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sábado, 27 de diciembre de 2014

El impostor, Javier Cercas

Javier Cercas es un escritor y traductor español nacido en 1962 en Ibahernando, provincia de Cáceres, cuya familia emigró cuando contaba cuatro años a Tarragona. Desde muy joven despertó inclinaciones a la lectura y la escritura acabando licenciado y doctorado en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Desde 1989 es profesor en la Universidad de Gerona y alcanzó gran éxito con su tercera novela «Soldados de Salamina» que mereció elogios de escritores contrastados como Mario Vargas Llosa, Susan Sontag o John M.Cotzee. Colabora con diversos medios, especialmente prensa escrita y sus libros han sido traducidos a más de veinte idiomas. Otro libro a destacar entre los suyos es «Anatomía de un instante», un muy recomendado y detallado relato de los hechos del 23-F en España.

«La realidad mata, la ficción salva».

El libro se centra en la vida de Enric Marco, que saltó a la fama hace unos años por haberse postulado como un deportado español a Alemania con motivo de la Guerra Civil y haber estado prisionero en los campos de exterminio nazis, concretamente en Flossenbürg, uno de los más pequeños y en el que hubo menos españoles, con lo que consiguió no ser recordado por ninguno de los pocos que sobrevivieron. El libro es el relato de una lucha del escritor consigo mismo sobre la conveniencia o no de publicar este libro y de las diatribas a la hora de dar un enfoque al mismo. Numerosas conversaciones con personas que conocieron a Enric y con el propio Enric han entretejido estás páginas donde no se justifica el engaño pero se explica desde varios puntos de vista, alguno de ellos positivo por la personalidad del protagonista, una persona inquieta a pesar de sus mentiras y que derivó en beneficios tangibles para algunas instituciones, entre ellas la asociación Amical de amigos de Mauthausen, llegando a ser condecorado por la Generalitat de Cataluña y estar muy considerado en estos mundillos.
Era astuto como un zorro y escurridizo como una anguila, y no tardé en hacerme a la idea de que no colaboraba conmigo para ayudarme, sino para fingir que me ayudaba y mantenerme así vigilado, controlar mis pasos, extraviarme en un laberinto de mentiras y conseguir que escribiera el libro con el que él soñaba.
El libro está escrito en este mismo año de 2014 y publicado hace unos meses. Como ya es costumbre en Javier Cercas, tiene muy conseguido el plasmar en líneas impresas relatos reales marcando unos límites muy definidos entre realidad y ficción que atrapan al lector, aunque por momentos uno no sepa discernir que es real o que inventado. En algunos momentos y por la estructura da la impresión de que se repiten hechos aunque como digo se dan con diferentes enfoques. Al parecer, la publicación del libro no ha gustado al ya nonagenario protagonista, pero es que por mucho narcisismo que uno porte en su mochila, la publicación de un engaño de este calibre no te puede dejar indiferente. Será interesante leer más sobre este asunto del que no sabía nada antes de sumergirme en este libro. Ya había leído «Anatomía de un instante» y me pongo en la lista de pendientes «Soldados de Salamina».

Todo él es una ficción enorme, una ficción, además, incrustada en la realidad, encarnada en ella. Enric es igual que don Quijote: no se conformó con vivir una vida mediocre y quiso vivir una vida a lo grande; y, como no la tenía a su alcance, se la inventó.

o como Voltaire (que en una carta de 1736 le escribía a su amigo Nicolas-Claude Thieriot: «Una mentira es un vicio sólo cuando hace el mal; es una gran virtud cuando hace el bien»), razonan que la mentira no siempre es mala y a veces es necesaria, o que la bondad o la maldad de una mentira dependen de la bondad o la maldad de las consecuencias que provoca: si el resultado de la mentira es bueno, la mentira es buena; si el resultado es malo, la mentira es mala. Por el contrario, los absolutistas argumentan que la mentira es en sí misma mala, con independencia de sus resultados, porque constituye una falta de respeto al otro y, en el fondo, una forma de violencia, o un crimen, como dice Montaigne.

La respuesta es obvia: porque lo que hizo puede hacerse en las novelas, pero no en la vida; porque las reglas de las novelas y las de la vida son distintas. … El resultado de mezclar una verdad y una mentira es siempre una mentira, excepto en las novelas, donde es una verdad.

