Libro correspondiente a la 47ª edición del Club de Lectura de ALQS2D durante el primer trimestre de 2024.
Juan José Saer, escritor argentino nacido en Serodino en
1937. Fue profesor de la Universidad Nacional del Litoral, donde enseñó
Historia del Cine y Crítica y Estética Cinematográfica. En 1968 trasladó su
residencia a París donde vivió hasta su muerte acaecida en 2005. Su obra
narrativa es muy amplia: cuentos, novelas, poesía… En un ya lejano 1987 recibió
el Premio Nadal por su novela «La ocasión», no siendo este el único
premio que atesora. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas (francés,
inglés, alemán, italiano, portugués, holandés, sueco…). La crítica
especializada tardó años en reconocer su obra, pero tres obras suyas —«El
entenado», «La grande» y Glosa»— figuraron en 2007 en una lista de los 100
mejores libros en lengua castellana de los últimos años.
La conversación diaria de una
anciana con su canario, mientras le limpia la jaula, es tal vez el único debate
serio de los tiempos modernos, no los que tienen lugar en las cámaras, en los
tribunales o en la Sorbona: habiendo ganado, después de haberlo perdido todo,
el privilegio de no tener nada que perder, una sinceridad sin premeditación preside...
Dos investigaciones paralelas sustentadas sobre el crimen y
la locura. Pichón, conocido personaje de otros libros de Saer, narra durante
una cena con sus amigos Tomatis y Soldi en su región natal, el misterioso caso
de un hombre que en París se dedica a asesinar ancianas y que es perseguido
implacablemente por la policía. Morvan es el comisario que en París
trabaja sobre el asunto con cerca de una treintena de ancianas asesinadas de
forma despiada y ritual en una zona circundante a su comisaría especial. La
historia se entrelaza con el descubrimiento de un enigmático manuscrito, cuya
búsqueda desemboca en un largo viaje en lancha por un río sin orillas. La
resolución de los asesinatos cobrará un giro especial que dejará (con muchas
posibilidades) desconcertado al lector.
El sol y la muerte, dicen, nadie puede mirarlos de frente…
Un laberinto con dos caminos. Cuando el lector se encuentra
enfrascado en la vía de los crímenes en París aparece la vía alternativa de la
reunión de amigos en otra parte del Mundo. Cuando menos, «desnortación» absoluta
y ganas de dejarlo si no es una lectura obligada por un club de lectura. Aunque
uno casi no sabe lo que está leyendo en la vía de los amigos, hay que reconocer
la prosa empleada para encontrar con cierto las palabras. Buena descripción de
espacios y actuaciones de los personajes para enriquecer la imaginación del
lector rebosando ingenio para enfrascar al lector en anticipar juicios de sucesos
y culpables. Y cómo dice el propio autor «por el solo hecho de existir, todo
relato es verídico...». Sinceramente no me atrevería a recomendar el libro,
por lo menos la parte de la «reunión de amigos» y «el viaje en lancha». En el
libro en papel se podría saltar las hojas y en la edición electrónica alguien
podría extirpar (sería un pecado) esta parte para solo leer los hechos en París…
Su instrumento era el cuchillo que manejaba, no con la habilidad sutil del
cirujano, sino más bien —horresco referens— con la brutalidad expeditiva del
carnicero. Que únicamente se ocupara de ancianas indefensas y solas lo volvía
todavía más repulsivo, y la gratuidad de sus masacres…
…sus hazañas con el cuchillo delataban los músculos y el corte certero del
matarife, que no únicamente apuñala, sino que también degüella, decapita,
corta, abre, separa, despedaza. Aunque todo acto de violencia, por mínimo que...
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