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sábado, 23 de julio de 2016

Ángeles de granito, de Esteban Navarro

@EstebanNavarroS. Esteban Navarro Soriano es un escritor murciano, nacido en Moratalla en 1965. Su profesión es la de Policía Nacional y de ella obtiene numerosas situaciones para sus libros, bien por experiencias propias bien referidas por compañeros, a las que añade algo de imaginación para convertirlas en historias redondas. Hace algunos años fue el primero en acuñar la expresión «generación Kindle» para designar a los autores que aprovechaban la facilidad de la auto publicación y del fenómeno de los libros electrónicos para hacerse un hueco en el panorama literario. Cuenta con una decena de libros publicados, numerosos premios en diferentes certámenes y participa activamente en actos relacionados con su obra. Yo tuve la ocasión de contactar con él hace años en un «Getafe Negro» donde se habló de la corrupción en los estamentos judiciales y policiales, un tema jugoso e interesante cada vez más de moda. Uno de sus libros, «La noche de los peones» ha sido reseñado con anterioridad en este blog en esta entrada. Dispone de página web personal donde podemos obtener toda la información de su obra, así como numerosos enlaces a los actos en los que ha participado.

La historia transcurre en la España de 1975. La familia Heredia, compuesta por los padres Luis y Juana y los hijos Sandra y Martín, viven en Barcelona y son una familia obrera normal. Pero Martín tiene una enfermedad degenerativa en los huesos, «la peste de los huesos», que va acabando lentamente con su vida sin que se vea ninguna posibilidad médica de curación. Espoleados y ayudados económicamente por sus vecinos, se trasladan al Santuario de Torremesina, inaugurado por Alfonso XIII en 1919 en las inmediaciones del embalse del mismo nombre, ya que la madre es muy creyente y quiere pedir a la virgen, a la que se atribuyen numerosos milagros, alguna solución para la enfermedad de Martín. A bordo del Simca familiar se desplazan a la zona pero a su llegada les sorprende un aguacero que fuerza su detención cerca del barrio conocido como «Las casas de granito», un poblado donde residían los obreros durante la construcción del pantano. Solo una de las casas está habita por un anciano, Ezequiel, que les da cobijo y les atiende como si fueran su propia familia. La casa es un poco extraña y en la zona tienen lugar sucesos atmosféricos desmesurados y plagas al estilo de las bíblicas en Egipto. También las conversaciones entre Luis y Ezequiel van tomando derroteros algo mágicos. En la casa vive también Jazmina, sobrina de Ezequiel, una joven gitana hermosa que hace mucha amistad con Sandra. Entre sus profundas conversaciones surgen lecturas de manos que revelan a Sandra cuestiones familiares insospechadas que convulsionan su vida. La clave es que Martín va mejorando algo aunque «a medida que su hijo mejoraba del deterioro óseo, su marido (el padre) empeoraba del descalabro psíquico». Los días transcurren sin que la familia decida su vuelta a Barcelona. Quienes sí regresan en una escapada a Barcelona son Sandra y Jazmina, donde averiguarán cosas terribles y tardarán dos años en regresar, en los que habrán pasado una serie de sucesos que habrán afectado profundamente a todos. Todavía queda un giro espectacular final que sorprenderá al lector y para el que la trama, que no se puede desvelar, ha sido magistralmente preparada.

Literatura mágica con toques de fantasía no muy exagerados que recrean una atmósfera viva, en algunos momentos de terror, que atrapa al lector y le hace avanzar por las vidas de los protagonistas, unas vidas cercanas y verosímiles en un entorno extraño y sorprendente. Los hechos relatados en una prosa amena y ágil, aderezada de los diálogos justos, genera alguna mueca al principio pero van engarzando lentamente en una historia cuyo final deja sorprendido al lector, sin ninguna duda. No he leído todos los libros de este autor, pero este al menos no nos presenta historias policiales, sino humanas, de mayores y de jóvenes, de salud y enfermedad, de cordura y de locura. Un relato muy entretenido para el verano que nos pondrá ante algunas tesituras de la vida a las que tarde o temprano todos nos tendremos que enfrentar.

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