La lista de grandes impostores podría alargarse (durante veinte años Deli Strummer pronunció conferencias en Estados Unidos sobre su paso por los campos nazis, hasta que en 2000 se descubrió que nunca había sido prisionero en un campo nazi; Martin Zaidenstadt fue en su vida adulta un próspero hombre de negocios hasta que, tras su jubilación, empezó a hacer de guía y a pedir...

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Doctor Sueño - Stephen King

No hace mucho volví a ver la película El Resplandor de Stanley Kubrick y poco después me enteré de la publicación en 2013 por el inefable Stephen King de Doctor Sueño, secuela de la novela con el mismo nombre de la excelente película. No la había leído así que me puse con las dos.
 
Acerca de El Resplandor (The Shinning), mucho se puede decir. Publicada en 1976, fue la tercera novela de Stephen King tras Carrie y El miserio de Salem’s Lot, lo que le valió ser encasillado como especialista en el género del terror aunque, lejos de considerarlo en un sentido peyorativo, King lo interpretó como un elogio.
 
Al hablar de El Resplandor podemos referirnos a la novela original, a su prólogo Antes del espectáculo, a su continuación Doctor Sueño, a la película de Stanley Kubrick o a la miniserie escrita y producida por el propio autor.
 
El prólogo, Antes del espectáculo, contiene cinco capítulos que en origen formaban parte de la novela pero que se publicaron en una revista de forma separada como introducción a la misma. Trata de varios de los sucesos que ocurrieron en la construcción y los primeros años de existencia del hotel y de la infancia del protagonista (Jack Torrance) y su relación con su propio padre. Muy recomendable para entender mejor lo que pasaría después.

Jack Torrance es un escritor en ciernes, alcohólico y violento, que es expulsado de la escuela donde daba clases tras golpear a un alumno que le había pinchado las ruedas de su coche. Por medio de un amigo y compañero de borracheras consigue un trabajo en el Hotel Overlook, en las montañas de Colorado, como vigilante y encargado de mantenimiento durante los meses de invierno cuando el hotel cierra al estar generalmente aislado por la nieve con el pueblo más cercano a más de 60 km. Allí se traslada con su mujer Wendy y su hijo Danny de 5 años que tiene una facultad, el "resplandor" (o esplendor como aparece en la traducción), por la que puede comunicarse con muertos, tener visiones premonitorias o leer la mente de las personas. El hotel tiene un pasado oculto y violento; muchas muertes se han producido a su alrededor, aparentemente explicadas y explicables pero hay algo más que, debido a la intensidad con que el resplandor reside en Danny, se manifiesta hasta unos extremos insospechados. Jack Torrance va siendo poseído por el hotel, sacando a la luz lo peor que hay en él, y se va transformando en una marioneta con la que los muertos que vagan por el hotel quieren apoderarse del chico y su poder. Danny, cuando ve el estado que alcanza la situación tiene que pedir ayuda a Dick Halloran, el cocinero del hotel a quien conoció a su llegada y que, aunque en menor medida, también posee “el resplandor”.

La película de 1980, extraordinaria como todo lo de Stanley Kubrick (ver la entrada Kubrick y la Filosofía en este blog) pero que sin embargo no gustó a Stephen King por lo que decidió escribir un guión para una miniserie de televisión que se produjo en 1997, en la que King anteponía los aspectos terroríficos y sobrenaturales de lo que ocurría en el hotel a los personales a los que había dado más importancia el director de la película. Personalmente no la considero una película terrorífica a pesar de las apariciones sobrenaturales, sin embargo me gusta bastante más que la serie aunque no tenga nada que ver (o muy poco) con la novela, y es que no es lo mismo…

La continuación, Doctor Sueño, se ha publicado en 2013. Cuenta King que en una gira de presentación de un libro, un admirador le preguntó qué le había pasado al niño de El Resplandor. Era una idea que tenía en el trasfondo de su mente y que después de varios anuncios y avances se publicó tras varios años de preparación. Dan Torrance ya no es un niño sino que es un cuarentón alcohólico (los hijos se parecen a sus padres) ya que el alcohol es la única forma de ocultar las visiones que le siguen persiguiendo desde que siendo pequeño residió en el Hotel Overlook. Con su madre se había establecido en Florida y trabajaba como celador en un hospital donde “ayudaba” a morir a enfermos terminales aportándoles consuelo gracias a sus facultades extraordinarias. Empujado por sus problemas va de ciudad en ciudad hasta que llega a una pequeña localidad del norte donde se establece. Allí deberá ayudar a una niña, Abra Stone, a escapar de un grupo de seres malignos que viajan por todo el país alimentándose de ese resplandor que extraen de las personas que encuentran con ese don, generalmente niños, a los que secuestran y asesinan. En Abra “el resplandor” brilla incluso con más intensidad que en él mismo de pequeño y la conexión entre ambos será inevitable.
 
