Una novela única e intemporal
Hace un mes releí Cien Años de Soledad.
Inicie la lectura con el placer del reencuentro con un libro
difícil y de culto. A las pocas páginas quede prendado entre sus páginas,
rendido al prefecto ritmo narrativo, asistiendo, de nuevo, entre metáforas a la gestación de
ese microuniverso de Macondo, donde se cuecen fantasías y se expelen realidades
tan humanas como la soledad, el amor, el sexo, la familia, la guerra y la
política. La vida y la muerte entreveradas, en un largo relato que narra una
sucesión de estirpes, de Aurelianos, José Arcadios y Buendías, donde García Marquez expurga sus vivencias de
“huérfano” en Aracataca, exprimiendo sus recuerdos familiares, legándolos a la
historia de la literatura, en esta maravillosa novela autobiográfica que
siempre tendrá críticos, estudiosos, panegiristas, pero todos ellos lectores párticipes de este festín.
El realismo mágico más alambicado en una alegoría de
Colombia, de Hispanoamérica y del mundo, donde las dictaduras, la consecución
del poder, el silencio institucional de las masacres, se yuxtaponen a la
libertad individual del hombre devastando su espíritu.
Sobre esta obra se ha escrito y argumentado hasta la
saciedad. Los grandes libros, las creaciones artísticas universales, las
imperecederas, como ésta, tienen un sustrato visceral profundo, cimentadas sobre
emociones, capaces de conmover a todo tipo de personas y generaciones.
Cien
años de soledad, no es la mejor novela de García Márquez, pero si un libro
imprescindible para entender la literatura del siglo XX. Nadie que se precie de
amante de la lectura puede omitir el encuentro con este libro. Si alguien
asiduo de este blog aún no ha acometido ésta labor le emplazo a hacerlo y le
garantizo unas horas de placer mecido entre los recursos geniales de este
escritor.
Hoy, fallecido rescato sus palabras:
“El escritor es un
hipnotista, debe de mantener hipnotizado al lector, no dejar que se le vaya en
ningún momento, engañándole con el péndulo de las palabras y las frases…”
Abre el libro y déjate hipnotizar.
Descansa en paz y gracias por tus libros.-
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Gracias por la reseña Javier, en un momento especial.
ResponderEliminarHe revisado mis notas y leí este libro en diciembre de 2007.
Normalmente hago una pequeña anotación de mis impresiones; en este caso fue muy pequeña, decía lo siguiente, aunque me da un poco vergüenza el confesarlo: Sin comentarios. No me ha gustado nada de nada, pero algo tendrá si le han valorado como para un premio nobel.
Tendré que intentarlo de nuevo, esta vez con más benevolencia, a ver si cambio mis impresiones, que veo que van a trasmano del común.
Comencé la reseña hablando de la dificultad del libro. Hay muchos lectores incapaces de traspasar las cien primeras páginas. Es una cuestión de juego narrativo. El autor te envuelve en una mezcolanza de realidad y fantasía extraña, compleja, ardua y si no te cautiva al inicio puede bloquear.
ResponderEliminarHe leído mucho sobre la gestación y sobre el autobiografismo de la obra y esto tambièn predispone. El efecto que produjo en insignes escritores y críticos es demoledor. Para demostrar la implicación del escritor con la novela, cuando mató literariamente al personaje del coronel deambulaba por la casa inconsolable hasta que se tumbó en una cama para romper a llorar durante dos horas ininterrumpidas.
Su mejor novela, en mi opinión y compartida por Gabo es El amor en los tiempos del cólera, que creo ya reseñaste.
Cien años es un libro que merece una segunda oportunidad.
Un abrazo.
"Cien años de soledad" :grande.
ResponderEliminarUn abrazo,
Patricia
Es tanto lo que se puede escribir de "Cien Años de soledad" que en la reseña sólo he querido hacer un pequeño recordatorio. En el club de lectura del Escorial se habló sin parar del libro. Yo me lo he leído, solo para la reunión, tres veces y tengo más de cien notas al margen.
EliminarUn abrazo
Cien notas... Me parece justo, una por cada año de soledad (broma)
EliminarUn abrazo,
Patricia
El haber sido seleccionado este libro para la reunión mensual del Club de Lectura me ha «obligado» a leerlo de nuevo, una segunda vez. Como ya dije en un comentario anterior, la lectura anterior me había resultado muy pesada, por lo que enfrentarme de nuevo a este libro se me hacía muy cuesta arriba.
ResponderEliminarPor ello, no he tratado de seguir la historia ni de colocar a los personajes en sus niveles familiares; me he dedicado a disfrutar de su fabulación extraordinaria, de la realidad confusa, de la gran fuerza expresiva del lenguaje, de sus frases redondas (que hay muchas) y en general de la construcción de ese mundo mítico de Macondo.
Solo así he podido leerlo de nuevo hasta el final.