El domingo, después de ver El secreto de vivir (1936) de Frank Capra, y quizá porque sus películas parecen un buen cuento, y además bien contado, me entraron ganas de leer uno. Busqué y al final me decidí por El curioso caso de Benjamin Button, de F. Scott Fitzgerald. Hoy he terminado su lectura, y teniendo tan reciente el visionado de la película he empezado a hacer asociaciones: tanto el protagonista de la película de Capra, Mr. Deeds, (interpretado por Gary Cooper) como el protagonista del cuento de Fitzgerald son dos personajes que van a contracorriente. Uno –qué cosas más raras se les ocurren a algunos –decide repartir la herencia que le ha caído en gracia –o en desgracia –entre los más necesitados; el otro porque su reloj biológico va al revés: nace siendo un anciano y según va transcurriendo el tiempo se irá haciendo cada vez más joven, hasta terminar su vida siendo un bebé. (Igual ya han visto la película que hizo David Fincher basándose en este cuento, pero merece la pena leerlo).
Son dos hombres que no se ajustan a la norma, son diferentes, y como la diferencia siempre suele mirarse con desconfianza y recelo, no les quedará otra que hacer frente a los comentarios malintencionados, a la incomprensión, al verse señalados por miles de dedos, a las burlas, y a los titulares de los periódicos: Mr. Deeds será apodado “El ceniciento”, mientras que Benjamin Button será “El misterioso Hombre de Maryland”. A su alrededor circularán historias inciertas y exageradas, fruto de los rumores. Como dice el narrador que nos cuenta la historia de Benjamin Button: Pero la verdadera historia, como suele ser normal, apenas tuvo difusión.
Ayer (son más de las 00:00), una colaboradora de este blog, con su post hacía una defensa de la literatura juvenil. Yo doy a la flecha derecha del mando y copio las palabras que dice Mr. Deeds en el juicio en el que tiene que defender su cordura: Es como si veo a un hombre en una barca cansado de remar y me pide que le lleve, pero hay otro ahogándose. ¿A quién espera que ayude? ¿Al sr. Cedar, que me pide que le lleve? ¿O a esos hombres que se están ahogando? Cualquier niño de diez años respondería correctamente. Mi plan es muy sencillo. Daré a cada familia 4 hectáreas , un caballo, una vaca y semillas. Si la trabajan durante tres años la granja será suya. Si estoy loco por eso, que me internen.”
¿No parece un fragmento sacado de un cuento de niños? Muchos adultos disfrutamos del cine de Capra. Leemos en dos días y por primera vez un cuento titulado El curioso caso de Benjamin Button, que al igual que su versión en el cine, nos deja cierta melancolía, y pensamos que no nos hubiera importado leer ese libro con doce años; o ver esas películas con trece. Hay libros y películas que están más allá de la edad.
También reivindico la literatura juvenil para Niños Grandes. Porque a veces olvidamos con demasiada facilidad lo que cualquier niño de diez años respondería correctamente.
Patricia L.
Gracias al post "pequeños grandes libros".
Hace poco que vi la película "El Curioso caso de Benjamín Button" sin saber que había libro. Luego lo encontré y lo tengo pendiente entre mis centenares de lecturas pendientes. La película está bien y supongo que habiendo leído el libro previamente estará mejor.
ResponderEliminarGracias por el post y las referencias.
Hola Angel Luis,
ResponderEliminarla adaptación que hace Fincher se centra en "el curioso caso": ese cambio en el reloj biológico de Benjamin. Sin embargo, luego es muy diferente. Gracias a Fincher leí también "Club de lucha" de Chuck Palahniuk. Todo lo que hace David Fincher me gusta (además hace películas muy diferentes).
A veces el libro te lleva a la película, y otras la película al libro... Por cierto, hablando de Fitzgerald, ya está pululando por ahí el vídeo de la nueva versión de "El gran Gatsby", donde Gatsby será Leonardo Dicaprio:-) A ver qué tal la adapatción. El libro es estupendo.
Interesante reseña contrastando la simbiosis y paralelismo entre la literatura y el cine.
ResponderEliminarLa primera nutre a la segunda de historias y personajes consolidados para los futuros espectadores, y la pantalla interpreta el contenido literario, selecciona, sintetiza y recrea formas específicas, en imagen precisa y arbitraria, escogidas y recreadas por la mente y los recursos técnicos a disposición del director. Hasta la filmación de la película, cada personaje, los escenarios, los paisajes sólo existían en la mente de cada uno de los lectores, en el poso particular sedimentado en su memoria por la lectura, con los perfiles y matices congeturados en el procesamiento de su cerebro. Hay tantos análisis de libros como lectores.
Una vez visualizada la película inconscientemente las imágenes se anteponen al recuerdo del libro, resultando casi imposible desembarazarse de ellas, demostrándose así que somos ya una cultura visual.
De hay la esencial responsabilidad artística y moral de los cineastas cuando acometen la complicadísima tarea de filmar una obra literaria, pues, quienes lean después de visualizar la película, están muy condicionados por los trazos de filmación.
Gracias por tu comentario, Javier. También hay que recordar aquellos tiempos en los que los guionistas, grandes escritores, nutrían al cine de unas historias maravillosas... Hoy se echa en falta un poquito eso, la escasez de buenos guiones: sin embargo, a veces vas al cine y te llevas una grata sorpresa.O ves alguna serie de televisión que te deja con la boca abierta.
ResponderEliminarEs cierto, después de ver la película es muy difícil llegar virgen a la lectura:te imaginas al actor que interpretó el papel del personaje Y, o Z, o lees algo que no estaba en la película y te dices, "anda esto es diferente", etc.: la comparación y superposición de uno con otro es inevitable.
Lo mejor es cuando los dos te parecen a su manera dos mundos: los dos tienen su razón de ser. Sea una adaptación fiel o no.
Saludos,
Patricia
Casualmente hoy viene en un periódico un artículo sobre cuentos que luego se han convertido en historias más largas para el cine. Lo dejo aquí por si a alguien le interesa. Entre ellos está "El curioso caso de Benjamin Button": http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/25/actualidad/1340644594_400227.html
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