Respecto al autor, y parafraseando a Les Luthiers: ¡Qué podríamos decir de Stephen King que no se haya dicho ya, … o que sí se haya dicho!. Escritor norteamericano de 67 años natural de y residente en Portland, en el estado de Maine donde transcurren muchas de sus obras. Casado desde los 24 años con Tabitha, también escritora, a quien que conoció siendo estudiante y con tres hijos. Escribía cuentos desde muy joven llegando a publicar alguno en revistas especializadas. Vivió con una gran penuria económica en una caravana hasta su primer éxito, Carrie, en 1974, cuyo manuscrito curiosamente recuperó su esposa de la papelera donde lo había tirado porque no le gustaba, y que le animó a terminarlo pensando que era bueno. Alcohólico y drogadicto durante bastante tiempo, lo que indudablemente influyó en muchos de sus libros cuyos personajes reviven sus propias adicciones, aunque consiguió finalmente dejar el alcohol y las drogas. Sufrió un gravísimo accidente en 1999 siendo atropellado por un conductor distraído, lo que le impactó profundamente y que también queda reflejado en los argumentos o referencias de varias de sus novelas posteriores. Un autor metódico que escribe de una forma sencilla y adictiva para sus admiradores, a pesar de los temas oscuros y retorcidos que suele tratar y sus personajes violentos, marginales y con el aura sobrenatural o fantástico que en general flota sobre sus novelas. Tiene unas 50 libros publicados y varias recopilaciones de relatos cortos, además de otras seis novelas que escribió bajo el seudónimo de Richard Bachman, por imposición de sus editores ya que en su opinión estaba saturando el mercado. Sus obras se cuentan por éxitos de ventas nada más publicarse y varias han sido comentadas en este blog, la estupenda serie La Torre Oscura, 22/11/63, Misery o Mientras escribo. También es destacable que muchas de sus novelas o relatos se han llevado al cine o TV (recuerdo más de 15 en estos momentos), alguna incluso en varias ocasiones.
 
Por último, repetir que “Doctor Sueño” es una continuación de la novela, no de la película, y que cierra una serie extraordinaria muy recomendable no para los aficionados al “terror/fantasía” para los que la considero imprescindible, sino para los lectores en general. He leído las dos seguidas y me han enganchado desde el principio (esa es una de las características de Stephen King). No recuerdo haber pasado terror real leyendo excepto con "It" con la que sentí verdaderos escalofríos y con estas novelas tampoco me ha ocurrido pero me he divertido, y mucho, pero claro, te tiene que gustar este género.

lunes, 8 de diciembre de 2014

El emperador de todos los males. Una biografía del cáncer, de Siddhartha Mukherjee

Siddhartha Mukherjee es médico hematólogo-oncólogo e investigador nacido en Nueva Deli en 1970 y que reside actualmente en Nueva York donde es profesor adjunto en la Universidad de Columbia. Ha publicado numerosos artículos en periódicos y revistas especializadas en temas médicos. Por este libro recibió el Premio Pulitzer de No ficción en 2011. Tiene un blog  pero que parece bastante desactualizado. La revista TIME ha calificado este libro como uno de los cien libros más influyentes escritos en inglés del pasado siglo XX.

«La terapia del cáncer es como pegarle al perro con un palo para liberarlo de las pulgas».
Anna Deavere Smith en « Let Me Down Easy»

El libro es un recorrido pormenorizado por la historia de esta por el momento terrible enfermedad, una biografía completa del cáncer desde la antigüedad hasta nuestros días, centrada en las investigaciones llevadas a cabo en el pasado siglo en todo el mundo pero especialmente en EE.UU. Un fascinante viaje que nos lleva de la mano por los principales hitos que han jalonado la investigación en el mundo del cáncer intercalando sus experiencias en la atención directa a pacientes en el tramo final del siglo XX y principios del XXI como oncólogo en formación en el Massachusetts General Hospital en Boston. Una obra con muchos términos médicos y científicos pero divulgativa a la vez que nos pone en contacto con ese mundo temido de la quimioterapia, la cirugía, la medicación y los diferentes tratamientos surgidos y abandonados en la carrera por vencer este mal ante el que todos retrocedemos con un cierto pánico solo con ser nombrado. No se eluden términos técnicos para deambular por el devenir de esta enfermedad y de los cambios habidos en su definición y en los modos de abordar su curación, muy avanzada en la actualidad pero a la vez en mantillas, que provoca numerosas muertes a diario en todo el mundo. Las anécdotas de personajes reales ayudan a poner en contexto este terrible azote con algunos casos de éxito que abren una luz de esperanza en su erradicación definitiva. La investigación ha sufrido sus altibajos en el último siglo y siempre se ha debido al empuje personal de los científicos, ayudados casi siempre por organizaciones particulares o universidades y en menor medida por gobiernos o la industria farmacéutica.

