La novela empieza de forma directa y contundente. En menos que canta un gallo, pero a la hora de la siesta en un día de especial calorina, mientras todo el mundo dormita, Carlos Sastre entra sigilosamente en la vecina casa de un juez retirado y le degüella. Al contrario de otros relatos, que mantienen la intriga hasta el final sobre quién es el asesino, aquí lo sabemos desde el primer momento, pero desconocemos sus motivos, que no se conocerán hasta los párrafos finales. El asesinato ha sido un pronto poco premeditado y las precauciones tomadas por su ejecutor, con ser minuciosas, se van revelando como no suficientes a medida que pasan los días, los muy pocos días que dura la acción, a pesar de disponer de una insuperable coartada.
Ambientada en la época de verano en un pueblo de la costa cantábrica, las relaciones entre la colonia veraniega y los lugareños se enturbian a raíz del asesinato. La jueza local, Mariana de Marco, protagonista de otras novelas del mismo autor, tiene el pálpito de que el ejecutor del acto se encuentra muy cerca y así lo manifiesta a su secretaria del juzgado y algunos de sus conocidos. Entre intuiciones, investigaciones, sospechas y algunos detalles derivados de interrogatorios oficiales y oficiosos a miembros de la colonia veraniega y sus empleadas del servicio doméstico, la abogada convertida en jueza va atando cabos y estrechando el círculo. Los veraneantes ven peligrar sus vacaciones y generan toda clase de comentarios y elucubraciones en sus reuniones e incluso alguno de ellos propone dar caza al buscado, para zanjar el asunto y poner seguir con sus vacaciones plácidamente.
Carlos es un solterón de buena posición perfectamente integrado entre los asiduos de la colonia, pero que esta ocasión encuentra su media naranja y empieza un amor apasionado justo cuando sus pensamientos no le dejan vivir y empieza a ver visiones por todos lados, producto de su permanente intranquilidad por el acto cometido. Algunas reflexiones de la novela me parecen interesantes, como cuando manifiesta que matar a una persona es evitarle alegrías futuras pero también las penas que pudieran sobrevenirle.
En resumen un relato agradable, sin muchas pretensiones, para el verano, que mantiene la intriga hasta al final y que reproduce con ironía situaciones entre buscadores de felicidad veraniega y lugareños que los necesitan pero los odian al mismo tiempo. En mi opinión, creo que se podía haber sacado mucho más partido al relato si el autor no nos hubiera mostrado al asesino desde el primer momento.
La saga de la jueza Mariana de Marco ha continuado con, 'La muerte viene de lejos', 'El cadáver arrepentido', 'Un asesinato piadoso' y 'El hermano pequeño', último libro publicado en 2010 y que ha recibido el premio Torrente Ballester de novela 2010.
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