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miércoles, 2 de octubre de 2024

Marranadas, de Marie Darrieussecq

Marie Darrieussecq, escritora vascofrancesa nacida en Bayona en 1969, es licenciada en francés por la Universidad de la Sorbona. Pasó su infancia en Bassussarry, un pequeño pueblo rural y residencial del País Vasco-Francés, situado a menos de 10 km de Bayona. Ya con seis años empezó a escribir. Traducida su obra a muchos idiomas, ha publicado una veintena de libros: novelas, cuentos, biografía, teatro, ensayos y traducciones. Esta novela, «Truismes (Marranadas y/o Chanchadas)», escrita en 1996 fue finalista del Premio Goncourt con un gran éxito en Francia y se tradujo a más de treinta lenguas. Entre sus novelas traducidas al español se encuentran «Nacimiento de los fantasmas», «Respirando bajo el agua», «El bebé», «Tom ha muerto» o «Estar aquí es espléndido».

La escritora que transformó a la mujer en cerda.

Hace frío y hay barro por todas partes. Apenas puede ver, le dan calambres. Pero debe esforzarse en recordar los detalles. Es urgente que escriba, antes de que le sea imposible sujetar el bolígrafo. Todo comenzó cuando estaba en paro y encontró por fin un empleo en una cadena de perfumerías donde adquiere gran fama, especialmente entre los clientes masculinos, que caen —literalmente— rendidos ante ella y su uniforme. La vida acelerada la hace entrar en crisis, pasando por varias parejas, coqueteando con el mundo de la prostitución y lentamente convirtiéndose en una cerda.

Crítica con el capitalismo, el poder masculino, la sociedad racista, la mercantilización del cuerpo de las mujeres, la hipocresía de aquellos que hacen gala de su aparente rectitud moral.   ZENDA

En un planteamiento alocado, lleno de sobresaltos y situaciones tan ingeniosas como absurdas, la autora aborda temas de feminismo, prostitución, y metamorfosis —¿Kafka?— en una crítica al capitalismo y el poder masculino no exenta por momentos de alguna ironía. La  mujer como objeto al servicio del varón. Párrafos enormes, plagados de frases cortas dan una dinámica que no siempre gustará al lector, en el que evocará sentimientos de angustia y desasosiego. ¿Tenemos todas las personas un lado animal? ¿Podemos llegar a mutarnos en él como hiciera el dr. Jekyll?. En un ejercicio de ciencia ficción encubierta, bajo un ambiente de niebla confuso, la protagonista oscila entre sus lados humano y animal durante todo el libro, al principio con indicios y al final claramente y sin ambages.

Era una época en la que no nos atrevíamos a llamarnos «feministas» como si fuera una mala palabra… Pero éramos feministas, claro, y estábamos muy cabreadas. En palabras de la propia autora

martes, 1 de octubre de 2024

El universo de cristal. La historia de las mujeres de Harvard que nos acercaron las estrellas, de Dava Sobel

 

Libro correspondiente a la 49ª edición del Club de Lectura de ALQS2D durante el tercer trimestre de 2024.

Dava Sobel nació en 1947 en Nueva York y se graduó en arte en la Universidad del Estado de Nueva York en Binghampton. Doctora honoraria por otras universidades, se ha dedicado a la escritura y el periodismo científico de divulgación colaborando con empresas de la talla de IBM o el New York Times. Su trabajo en aras de la divulgación ha sido reconocido con numerosos premios. Entre sus libros podemos citar además del presente «Un cielo pluscuamperfecto», publicado en 2012 y reseñado en el blog en este enlace, «La hija de Galileo», «Los planetas» y «Longitud», magnífico y también reseñado en este blog en este enlace.

«Contrataban mujeres porque eran mucho más cuidadosas y aceptaban salarios más bajos que los hombres» . Washington Post

A mediados del siglo XIX, el Observatorio de Harvard comenzó a emplear a mujeres como calculadoras o «computadoras humanas» para interpretar las observaciones que sus contrapartes masculinas realizaban por telescopio cada noche. Al principio este grupo incluía a las esposas, hermanas e hijas de los astrónomos residentes, pero pronto incluyó a graduadas de las nuevas universidades de mujeres Vassar, Wellesley y Smith. A medida que la fotografía transformaba la práctica de la astronomía, las damas pasaban de la computación a estudiar las estrellas capturadas en placas fotográficas de vidrio. El universo de cristal del medio millón de placas que Harvard acumuló durante las décadas siguientes permitió a las mujeres hacer descubrimientos extraordinarios: ayudaron a identificar de qué estaban hechas las estrellas, las dividieron en categorías significativas y encontraron una manera de medir distancias en el espacio por la luz que emiten. Entre estas mujeres destacaban Williamina Fleming, una escocesa contratada originalmente como criada que identificó diez novas y más de trescientas estrellas variables; Annie Jump Cannon, que diseñó un sistema de clasificación estelar adoptado por los astrónomos de todo el mundo y que sigue vigente; y la doctora Cecilia Helena Payne, que en 1956 se convirtió en la primera profesora titular de astronomía, y la primera mujer jefa de departamento de Harvard. (Sinopsis obtenida de la editorial Capitán Swing).

COMENTARIO en preparación