Un libro enorme, de setecientas doce páginas y casi doscientos treinta mil vocablos aunque el veinte por ciento de su contenido está dedicado a una extensa bibliografía, un amplio glosario de términos y numerosas fotografías y documentos gráficos de los numerosos personajes e hitos que se jalonan el relato. Aunque su lenguaje técnico puede resultar pesado para los no iniciados en los términos médicos, es a mi entender una lectura recomendada para todos aquellos profesionales que se dedican a la investigación, en especialidades médicas o en cualquier otra, y para el público en general que sienta curiosidad por acercarse a este mundillo tan temido. Hay muchos libros escritos por los propios pacientes relatando sus experiencias pero el más influyente quizá sea el de la conocida escritora Susan Sontag, que sufrió un cáncer de mama y publicó en 1978 el libro titulado «La enfermedad y sus metáforas» que puede resultar complementario a este y que el autor ha tenido muy presente. Las palabras de esta escritora son sumamente reveladoras «La enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadanía más onerosa. Todos, al nacer, somos ciudadanos de dos reinos, el de los sanos y el de los enfermos. Y aunque todos prefiramos usar solo el buen pasaporte, tarde o temprano cada uno de nosotros se ve obligado, al menos por un tiempo, a identificarse como ciudadano de aquel otro lugar».

Algunas frases significativas entresacadas del texto
El cáncer es una enfermedad expansionista; invade los tejidos, establece colonias en paisajes hostiles, busca un «santuario» en un órgano y luego migra a otro. Vive desesperada, inventiva, feroz, territorial, astuta y defensivamente; por momentos, como si nos enseñara a sobrevivir. Confrontar al cáncer es ponerse frente a una especie paralela, quizá aún más adaptada que nosotros a la supervivencia.

Las primeras interacciones entre la química sintética y la medicina habían sido, en buena medida, decepcionantes. Gideon Harvey, un médico del siglo XVII, calificó en una ocasión a los químicos como «la más descarada, ignorante, flatulenta, rolliza y vanamente jactanciosa casta de la humanidad».

Fue un asombroso logro científico e intelectual para una criatura que, en el transcurso de algunos millones de años —un instante en la cronología de la evolución— surgió de los bosques primigenios para lanzarse hacia las estrellas. ... Fue, en todo caso, una deslumbrante reafirmación de la premisa optimista de que el hombre puede hacer que suceda todo lo que imagina.

Sigue siendo asombroso y perturbador que en Estados Unidos —una nación donde casi todos los nuevos fármacos se someten a un riguroso escrutinio como potenciales carcinógenos, y hasta la menor insinuación del vínculo de una sustancia con el cáncer desata una tormenta de histeria pública y ansiedad mediática—, uno de los carcinógenos más potentes y comunes conocidos por los seres humanos pueda comprarse y venderse libremente por pocos dólares en las tiendas de todas las esquinas.

Slamon era una singular amalgama de suavidad y tenacidad, un «martillo neumático de terciopelo», según lo describió un reportero. En los comienzos de su carrera académica había adoptado lo que llamaba la «resolución asesina» de curar el cáncer, pero hasta el momento era todo resolución y ningún resultado.

martes, 2 de diciembre de 2014

Crimen y castigo, Fiódor Dostoyevski


Fiódor Dostoyevski fue un novelista ruso nacido en Moscú en 1821 y que es considerado como uno de los grandes escritores de ese país junto con León Tolstoi. Obligado por su padre a hacer la carrera militar, no quiso seguir sus dictados y se dedicó a la literatura, publicando su primera novela, «Pobres Gentes» en 1846. Tuvo problemas por sus escritos con el zar Nicolás I. y en 1849 estuvo a punto de ser fusilado, pero en el último momento se le conmutó la pena por otra de exilio, acabando en Siberia realizando trabajos forzados. Cuando regresó a San Petersburgo, Dostoyevski retomó su carrera literaria aunque fue malviviendo hasta quedar ahogado en un mar de deudas que le obligaron a dejar su país en los momentos en que estaba escribiendo esta novela. Su última novela, «Los hermanos Karamazov» vio la luz poco antes de su muerte, acaecida en 1881.

