En el año 1921 tuvo lugar en el norte de África el episodio conocido como El Desastre de Annual, donde murieron a manos de los rifeños comandados por Abd el-Krim cerca de doce mil soldados españoles. La debacle se produjo al combinarse una serie de circunstancias que no fueron adecuadamente tratadas por el general Manuel Fernández Silvestre. Desde Melilla se trataba de disponer de un paso franco y controlado hasta la bahía de Alhucemas, estableciendo una serie de puestos militares a lo largo de la ruta. Los locales no estuvieron de acuerdo con lo que no era otra cosa que una invasión española en toda regla y reaccionaron de forma no esperada por la autoridad militar española, atacando con fiereza e inaudita crueldad, matando uno tras otro a los soldados españoles, muertos de hambre y sed, sin suministros y abandonados a su suerte en aquellas inhóspitas tierras. Aunque se intentó minimizar todo lo posible ante la opinión pública española, la crisis política que provocó esta derrota fue una de las más importantes de las muchas que socavaron los cimientos de la monarquía liberal de Alfonso XIII, siendo una de las causas directas del golpe de estado y la dictadura de Miguel Primo de Rivera.
El autor trataba con este y otros libros de generar una continuación de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Si bien no queda aclarado en el libro, los hechos narrados coinciden con la bibliografía sobre este asunto en cuanto a las líneas generales y los personajes principales. Como es lógico el autor se apoya en personajes probablemente ficticios para recrear las escenas y manejar la acción. Los relatos y las descripciones son crudas y descarnadas no escatimando detalles sórdidos de las situaciones, en algunos momentos demasiado repetitivas, pero bien es verdad que murieron muchos, tiroteados y degollados a cuentagotas, especialmente en la huida descontrolada en la que cada cual intentaba ganar la ciudad de Melilla donde se suponía que iban a estar a salvo. Uno de los grandes errores fue al parecer el no desarmar a las poblaciones rifeñas y confiar en demasía en su palabra de no levantarse. Pero incluso los propios soldados de la zona que componían las “mías” no dudaban llegado el momento en desertar del ejército español y pasarse a las harcas de sus hermanos de sangre y hostigar y matar a los que hasta ese momento habían sido sus compañeros. Otro gran error fue el tema de los suministros, especialmente de agua, ya que al estar las posiciones en zonas altas, era necesario bajar con carricubas arrastradas por reatas de mulas a los ríos a hacer lo que se conocía como la “aguada”. En estas salidas, los soldados eran fácil presa del enemigo que solo tenía que sentarse y esperar a tirotear a la expedición con toda comodidad.
Los innumerables actos relatados recogen la grandeza y la miseria del ejército, especialmente en condiciones tan desfavorables con las que tuvieron lugar: actos de compañerismo, heroicos, de lucha, de valor, de patriotismo pero también a la vez de cobardía y dolor. El libro es entretenido, quizá algo repetitivo por momentos, aunque no llega a resultar pesado. Hay mucha bibliografía sobre el tema aunque podríamos destacar lo escrito por uno de los protagonistas directos, Eduardo Pérez Ortiz, titulado “18 meses de cautiverio. De Annual a Monte Arruit”.
interesante propuesta.
ResponderEliminarhace una década leí un libro de Manuel Leguineche titulado "Annual, 1.921", dónde esta periodista expone las conclusiones de la investigación parlamentaria sobre esta catástrofe militar. El texto se le conoce por nombre de informe Picasso, donde se enumeran y y documentan con detalles las negligencias de nuestro generalato.
No creo que el autor del libro que nos propones abuse en las descripciones escatológicas de los padecimientos de las tropas que subsistieron bebiendo su propio orín y fueron atormentados en atroces muertes de espeluznante recuerdo.
Gracias por tu post y si puedes lee este interesante libro.
Un abrazo.
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ResponderEliminarGracias por tu recomendación, Javier. Tengo interés en volver sobre este tema pero cuando pase un tiempo, por lo que tendré en cuenta el libro que me propones. En estos días y "off the record" me han propuesto otro de Rafael Pérez Simancas titulado "Doce balas de cañón". Poner un circo y te crecen los enanos, no hay tiempo para tanta lectura.
ResponderEliminarY nada más acabar de escribir el comentario anterior, me encuentro con una reseña en la muy recomendable web de Hislibris de otro libro sobre el asunto: "Algún día" de Teo García. ( http://www.hislibris.com/algun-dia-teo-garcia/ ).
ResponderEliminarLo que digo, imposible abarcar tanto.