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jueves, 18 de abril de 2013

Mientras escribo, Stephen King

Un ensayo lúcido, sencillo y visceral
sobre el oficio de escritor.
Puntuación 4/5

STEPHEN KING se ha convertido en un icono literario emparentado con las grandes cifras de ventas y éxitos editoriales en los géneros de novela y relato fantástico y terror. Mediático, con legiones de lectores por todo el mundo, con numerosas obras convertidas en argumento cinematográfico, es reconocido también en otros ámbitos culturales por su imaginativa creatividad.
En el año 2.000 publicó este ensayo autobiográfico y literario, sobre la escritura y la profesión de escritor. Un personal análisis de las dificultades, penurias y recompensas del gremio, en la que reflexiona en profundidad sobre variados aspectos como el mito de la inspiración, la depuración del estilo, la ardua búsqueda de temas convertibles en historias, las claves de la revisión del texto originario, desde un prisma íntimo basado en la experiencia acumulada por él y otros compañeros. Abre las puertas de su estudio de escritor profesional para diseccionar y compartir la complicada gestación, elaboración y revisión de un libro.
Comienza con una autobiografía centrada en sus inicios como escritor. Nos describe una infancia y adolescencia problemática condicionada por el abandono paterno y los problemas económicos, itinerante por pequeñas ciudades estadounidenses, donde comenzó a redactar pequeños relatos en los márgenes de las páginas de sus lecturas infantiles. Una publicación subversiva ideada por su hermano, los periódicos del instituto, las crónicas deportivas y de sociedad, junto con los talleres universitarios, fueron sus primeras tentativas hacia el oficio, donde fraguaron las primeras decepciones, infinidad de críticas, pero también, esmerilar defectos y el asiento de un estilo propio. Tras estos primeros devaneos atisbó el intenso deseo de publicar. Una boda, varios hijos, la vida en una caravana, precarios trabajos como lavandero y profesor, casi destruyen el sueño de convertirlo en escritor. Perseveró, sufrió, insistió, con escasas recompensas. Pocas publicaciones de relatos breves y exiguas retribuciones por ellas. Pero talento y suerte han de ir de la mano. La novela “Carrie”, su primer éxito económico y artístico, la rescató Tabitha King, su mujer, de las ávidas fauces del cubo de la basura. En vez de pudrirse en un estercolero, tras ese oportuno salvamento, produjo seguridad, confianza y la preciosa cifra de 200.000 dólares de entonces.
STEPHEN KING, en este libro, confiesa una contundente realidad. alcohol, cocaína, estupefacientes y fármacos acompañaron al autor en este auge profesional, compañeros de creatividad ubicuos y demoledores. De esta autodestrucción, hacía 1987, le salvó su mujer, según afirma el propio escritor, en una sincera y emotiva expiación, que aprovecha para deslindar la mitología sobre la concomitancia entre inspiración literaria y drogadicción. Ambos son contradictorios. Cita escritores paradigmas de esta afirmación y expone sus razonamientos en contra.
No es el típico manual de estilo oportunista, ni una panacea con fórmulas magistrales para conseguir el fulgurante éxito como escritor, sino una descarnada reflexión sobre el oficio, donde desvela recursos, manías, hábitos de trabajo, y por encima de todo mucha sinceridad. Leer y escribir mucho y convertirlo en un metódico plan, ese el único camino hacia la superación y quizás el reconocimiento. Y, por supuesto, el condimento indispensable de un poco de suerte.
Además, abandonó la escritura del libro, incapaz de enfocar con claridad las vertientes del mismo y cuando decidió reanudarlo sucedió algo que impulsó su finalización. En verano de 1999, en el vespertino y habitual paseo, STEPHEN KING fue atropellado por una furgoneta. Salvó la vida, gracias a la pronta intervención de los sanitarios y del rápido tránsito en helicóptero al hospital. El pulmón derecho colapsado, múltiples fracturas en la pierna derecha, cadera fractura y dolor, mucho dolor, fueron las secuelas del accidente y la reanudación de la redacción de este libro, en el que narra el truculento episodio, lleno de matices. Pero su instinto de escritor, la necesidad de continuar abriéndose al mundo a través de sus escritos impulsó la terminación de este ensayo, del que guarda un emotivo recuerdo.
Atreverse a escribir una líneas, tomar la decisión de plasmar una vivencia, una historia o un pensamiento, ahora es más sencillo con este libro, pues después de su lectura, sabes que el bloqueo, el miedo, la frustración y la soledad ante el folio o la pantalla del ordenador, es un mal compartido por principiantes y también por los escritores consagrados como STEPHEN KING.
Recomendable para todos, en especial, a quienes emborronan cuartillas o indagan sobre las motivaciones y quebrantos del profesional que hay tras la obra que estás leyendo.

 

3 comentarios:

  1. Me encanta tu comentario. Después de leer mucho de King y de Asimov estos últimos años, hace unos días me puse delante de este libro y de "Memorias" de Isaac Asimov. Me decidí por el último por quien tengo una especial predilección y pensé dejar "Mientras escribo" para dentro de unos meses pero acaba de avanzar hasta el primer puesto de la lista de espera tras leer tu reseña. Como siempre, muchas gracias.

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  2. Hace tiempo que tengo pendiente la lectura de este libro, y me gusta verlo reseñado por aquí, tentándonos todavía más, y justamente cuando tenemos entre manos nuestro primer King: "Misery". Ya comentaremos en el club de lectura.
    Un abrazo,
    Patricia

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  3. Agradezco tu comentario. Es un libro lleno de información cualificada compartida por un gran escritor.
    Cuando reseñes en tu blog el libro, envíame el enlace. Me intetesa tu opiniòn extensa de la obra. Te sigo.
    Un abrazo.

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