas» que comentamos aquí. Otras obras suyas, relativamente cortas, son «Ayer», «La analfabeta» y «No importa». Murió en Suiza en 2011.
El mundo, revuelto y en guerra, visto desde la óptica de dos —¿dos? — niños gemelos, de seis años, dejados por necesidad por su madre con una abuela cruel y que malviven en un pueblo miserable en la misma frontera, pero se resisten con todas sus fuerzas a dejarse llevar por las circunstancias, luchando por salir adelante en un ambiente hostil que les niega todo. Aprenden a leer y escribir por su cuenta y van anotando todo en un gran cuaderno. Con el tiempo, se separan, cruzando Claus la frontera y dejando solo a Lucas, que se esmera por hacer el bien en todo lo posible en el pueblo; ya no están en guerra, pero la devastación ha sido tan poderosa que continúan fuertes restricciones y todo bajo un férreo control por parte de los invasores. Con el tiempo, ya en la tercera parte, Claus ¿o es Lucas? Regresa, pero sus vidas han cambiado mucho y hacen imposible la reconciliación.
Por muchos es considerada como una novela imprescindible, pero yo no puedo compartir esa idea. La primera parte transmite una historia emocionante, si bien con un lenguaje extraño, frases muy cortas, repetitivas, minimalistas que a mí me resulta difícil de leer, pero los sentimientos y situaciones llegan al lector y más por venir contados por uno ¿o dos? Niño(s) de seis años. La segunda parte es ya más floja y en la tercera parte el descoloque a que se somete al lector es significativo. El descontrol de personajes es total, la relación con todo lo leído anteriormente es difícil de detectar, aunque quizá sea esto lo que llama la atención y sea «la tercera» mentira como su título indica. Lo siento, pero a mí no me gusta el despiste, la desorientación cuando no el engaño. Lo siento, pero no juego. La escritura en todo el libro es desnuda, sin «grasa» como dice la autora, muy directa, con frases muy cortas que como ya digo en mi caso me tira para atrás, pero para gustos hay colores. En una reunión de club de lectura y a pesar de la portada del libro no nos hemos puesto de acuerdo si se trata de uno o dos niños. Significativo cuando menos.
Me quedo con la historia que se puede «trasfondar» en la primera parte, cruel, directa y desgarradora, y que sería la única que yo recomendaría y eso con reticencias por el estilo. El mundo presentado tiene muchos visos de ser real y haber tenido lugar en la patria de la autora durante la invasión de las tropas soviéticas, aunque esto no se menciona en la novela, donde no aparece ninguna referencia a ciudades o naciones. Señalar los dos nombres, de cinco letras, de las mismas letras, aunque en numerosas ocasiones el de Claus aparece como Klaus… ¿Se trata del padre? Demasiadas interrogantes para lectores que gusten de una cierta verosimilitud.
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