Dicen que casi todas las sagas de libros tienen un comienzo impresionante, una continuación estupenda, y a partir del tercero, empieza la decadencia. No sé como será esta en el futuro, pero la segunda entrega, sin tener todo lo novedoso que tenía la primera, me ha encantado igualmente. Para los románticos como yo, que aborrecen la soledad, es un alivio leer todas la aventuras de Ayla, que en su soledad, además de aprender a defenderse por si misma, aprende a relacionarse con animales a falta de personas, que, aunque mas tarde de lo esperado vuelven a aparecer en su vida.
Las técnicas de supervivencia de una joven solitaria, el descubrimiento de Ayla de como hacer fuego de forma rápida, las técnicas de caza, la ternura en su relación con los animales, el aprendizaje de un nuevo lenguaje, la fabricación de nuevas herramientas, la narración de la pasión amorosa de los dos personajes principales de la novela, Ayla y Jondalar, y tantas otras cosas, nos subyugan desde el inicio y nos animan a seguir con el tercer volumen de la saga, que seguro será maravilloso (aunque en esta ocasión voy a intercalar otro título entre medias).
Lectura muy recomendable.
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