Libro correspondiente a la 48ª edición del Club de Lectura de ALQS2D durante el segundo trimestre de 2024.
Luis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, en 1948, en el seno de una familia campesina extremeña, que emigró a Madrid a finales de la década de los cincuenta. A los quince años escribía poemas al mismo tiempo que trabajaba como mecánico en un taller de coches y chico de recados en una tienda de ultramarinos Se licenció en filología hispánica por la Universidad Complutense, ha enseñado literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y fue profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Se dio a conocer en 1989 con la publicación de «Juegos de la edad tardía» reseñada en este blog en este enlace. La siguieron «Caballeros de fortuna (1994)», «El mágico aprendiz (1998)», «El guitarrista (2002)», «Hoy, Júpiter (2007, XV Premio arzobispo Juan de San Clemente)», «Retrato de un hombre inmaduro (2010)», «Absolución (2012), «La vida negociable (2012)» «Lluvia fina (2019)», «Una historia ridícula (2022)» y la que comentamos hoy, «La última función» publicada en el presente año de 2024 (La lista no es exhaustiva). Traducido a varias lenguas, Landero es ya uno los nombres esenciales de la narrativa española. Ha escrito además el emotivo ensayo literario «Entre líneas: el cuento o la vida (2000)», y ha agrupado sus piezas cortas en «¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004)». Como aportes autobiográficos tiene «El balcón en invierno (2014)» y «El huerto de Emerson (2021)». En su haber varios premios literarios entre ellos el Premio Nacional de Narrativa en 1990 y el Nacional de las Letras Españolas en 2022.
¿A dónde irían que no acababan nunca de llegar?
Ernesto Gil Pérez, alias «Tito», ya talludito, es un hombre capaz de encandilar a cualquier público con su voz prodigiosa. Ya de pequeño despuntaba en el pueblo, del que se tuvo que marchar y al que ha vuelto de nuevo. Eterno aspirante a actor, en palabras del propio autor… «Era salir él y empezar a hablar, y al instante cesaban los murmullos, y hasta los comedores de palomitas y de pipas quedaban en silencio, hechizados todos por el ensalmo de su voz». Corría enero de 1994 cuando en el bar del pueblo imaginario de San Albín —o solo Montealbín— reconocieron a Tito a su llegada y acogieron entusiasmados la propuesta de una representación colectiva, con tintes históricos locales, relativo a un suceso ocurrido antaño conocido como el espectáculo litúrgico del Milagro y Apoteosis de la Santa Niña Rosalba; en la representación actuarían todos los vecinos e incluso alguno de localidades cercanas. La función podría revitalizar el pueblo, uno más de los despoblados en esa España de finales de siglo, una postrera oportunidad de atraer visitantes. Pero, se necesitaba una actriz, que Tito buscaba afanosamente, cuando aparece una noche en el pueblo tras una serie de carambolas Paula, una persona de ciudad con una vida familiar anodina, que se equivoca de tren en su vuelta a casa. Bajo la dirección de un entusiasta Tito que contagia a todos, se ponen manos a la obra; ensayos, locales, utillaje, vestuario…
Nunca había alcanzado el pueblo aquellos momentos de esplendor. La procesión final, ya mezclados en irreverente confusión los actores y los espectadores, acabó en una verbena que, amenizada por la orquesta de Galindo, duró hasta el amanecer. Era tanta la gente y el bullicio y el júbilo, que la fiesta, por sí misma, se prolongó durante tres días.
Una historia fantástica —en dos acepciones de este vocablo—, una divertida trama en la que el lector se sumergirá fascinado y se convertirá en un espectador de esa «última función». Un guiño ensalzador al teatro de siempre, en estado puro, amateur, que sigue existiendo realmente en algunas localidades como es el caso de Oña con su «Cronicón de Oña» que se celebrará este año de 2024 del 14 al 18 de agosto y al que tuve oportunidad de asistir años atrás. Y también Chinchón, Buitrago… El arte, el teatro… ¿es capaz de transformar a las personas? No vamos a descubrir pero sí disfrutar del estilo narrativo de Luis Landero, con un lenguaje fino que nos transmite la psicología de los personajes —los secundarios también—, el ambiente, las ilusiones y la colaboración de todo un pueblo que se siente orgulloso de su pasado y busca un futuro que se le escapa. El idioma español, si cobrara vida y pudiera, quedaría sin duda agradecido al autor por la prosa cuidada utilizada rememorando una historia que ya hemos tildado de fantástica, aunque no desgraciadamente muy alejada de la cruda realidad en muchos pueblos de la España de nuestros días: vacía, vaciada, sin futuro… El disfrute de los lectores que se acerquen a este magnífico libro está asegurado.
Bah, todo es trabajo para nada. O como ya dijo el filósofo, la vida es un negocio que no cubre gastos