Enrique RODRÍGUEZ LARRETA, conocido como Enrique Larreta, Nacido en Buenos Aires, Argentina, en 1873, fue un escritor, poeta, dramaturgo, narrador y ensayista representante del modernismo en la literatura hispanoamericana. Miembro de una antigua familia aristocrática, añadió a ello el ser biznieto del presidente de Uruguay por la línea de su madre, lo que posibilitó numerosos viajes por Europa desde muy joven. Estudió Derecho e impartió docencia como profesor de historia. Embajador en Francia y en España durante la Exposición Internacional de Sevilla de 1929, visitó la ciudad española de Ávila y quedó prendado de ella, residiendo largas temporadas en las que entró en contacto con Miguel de Unamuno. Obsesionado por el Siglo de Oro y la historia en general de España, colaboró en publicaciones periodísticas de su época y estudió minuciosamente la historia española. Miembro de la Real Academia Española y de la Academia Argentina de Letras, público numerosas obras, entre ellas numerosos ensayos sobre la actualidad española. En España es mayoritariamente conocido por su novela que hoy comentamos «La gloria de don Ramiro. Una vida en tiempos de Felipe II», publicada en 1908 y que puede obtenerse libremente en varios formatos digitales en la web de «Proyecto Gutemberg» en el siguiente enlace. Con calles dedicadas a él en Ávila y Madrid, falleció en 1961 en Buenos Aires. Radio Televisión Española (RTVE) tiene una pieza dedicada a su biografía accesible desde este enlace.
Bien se dice que en una buena olla puede hacerse un mal cocido.
Toda altivez era funesta y el mismo silencio no era seguro.
El relato de la vida de Ramiro desde su más tierna infancia hasta su final en tierras criollas. Diferentes vicisitudes y sucedidos jalonan la vida de este personaje de ficción en la época de Felipe II, desde sus primeros días en Ávila o correrías por Toledo y Córdoba. De llegar a ser caballero a ver comprometida su sangre por su posible padre de ascendencia árabe, de épocas de esplendor a faltarle el alimento o vivir como anacoreta, los muchos y diferentes cometidos de Ramiro muestran al lector una visión muy completa de la sociedad española de la época.
Estamos ante una reconstrucción bastante minuciosa de la vida en la España del siglo XVI. El lenguaje empleado por el autor, casi de la época, presenta un gran preciosismo y musicalidad y aporta numerosos vocablos que serán desconocidos para el lector obligándole, si está interesado, a acudir en numerosas ocasiones al diccionario y aun así no encontrará algunas palabras cuyo significado tendrá que deducir por el contexto o acudiendo a internet. Las descripciones de personajes y situaciones son de un realismo muy cuidado dejando numerosas pistas que permiten formarse una idea muy cabal de la época. La novela se leería de un tirón si no nos detenemos en los mencionados guiños al diccionario o en tomar notas de frases y vocablos, abundantes por doquier, que pueden representar un placer para lectores interesados ─es mi caso─ o un dolor para quienes no lo estén. En todo caso, si se tiene curiosidad anticipada, o si no se va a leer el libro, por algunos de los términos empleados y su significado, puede consultarse la relación de 204 de ellos al final de la entrada «EXORNAR» del blog amigo de sensacionesinciertas.
Para Vargas Orozco los hombres eran comparables a vasijas de barro, las cuales no valen sino por lo que guardan, y que, una vez que se impregnan de una materia corrupta, conviene destruirlas y hacer otras nuevas.
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