Ahora que están de moda autores de novelas negras o policíacas, tales como Mankell o Larsson, viene bien un reencuentro, en mi caso inicio, con las frescas historias de un autor español, Lorenzo Silva. Sin tanta profundidad en la construcción del andamiaje y en el desarrollo de la trama, pero con más hincapié en los personajes, no exento de gracia, el desarrollo de esta novela da para pasar un rato agradable al ir recreando escenas de lugares conocidos del territorio patrio.
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La pareja de investigadores de la guardia civil, el sargento Rubén Bevilacqua, psicólogo metido a benemérito, y su ayudante la número Virginia Chamorro nos transmiten sus andanzas y sensaciones en la investigación de un crimen cometido en la Alcarria aderezado con historias de prostitución, chanchullos municipales y retratos de personajes de la España profunda.
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Se lee de un tirón y al menos uno se queda con la tranquilidad de haber iniciado la cuota de lectura de autores de casa, para compensar tanto sueco o americano.
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