Un libro entretenido y que mantiene el interés de principio a fin, como un sudoku.
Harry Dresden es un mago que vive en Chicago en nuestra época. Apenas gana lo suficiente para pagar el alquiler gracias a los servicios que presta como colaborador de la policía en casos paranormales y como "buscador de objetos perdidos" de sus clientes. Pero es un buen mago y tiene un toque irónico que me gusta.
La magia que usa Dresden es creíble o, al menos, coincide con como yo la entiendo. En esta ocasión dentrá que usarla para descubrir a un asesino que, a distancia, arranca el corazón a sus víctimas.
Parece que en Estados Unidos tiene tanto tirón que ya han hecho una serie sobre la saga; porque claro, siempre que un personaje es bueno tiene que haber una saga. Si no, ¿cómo demonios iba a poder forrarse la editorial?
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