Rodion Romanovitch Raskolnikof es un estudiante que malvive gracias a los envíos de dinero que recibe de su madre Pulqueria y su hermana Duna. En sus visitas a una usurera para conseguir dinero a base de empeños de las pocas cosas de valor que posee, algunas recuerdos familiares, concibe un plan para matarla y hacerse con todo su dinero y objetos de valor con la pretensión de encauzar su vida de una forma definitiva. Planeado con muchos flecos abiertos, el crimen tiene lugar con dos víctimas y Rodion consigue escapar del lugar del crimen con algunas dificultades pero sin ser visto y esconde su botín bajo una piedra sin hacer en ningún momento uso de él. Pero los remordimientos le persiguen y sobrevuelan todas sus relaciones e incluso sus sueños, haciendo su comportamiento en ocasiones sospechoso incluso para la policía. Su madre y su hermana se trasladan a Petersburgo, ciudad donde tiene lugar el desarrollo de la acción, pues su hermana va a casarse con un funcionario que no es del agrado de Raskilnikof que al final consigue desbaratar el matrimonio. Diferentes acciones con diferentes personajes se van sucediendo en las que el protagonista interviene unas veces con acierto y otras no tanto, pero de forma bastante ilógica y atolondrada. Los remordimientos le persiguen y al final se sincera con Sonia, una muchacha cuya madrastra y hermanos había socorrido tras el atropello del padre por un carruaje cuando estaba borracho. Las paredes oyen y el personaje de Svidrigáilov, clave en el desarrollo de los hechos, aviva los remordimientos más que el acoso de la policía, haciendo a nuestro personaje central el confesar su crimen a la policía, siendo condenado a la cárcel en un lugar apartado, Siberia, al que le sigue Sonia para esperar a su lado ocho años hasta que cumpla su condena.

Novela realista de las que imperan en la época y de la que seguramente se habrá dicho de todo y por todos. Un clásico de la literatura universal, de considerable tamaño con sus doscientos ocho mil vocablos y setecientas noventa y una páginas en la edición que hemos manejado, superior en un veinte por ciento, por ejemplo a otro clásico de la época, esta vez francés, como «Rojo y Negro», pero cuya lectura resulta ágil y llevadera, si bien hay momentos en que puede resultar algo espesa y aburrida probablemente debido a historias y personajes secundarios que te sacan un poco de la trama, como ya hiciera Cervantes en su Quijote doscientos cincuenta y un años antes. Probablemente ello se deba a que su publicación original consistió en doce entregas periódicas que luego se refundieron el libro que conocemos.

Llama la atención el continuo uso por parte del autor de los nombres completos, largos como ellos solos, de los personajes entremezclados con sus diminutivos «rusificados». Los perfiles psicológicos están muy bien conseguidos y me han parecido de quitarse el sombrero los diálogos entre el juez, Porfiri Petrovich, y el protagonista en los que realidad y sugerencias llenas de intención se entremezclan de forma magistral. El personaje central se debate en todo momento en una gran confusión, consecuencia de la auto valoración de su acción, unas veces como buena por haber quitado de en medio a una usurera y otras como mala por ser un asesinato en toda regla. Aunque los escenarios de la hermosa ciudad de San Petersburgo en la que se desarrolla la acción no son descritos ni siquiera someramente, la vida del pueblo ruso de la época si queda perfectamente reflejada. Las emociones, positivas en menor medida y negativas en mayor, son reflejadas de continuo en las acciones y conversaciones, sacando a la luz los sentimientos y emociones en un torbellino magistralmente plasmado por el autor.

En el Club de Lectura en el que se ha debatido sobre este libro, aparte de cuestiones similares a las tratadas, dos asistentes han sacado a colación el sempiterno problema de las traducciones —traductor=traidor. Javier ha ido más allá y ha entablado conversaciones con una profesora de ruso de la escuela oficial de idiomas, constatando la dificultad de traducir el ruso, y más el de esa época, al castellano, por lo que muchas traducciones se han realizado a partir de la versión alemana. Ha aportado un párrafo intrascendente recopilado en cinco versiones: no se parecían en nada uno a otro y se percibían los hechos de forma completamente diferente.