A lo largo de sus 304 páginas en la edición impresa o algo más de 107.000 vocablos en la electrónica, el texto es un recorrido por la historia de España desde sus orígenes hasta la más rabiosa actualidad hace pocos meses. Desde sucesos del pasado reciente, como entre otros y que recuerde en estos momentos, la Guerra Civil, la bomba atómica de Palomares, la transición a la muerte de Franco, las apariciones de la Virgen en El Escorial, el Prestige, la «liberalización» a finales de los 90… hasta el «los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades» y todo lo que esto supone en la actualidad, no falta comentario y opinión con su punto de vista con el que podemos coincidir o no pero que en todo caso nos dará que pensar si nos queda algo en la mollera para cuestionar tanta ignominia, tanta mediocridad y tanta hipocresía cuando no falsedad o mentira manifiesta que nos rodea y especialmente procedente de aquellos que deberían cuidarse del bien común general, del bien de los ciudadanos, de su presente y su futuro y no de intereses personales o empresariales en beneficio propio o de su grupo de amiguetes.
Poco hay que comentar. Lo único es recomendar su lectura en pequeñas dosis para evitar el atracón de tanta información como contiene, mucha de ella sabida pero que no conviene olvidar y viene bien recordar y tener presente. Como digo, un libro para volver sobre él entre lecturas de otros porque de un tirón puede llegar a cansar, no porque sea malo que no lo es, sino por su contenido.
No quería hacerlo porque es muy difícil decidirse por algunas, pero aquí van algunas frases rescatadas de su contenido
El triste presente que nos ha tocado vivir pasa por la judicialización de la política.
Hemos asimilado lo impresentable. Damos por bueno lo inadmisible. Hemos caído en el conformismo. Legitimamos con la pasividad el latrocinio, la prevaricación y el uso de lo público con fines espurios.
Entrégame tu voto, que haré en tu nombre lo que a mí me dé la gana.
Parafraseando al presidente podemos decir que es inocente de todo, salvo de «algunas cosas». Y deben de ser esas cosas las que le mantienen unido al recluso en un compromiso que no se explica ni a través de un plasma.
España tiene una deuda con ellos, con todos los que yacen en las cunetas, junto a las tapias de los cementerios y en los olivares, en fosas comunes, por luchar por la libertad. Fueron asesinados a causa de sus ideas y constituyen el mayor testimonio de vergüenza de la humanidad, todavía, ochenta años después de aquel infame golpe de Estado que muchos cargos electos aún se niegan a condenar.
Hasta aquí hemos llegado.
Original, cáustico, sagaz y valiente. Un personaje necesario en un momento histórico de nauseabunda mediocridad y cobardía. He leído alguno de sus artículos de prensa y nunca me han dejado indiferente. Me apetece acercarme al libro pero tanta deleznable actualidad puede ser contraproducente.
ResponderEliminarGracias como siempre. Un saludo.