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sábado, 22 de febrero de 2020

Natasha, de Esteban Navarro

Esteban Navarro Soriano, escritor murciano, nacido en Moratalla en 1965 que durante muchos ejerció de policía nacional destinado en Huesca con lo que obtuvo numerosas ideas y situaciones para sus libros, bien por experiencias propias bien referidas por compañeros, a las que añade mucho de imaginación para convertirlas en historias redondas. Hace algunos años fue el primero en acuñar la expresión «generación Kindle» para designar a los autores que aprovechaban la facilidad de la auto publicación y del fenómeno de los libros electrónicos para hacerse un hueco en el panorama literario. En la actualidad, diciembre de 2019, es ya escritor a «tiempo completo» y cuenta con más de una veintena de libros publicados, numerosos premios en diferentes certámenes y participa activamente en actos relacionados con su obra. Alguno de sus libros ya ha sido reseñado en este blog como «El apagón», «La noche de los peones», «Ángeles de granito», «La gárgola de Otín», «El cónsul infiltrado», «Una historia de policías», «La rubia del Tívoli» o «El ajedrecista». La edición digital del libro que hoy comentamos, «Natasha» vio la luz hace dos días, 20 de febrero de 2020, al comedido precio de 2,99 euros. Más información en su blog accesible desde este enlace.

Sabino Peláez y Natalia Sánchez —en realidad Natasha— son los protagonistas de esta historia ambientada en Madrid. Sabino ejerce laboralmente en una empresa de paquetería y conoce un día como vecina de asiento de autobús a Natalia. Se convierten en pareja incluso con presentación a los padres de Sabino pero en realidad Sabino no sabe nada de ella, de lo que se dará cuenta tras fallecer Natalia en un accidente de tráfico en una carretera de Ávila con un misterioso acompañante. Sabino da vueltas y más vueltas a su perdido amor, del que todo lo que le queda es un ordenador portátil y una conexión a Facebook, un mundo desconocido para Sabino. Mediante él contactará con Anna, una amiga de Natalia y empezará a descubrir muchas de las cosas que ignoraba de su amada.

Por menos que cuesta un cubalibre, el lector puede pasar un buen rato, no muy largo, devorando los poco más de veintiséis mil vocablos de esta novela corta que se lee prácticamente de un tirón (a la vez que se toma ese cubalibre o un agua con gas). Una historia sencilla, con los personajes justos, cargada de emotividad y que ben pudiera estar ocurriendo cientos de veces en la vida real actual. Las personalidades reales de los personajes muchas veces quedan ocultas y, poco a poco, diferentes situaciones van desvelando sus interioridades, como ocurre en este relato en el que Natalia (Nastasha Kuznetsova) hace beber los vientos a un enamorado Sabino al tiempo que le oculta su vida real. Afloran muy levemente en esta novela esos entresijos policiales que tan bien domina el autor en sus novelas. Recomendable como otros tantos libros de este autor, entre los que me atrevo a destacar «Una historia de policías»; altamente recomendable también, y que le causó problemas en su trabajo y posiblemente propició su salida del Cuerpo Nacional de Policía.



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