Antonio Orejudo Utrilla, madrileño nacido en 1963 ha cursado estudios de Filología Hispánica en España (Universidad Autónoma de Madrid) y en Estados Unidos (State University of New York at Stony Brook). En la actualidad y desde 1997 es profesor en la Universidad de Almería. Con numerosos trabajos técnicos sobre literatura española medieval y renacentista, ha publicado también obras de ficción con las que ha obtenido general reconocimiento y numerosos premios. Colabora con varios medios de la prensa escrita en la que precisamente en estos días de marzo y abril de 2020 ha publicado un relato en 13 entregas titulado «La casa de los Peláez» que puede accederse en la página web del diario «El País» en el siguiente enlace.
La familia Peláez vive en un pequeño piso de protección oficial de 60 metros cuadrados en una barriada de una ciudad manchega. Al matrimonio compuesto por Adolfo y Dori, el hijo Iván y el padre de Adolfo se une por mor del confinamiento provocado por el coronavirus la hija, Miriam, que normalmente reside fuera de casa. Una primera cuestión peliaguda es el reparto de habitaciones que acaba con la compartición forzada de Miriam e Iván ante la negativa de su abuelo a moverse. La reclusión obligada decretada por las autoridades desata una serie de hechos en el interior de la casa e interacciones con el resto de los vecinos a través del patio que se ven culminados con la visita de una delegación de la Casa Real por un «pendrive» que Miriam ha traído consigo y que le fue entregado por un amigo. Los ruidos y las conversaciones trascienden a través de los exiguos muros entre viviendas —que parecen de papel— conformando unas vivencias inesperadas para todos los moradores de la casa.
En estos días especiales por la expansión de la pandemia, nos enfrentamos todos a vivencias impensables hace unos días. El autor en este sucinto relato de algo más de siete mil vocablos relata en clave de humor experiencias que para muchos están siendo reales si bien con el aderezo especial de la visita de la delegación de Casa Real que no será tan común. Las conversaciones entre los protagonistas, los intereses de cada uno por hacerse fuerte en su sitio y su espacio, conversaciones con vecinos… ingredientes todos ellos bien mezclados para hacernos pasar un rato de humor y quizá vernos reflejados. Una lectura amena para devorar en un ratito.
No me importaría leerlo, gracias por el descubrimiento. Besos.
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