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martes, 8 de mayo de 2012

Yo, Claudio - Robert Graves

Extenso e intenso libro, considerado uno de los clásicos de la novela histórica, que encierra en su interior numerosos sucesos y personajes en la época anterior y posterior al nacimiento de Cristo y que muestra todo el esplendor de la Roma Imperial y la crueldad y depravación que siempre estuvo aneja. Hasta los propios emperadores llevaban en el sueldo la posibilidad de ser asesinados o envenenados en cualquier momento. No hay aclaración por parte del autor acerca de su interpretación de los hechos y si son o no reales.

Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico nace siendo nieto de Augusto, a la sazón emperador de Roma. No es un niño cualquiera, ya que presenta algunos defectos físicos y un tartamudeo añadido que arrastrará a lo largo de su vida, siendo considerado incluso por su propia familia como un “tonto” en numerosas ocasiones, pero sabrá siempre sacar partido de ellas en su beneficio. Dedicado a leer, instruirse y compartir su tiempo y sus conversaciones con filósofos e historiadores, obtendrá así contenido para escribir de forma minuciosa su historia y la de numerosos personajes que le rodean, en la familia imperial, el ejército y el senado. Las intrigas, asesinatos, corrupción, crueldad, sadismo, torturas y demás bajezas del ser humano, presentes de forma intensa en los altos estamentos del imperio, están ampliamente descritas y en algunas ocasiones con un más que fino tono socarrón y de humor. La decadencia de un imperio servida en bandeja por uno de sus protagonistas.

Excepcional relato de tintes históricos en el que hay que estar muy atento, casi tomando notas, para no perderse, por lo que será candidato a ser releído no una sino varias veces. Una lista sin fin de personajes que conforman la historia en esos primeros años del cristianismo, que dicho sea de paso, no aparee por ningún lado. El propio Claudio, tímido y timorato, buscador incansable de su intimidad y su soledad, nos hace confidentes de su historia y su interpretación en primera persona dando al relato unos tintes de verosimilitud sorprendentes. Los personajes son numerosos y con interrelaciones cambiantes dado lo aficionados que eran los romanos a divorciarse o aun estando casados compartir lecho con otras casadas con consentimiento de sus maridos. Por citar a un personaje que llama la atención por su continua presencia en la novela, mencionaré a Livia, controladora en la sombra de todo lo que ocurre, sin olvidar a Herodes, que interviene poco pero con recorrido.

En suma, un libro que hay que leer tarde o temprano, con paciencia y sin prisas, y del que hay serie de televisión y película de gran éxito por su buena adaptación. En el terreno literario hay secuela en “Claudio el Dios y su esposa Mesalina”.

2 comentarios:

  1. Robert Graves es el responsable de mi afición por la literatura histórica.
    Este en concreto lo leí hace muuuchos años, despues de haber leído la novelización de la serie televisiva.
    A ver si lo recupero.
    Gracias

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  2. Considero este libro uno de los indispensables para los amantes del género de la novela en la época del Imperio. Un retrato colorido y muy bien ambientado, ameno en la lectura y que, en mi caso, me sirvió de transporte a la época...
    Puntuación:5/5

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